Dos acontecimientos ocurridos en el mismo escenario dibujan la irrupción del pobrerío en la capital mercantil del Plata:
El primero fue dado por aquella irrupción de los caudillos del interior, cuando el gauchaje ató sus cabalgaduras a la Pirámide de Mayo.
El segundo fue dado el 17 de octubre de 1945 cuando los manifestantes que pedrían la libertad de Perón, aliviaron sus fatigas refescándose los pies en la fuente de la Plaza de Mayo.
Registramos en su momento dos placas sobre este último acontecimiento, fue al conmemorarse los cincuenta años de aquel 17, cuando ya -en plena época menemista- se contrariaba el origen doctrinario del partido de Perón.
Pero las muestras están aquí. Cómo un golpe lapidario a los olvidos del presente: las dos inscripciones, y la foto que reflejó la historia.
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