Justo con el comienzo de la Fiesta del Arbolito más grande de Argentina comencé la lectura de este libro en el cual se analizan particularidades de los fueguinos de hoy, de ayer.. y tal vez de siempre.
Su temática es amplia, pero no totalizante, pese a ello es
raro que alguien que lo lea se sienta excluido del quantum literario que
desarrolla el autor.
En sus grandes enunciados no se hace referencia a la
búsqueda de definir una identidad fueguina, pero hace indudablemente un
importante aporte.
La primera alusión al carácter de Aguafuertes nos lleva a la
producción cotidiana de Roberto Arlt volcaba su mirada porteña sobre el
universos de singularidades que estaban a los ojos de todos, esos temas sobre
los cuales en algún momento se había hablado, o sobre los cuales podría pasar a
tomarse posición.
Pero en tanto Lalo descubre su militancia política es que
comenzamos a verlo como la obra de un polemista, de esos que aunque trabajaron
para su presente en el escenario nacional, proyectaron de futuro sustancia de
argentinidad.
La isla tiene sus singularidades. Hace más de cuatro décadas
comencé a conocerlo a Díaz en la cotidianidad de los encuentros en la U.N.Eva
Perón, donde junto con su padre rompían silencios para describir el que se
debía hacer ante lo que estaba pasando. Y descubro a ahora en que si bien
siempre supe que estaba entre nosotros, no recuerdo habernos vuelto a
encontrar.
De allí que a la madurez de sus escritos le coloco su rostro
juvenil, ese que perdura en mí como parte de una renacida JP.
Pero en aquel momento todos estábamos de ida, y hoy –lo redescubro
al leer este libro- y estamos de vuelta.
Seguir la vista sobre la pequeña letra de este volumen que
salió de imprenta hace algo más de dos años canceló toda otra lectura. Y causó
algunos desvelos. Es que resulta difícil sentirse excluido del objeto de
estudio en que nos hemos convertido, a sus ojos, los que estamos aquí, con su
para que estamos aquí.
El libro trasunta algunas picardías, como es la continua
inclusión al lenguaje popular, a las construcciones culturales en esta era de
masas, lo que nos lleva a caer en un andarivel narrativo, sobre todo al ir finalizando
cada uno de los capítulos.
Artículos dice él.
Aguafuertes está en la historia, se sumerge en ella, pero en
ella no se hunde. Con lo que no va haber mayormente fechas o identificación de
protagonistas, tal vez una buena forma de salir a flote.
Tal vez lo que tanto tardé en encontrarlo, podrá revertirse
en ustedes a partir de este comentario que pretende ser motivador.
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