Recuerdo que hubo
un tiempo que los chicos mas lindos del colegio se pusieron de acuerdo para
bailar con las mas feas, las peor vestidas.
Dicen que había una
apuesta atrás de este hecho, ganaba el que tenía la compañera más deprimente.
Pero de pronto ocurrió algo extraordinario:
esas chicas comenzaron a expresar una alegría sobrenatural, imposible de ser
emuladas por la natural felicidad de las más bonitas.
Y que había pasado:
se dió un reconocimiento, de por si muy estimulante. Entonces la reina del
colegio tuvo una ocurrencia, algo no permitido entonces: le quitó su fea a uno
de los bonitos y comenzaron a ensayar esos pasos que solo se veían en la
televisión.
¡Como reían todas!
En otro tiempo
también se habrían besado.
Los lindos tardaron
en reaccionar pero al final bailaban entre ellos, amariconeándose... muy
divertidos.
Todo esto que pasó
ocurrió como les digo.
Y como se los digo
yo también lo podrían decir algunos de los otros feos como yo. Que no
conseguimos bailar ni con las feas, ni con las lindas, y no nos atrevimos a
bailar entre nosotros.
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