El año 1995 vino a la luz una historieta que responde a la
creatividad de Celedonio Díaz, en su condición de guionista.
“El Chele” venía del canto patagónico, de la interpretación
de los sentires de la gente de campo de la zona cordillerana, de un peregrinar
por este sur –incluyendo un intento de radicarse en Río- y avanzaba hacia
importantes producciones históricas sobre el ayer, entre las que no podemos
dejar de mencionar Esquel: Memoria y testimonios de un pueblo centenario y
1937: El desalojo de la tribu Nahuelpan.
¿Quiénes son Calendario y Pichimil? Un trabajador rural
patagónico y una mulita.
Ambos son presentados como “Interesados rurales”, e
interactúan en las viñetas del par de publicaciones que atesoramos tratando de
superar los conflictos de uno de otro con las habilidades propias del lenguaje.
Calendrio cargando las voces propias del gauchaje, y su
articulación idiomática, y el Peludo componiendo su relato desde un lenguaje
culto.
El primero de los números identifica como dibujante a S.Mansilla,
quien logra un trazo firme y eficaz en la composición de la narrativa
historietil; ya para el segundo número aparece Raúl Colinecul quien desarrolla
viñeta a viñeta en medio de una fragilidad expresiva.
Las temáticas tienen la dimensión de lo local, pero tanto el
peludo como el humano rondan en muchos momentos el espacio de preocupación en
dimensiones más amplias, como cuando expresan sus preocupaciones por el
accionar de los extranjeros en la regios.
Calendario y Pichimil contaba con el auspicio gubernamental,
en cuyas imprentas vio la luz.
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