Hoy desperté recordándolo. Había tenido noticias de su delicado estado de salud cuando Daniel Lizardo, que lo acompañaba unas horas en el Hospital de Río Grande me alertó sobre su estado. Por Cordón Cuneta hicimos del hecho una noticia para que se acercaran los que lo querían y valoraban, y recibieran de él su bendición. La situación se complicó: Terapia intensiva, ACV..
Con sus 93 años no podía vivir más.
Nos habíamos conocido en el verano de 1982 camino a la Antártida. Él era párroco en Ushuaia, y yo un periodista afortunado por la experiencia. En bahía Paraiso celebró misa a bordo del ARA Buen Suceso, fue la última vez ue oficié de monaguillo.
Juan Ticó fue un hombre que confió en mí.
De el hablamos con Miguel Vázquez en una cena, el pasado viernes, ahora tengo para trascribir un diálogo entre Miguel, y el sacerdote...
Reportaje realizado en octubre de 2000
salesiano de corazón
Juan Ticó es un Sacerdote de la Misión Salesiana de Río
Grande, que lleva más de 51 años dando la Santa Misa. Se desempeña como
Director del Museo Monseñor Fagnano del que es artífice en casi su totalidad.
Maestro, taxidermista, historiador, museólogo, pintor, son algunas de las
actividades que lo definen, denominaciones con las que no se siente muy cómodo
porque dice que él lo hace de afición. El Padre Ticó es un salesiano que reivindica
a los antiguos dueños de esta tierra -los aborígenes- y se emociona al hablar
de ellos.
¿Usted vivió su infancia en Puerto Santa Cruz?
Estuve en Puerto Santa Cruz hasta los 13 años en que me vinieron
ganas de hacerme salesiano, entonces me fui a estudiar a Punta Arenas en el año
1933, en aquel tiempo no había secundario en ninguna parte, Punta Arenas tenía
30.000 habitantes, por eso conocí a muchos misioneros, a muchos indios también.
¿Cómo es que siendo tan chico decidió ser salesiano?
Estudié en un colegio salesiano, el primer inferior lo
hice en la Escuela Provincial, nosotros eramos siete hermanos -4 varones y 3
mujeres- y nos mandaron al Colegio Salesiano de Santa Cruz y empezó a gustarme
la carrera de salesiano, me gustaba estar con los chicos, y en Punta Arenas
estudié en el Colegio Don Bosco, había otro chico de Puerto Santa Cruz, otros
de Gallegos, había otros que habían venido de Polonia, entonces se llamaba
Aspirantado -porque eramos aspirantes a ser salesianos- allí estuve tres años,
después de eso ya viene la Vestición, que es cuando nos ponemos la sotana, yo
tenía 15 años cuando me puse la sotana, eso fue en Río Gallegos, justo venía el
Primer Obispo, que fue Monseñor Esaldi, que era Obispo de Viedma y la Diócesis
llegaba desde Viedma hasta Ushuaia y la Antártida, él fue el que me puso la
sotana, siempre se nombraba un padrino y una madrina, mi padrino fue el célebre
Gobernador Gregores y la madrina la señora, después me fui a Fortín Mercedes
para hacer lo que nosotros llamábamos el Noviciado que es un año, y después de
eso hice el Normal para estudiar de maestro, y una vez que me recibí de maestro
volví para dar clases, al principio en Río Gallegos, después estuve en
Deseado, después estuve en San Julián, en Santa Cruz, y después ya me fui a
estudiar a Córdoba los últimos 4 años la Teología que le llamamos, me ordené y
vine a cantar la primera misa en Puerto Santa Cruz.
¿A dónde lo mandan después?
A San Julián, estuve en San Julián en dos períodos, en Deseado
estuve también, en Santa Cruz estuve de director, en Ushuaia estuve seis años
de director y párroco.
¿Cuándo tiene su primer contacto con Tierra del Fuego?
