El Cristo de la hermandad...


La salida norte de Río Grande muestra como una dominante de su paisaje costero la figura de un Cristo, de 18 metros de alto, construido en lenga. Tal vez no todos se detengan a persignarse ante él, pero si existe consenso de dar ayuda al viajero. En unl ugar cercano a la rotonda donde se encuentra perdió la vida el recordado José Zink, el Cura Gaucho, en un accidente automovilístico. Pero este Cristo no mira hacia se lugar.


De la primer imagen tomada un extraordinario día de calor, extraordinario para el verano fueguino, pasamos a esta otra toma nocturna. Se produce un delito, un robo, y todo lo sustraído se encuentra al pie del mismo. Sabido es que las Escrituras hacen mención que Jesús muere entre dos ladrones, pero solo uno se arrepintió, parte de esa conducta habrá tenido el anónimo delincuente que dejó su ofrenda.


Luís Sissara fue el artesano que llegó del litoral con su habilidad, su compromiso y su fe. Su proyecto de levantar Cristos de la Hermandad viene de lejos y se ha desarrollado en diversos pueblos. La idea nada tiene que ver con la célebre competencia automovilística de "La Hermandad", aunque se haya difundido esta versión en algunos círculos menos informados sobre lo religioso, más informados sobre lo tuerca.


El Cristo tiene que aclimatarse, lo han levantado en las proximidades de una barriada con buen poder adquisitivo. Pero el  invierno se ha ensañado con él, sin la menor compasión. Santiago José Politano ha sido testigo de esos momentos en que el sol con alcanza a deshielarlo.


Hubo unos días primeros en el la Comunidad Indígena Rafael Isthon facilitó el espacio para su construcción. Entonces fue objeto de devociones como las que se perfilan en los carteles que lo acompañan. De esos días tenía buena memoria Condorito Andrade, que cubrió periodìsticamente lo que se iba viviendo, para LRA 24, y nos ayudó a recordar.


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