La primera vez que vine a Tierra del Fuego fue en 1934,
pero llegué a Porvenir, no pude venir a Río Grande, cuando estaba en Punta
Arenas cruzamos con un barco que se llamaba El Patagonia, pasamos dos meses de
vacaciones en el colegio salesiano de Porvenir, y a Río Grande vine por
primera vez en 1952, sólo que vine para predicar, lo que nosotros llamamos
ejercicios espirituales, después ya en Fortín Mercedes me dediqué a embalsamar
y todas esa cosas, allí había un Museo y allí había un Padre que embalsamaba
muy bien y un día le dije que me gustaría aprender, me habían mandado a barrer
el Museo, pero el Museo siempre me gustó, aprendí a embalsamar y estando en
Deseado el director de acá me estaba haciendo los trámites con el Inspector
para que me viniera acá sin que yo supiera, yo quería venir, mi padre tenía la
estancia El Baile en Santa Cruz, cerca de Piedrabuena, tenía siete leguas de
campo, y desde chico iba al campo y me gustaba esa vida, por eso quería venir
acá, me mandaron para empezar a embalsamar animales para el Museo que recién
estaba comenzando y he realizado toda la colección de animales que hay acá,
menos el tatú carreta que me lo mandaron embalsamado, el oso hormiguero era de
un circo, se murió en Ushuaia y me lo trajeron acá.
¿De qué año hablamos cuando se viene a quedar a Río
Grande?
De 1974, estuve hasta el 77, en el 78 me mandaron de director
y párroco a Ushuaia, lo primero que hice fue cambiarle el nombre al colegio que
se llamaba San Benito, muchos creían que no había colegio salesiano por el
nombre, entonces yo dije hay que cambiarle el nombre, primero averigüe porqué
le habían puesto San Benito, un barco de los Pérez Companc que habían comprado
en Norteamérica llevaba ese nombre, y la inspectora estaba con el Padre que
había fundado el colegio y no tenían nombre todavía y le preguntó qué nombre
le iban a poner y no sabían y la Inspectora del Gobierno mira por la ventana y
vio el barco en el muelle y dijeron que así le iban a poner, no es un motivo
válido, averigüé si le podía cambiar el nombre y me dijeron que sí y le puse
Don Bosco, me pasé allí las dos guerras, con Chile y la de Malvinas, luego de
seis años me mandan a San Julián nuevamente donde estoy 4 años y luego
nuevamente a Río Grande, porque querían hacer crecer el Museo y desde el año
1989 estoy acá.
El Museo tiene un gran aporte suyo.
Todos trabajamos acá, esto se hizo con el personal de la
escuela, yo me dediqué más que nada a organizar, hice excursiones a Policarpo,
lo hice durante 3 años, la primera fue en el año 75, íbamos a caballo cuando no
iba nadie, un año paré en la estancia de Policarpo, lo único que había eran
cuatro chilenos, al año siguiente volví y les pregunté si había ido alguien y
me dijeron: ‘no, usted fue el último’, en todo el año no había ido nadie, de
aquí iba el Dr. Bicht para la sanidad de los perros y yo iba con él, y fui
juntando todo ese material que hay en el Museo, todo lo que hay de indios.
¿Se está perdiendo esto de la taxidermia en el país?
Sí se está perdiendo, había en Buenos Aires un Instituto
Superior de Taxidermia, yo era muy amigo del que lo hizo -Gallardo- pero él se
enfermó y quedó el ayudante pero luego se perdió, ahora hay taxidermistas en
los Museos, pero gente que se dedique no hay, yo puse un muchacho que está
trabajando en la escuela y está aprendiendo, le gusta mucho, y él le está
enseñando a los chicos, hay que ser un poco artista para hacerlo para poder dar
las formas reales, la técnica es fácil, se le hace un tajo al animal, yo lo
hago en la parte de arriba, no en la parte del pecho como dicen los libros,
porque allí es más difícil de tapar, se le saca todo el cuerpo, se deja nada
más que el cráneo, los huesos de las patas y de las alas, hay que limpiar bien
el cuero y sacar toda la carne, si queda algo se pudre y pierde las plumas, se
hace un armazón con cinco alambres, uno atraviesa toda la cabeza y sale por la
cola, a ese se le hace una vueltita en el medio, dos alambres vienen de las
patas y se unen en ese lugar y dos alambres de las alas, con esos alambres se
hace el armazón, tiene que ser alambre dulce para darle la forma, se deja el
cráneo pero hay que sacarle los sesos, la lengua, los ojos, luego que está
hecho el armazón hay que ir rellenándolo con yeso, con algodón y se unta con
una pomada a base de arsénico que es muy venenosa.
¿Cuánto tiempo lleva embalsamar un animal?
Por ejemplo una gaviota que tiene la piel bastante gruesa
puede llevar una semana aproximadamente, porque después que está terminada hay
que vendarla para que las plumas se vayan asentando, se vaya secando y no se
deforme.
El Museo también cambió de nombre.
El Museo se llama Monseñor Fagnano, yo le cambié el
nombre, cuando llegué se llamaba Museo al Padre Bueno, porque los indios a
Fagnano le llamaban el Padre Bueno, y cuando venían turistas me preguntaban
‘¿quién es el Padre Bueno, es usted?’, ‘que voy a ser yo’ les decía, entonces
dije le vamos a poner directamente el nombre de Museo Monseñor Fagnano, y acá
no le pedí permiso a nadie.
También le gusta pintar.
No soy pintor, soy aficionado a la pintura, me gusta
pintar paisajes, pero reales, no me gusta el paisaje moderno, el dibujo tipo
cubismo, eso no me gusta, pinto en óleo, acuarela, antes pintaba tempera, ahora
pinto poco, el último lo pinté en 1995, y no lo hago porque no tengo tiempo.
¿Se ha encariñado con Río Grande?
Sí, me encariñé con Río Grande, soy de Santa Cruz, pero me
encariñé de Río Grande, cuando me mandaron a San Julián añoraba volver, de
todos modos cuando me cambian de un colegio a otro yo trabajo como si no
hubiera pasado nada y me encariño con ese lugar. Yo conocí Río Grande cuando
tenía 3.000 habitantes, más del 90% eran chilenos, se conocían todos, si había
una fiesta venía todo el pueblo, luego vino mucha gente del norte, muchos de
ellos muy religiosos y gente muy afecta a la obra de Don Bosco, pero cambió
mucho el ambiente, yo a la gente le digo que la Tierra del Fuego es muy
acogedora, un ambiente muy sano todavía comparado con las grandes ciudades
-aunque ya hay droga también acá-, les digo que sigamos manteniendo esto y que
siga siendo un centro de atracción turística, que sigamos dando el mensaje de
gente buena, los indios eran gente buena, los hicieron malos porque los persiguieron
y los mataron, ellos eran gente buenísima, acá venían indios trayendo náufragos
para que en la Misión les dieran mantas y abrigos, el indio era bueno...
Ficha personal
El Padre Juan Ticó nació el 20 de octubre 1919 en Puerto
Santa Cruz, en lo que en su momento era la Gobernación de Santa Cruz.
Su sueño es poder traer a sus compañeros de Ordenación que
sobreviven para la inauguración del Templo de María Auxiliadora que se va a
realizar el próximo 11 de noviembre de este año, inauguración que contará con
la presencia del Nuncio Apostólico, obispos y sacerdotes.
2 comentarios:
Hola Mingo,
Lindo recuerdo el que publicaste. Como sabés, soy de Buenos Aires, y suelo leer sobre historia fueguina. Sobre el Padre no había leído nada específico, pienso que en tus libros debe de haber algo, aunque sí había escuchado sobre él. Así que me resultaron datos novedosos para mi los que describís. Gracias por compartirlos y saludos desde la calurosa Bs As,
Hernán.-
Hola! que buen relato, el padre Juan Ticó era tío de mi padre.
Tengo lindos recuerdos de él a pesar de que lo conocí mientras solo era una niña. Con mi familia visitamos un par de veces la Misión y recuerdo haber visitado el museo, ir a la sala donde proyectaba las películas de los selknam y a él haciendo una especie de narración dramatizada para divertirnos. Creo que ahí empecé a interesarme por las culturas indígenas. También recuerdo los actos de magia que hacía cuando lo visitamos o cuando él nos visitaba en Punta Arenas, recuerdo una en partícula en la cocina de mi casa en la que sacó una cajita con sus implementos de magia.
Cuando nos quedamos alojando en la Misión todos nos trataron muy bien, recuerdo las habitaciones con camarotes y colchones de espuma. Recuerdo comidas con mucha gente amable. Pasear por los huertos y ver la parte de los quesos y los pollitos (y cuando tomé uno con nervios y se me cayó el pobre...jaja), y cuando jugábamos con mi hermana y paseábamos por el cementerio. También tengo recuerdos del padre Zinc, él me ofreció el primer mate que tomé en mi vida, era amargo y no recuerdo si me gustó (diría que no).
En fin, lindos recuerdos gracias a tu relato. Siento que pude recordar su voz que estaba guardada por ahí en algún lugar de mis recuerdos.
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