Temblorosos pininos periodísticos.




Hace cuarenta años, un 15 de junio, temblaba la isla. Y yo no tenía otra ocurrencia que escribir en la revista del colegio Don Bosco una crónica de las impresiones del momento.

Escondiendo el lápiz colorado de las correcciones, el Mingo de hoy se encuentra en el Mingo de entonces


SE MUEVE LA TIERRA


Hoy por la mañana a eso de los ocho y un cuarto me desperté desconcertado, antes la escasa luz reinante puede ver que mis zapatos estaban bailando el mambo. La casa estaba frenética, había temblor.

Comenzó primero con la iluminación total en las casas (de las calles ni soñar…) y luego un desfile incesante de vehículos repletos de gente, perros y niños, todos en paños menores que deambulaban rumbo a no se donde.

El pánico cundió.

Una vecina gritó espantada cuando vió las zanjas que pululaban por las veredas desde hace mucho tiempo. -¡Se está partiendo la tierra!

Al poco rato un nuevo remesón arremetió contra nosotros, era el carrero del barrio que en pijama, rastra y boina vasca dirigía su nave rumbo a lo desconocida, mientras su esposa y el “cabro” chico apenas sostenían al televisor.

Volvió a temblar. ¿Increíble! Con el temblor los borrachos caminaban derechos.

Pensé en el lío que se armaría sí en la tarde temblar en el colegio.

Y mientras mi máquina se sacude al escribir veo que la actividad cotidiana torna a la normalidad, dejo mi último proverbio:

“No todo lo que se mueve es temblor”. Y lo dijo Galileo

Anne Chapman en carta a Virginia Choquintel.

Una situación digna de recordarse es la identidad del afecto que la antropóloga recientemente fallecida sintió por los nativos con los cuales departió la memoria originaria.

Una prueba de ello la da este correo frustrado en el que formé parte y que me permitió al tiempo la muerte de Anne descubrir estas intimidades.

Comenzaba 1999 cuando recibí la visita del escritor Cristian Aylwin. Venía de Santiago de Chile buscando conocimientos y vivencias que le permitieran abordar una nueva obra, centrada en alguna medida en los antiguos fueguinos. Para eso debía contactarse con personas, y visitar lugares. Lo acompañamos en algunos tramos de su experiencia. Pero hubo un capítulo que no se pudo cumplir: entregar un envío para Virginia Choquintel, última fueguina de padre y madre selknam, que por entonces se encontraba asediada por la dolencia el 2 de junio de aquel año terminó con su vida.

Patricio dejó en mis manos cumplir con su entrega, y como la misma no se dio en una futura visita a Río Grande de quien la remitió acudí a devolvérsela. Pero entonces Anne no quiso recibirla, eso era para ella, para ella. Y como ella ya no estaba para entregársela quedó en mi poder.

Por un lado había un regalo elocuente: un bolso de tela. Por otro lado un sobre cerrado. Durante muchos años siguió así en una de mis cajas sobre los Onas, hasta que se dio esta circunstancia final allá en París.

Entonces, dialogando en la radio me recordé de lo olvidado, y acudí a abrir la carta que ya no tenía ni remitente, ni destinatario.

Encontré en el bolso un cassette con la grabación de la conferencia de Chapman navegación, que se dio cuando presentaba su libro sobre la Isla de los Estados. Y el sobre que abierto mostró la cordialidad de la remitente.

La carta a Virginia

Santiago de Chile.

17 de febrero de 1999.

Querida Virginia.

Espero que estés muy bien, así tu tu esposo y perrito. Te mando muchos saludos con el joven amigo Cristian Aylwin que te entrega esta nota y la bolsa.

Estoy en Santiago preparando la publicación de algunos libros.

Vuelvo a Buenos Aires en 2 días, pero ahora no puedo venir a Río Grande. Espero venir a fin de año o el verano próximo.

Sentí mucho la muerte de don Segundo, amigo de tantos años. Ahora sólo queda vos para recordar los paisanos onas que conocí y tanto quería.

Puedes comunicar conmigo por Mingo Gutiérrez y yo le pediré noticias tuyas.

Te m ando esta foto como un recuerdo.

Con mucho cariño.

(firma) Anne Chapman.

La comunicación sale cuando ya Nino, el marido de Virginia, ha fallecido. La alusión al perrito habla de la debilidad que tenía Virgina por los animales, a los que en algún momento llevó en gran número a su casa. Se refiere también a Segundo Arteaga, ese gran referente cultural que la esperaba a Anne, siempre con cariño. Y lo que pueda descubrirse entre líneas.

Las fotos.

La primera dice al dorso: 16 Feb. 1999. Para Virginia. Con mucho cariño.

La segunda es una postal, que tal vez estaba destinada a despertar sonrisas en su amiga ona, por la situación del perrito: “Querida Virginia. También te mando esta foto del cacique mapuche con su perrito, tan lindo”.

Virginia, huérfana, había crecido entre las Hijas de María Auxiliadora, alejada de la cultura de sus ancestros, y después vivido humildemente en San Isidro, Provincia de Buenos Aires. Su relación an Anne no se fundamentó en una condición de informante, fue una corriente de afectos que pese al conocimeinto tardío pudo convertirse en amistad.

Anne Chapman y los Hijos de la Muerte (*)

UNO

Los tolupanes de la Montaña de la Flor, aun los actuales, se sirven de dos pruebas para “saber todo”. Una es la prueba de la “canilla” (la pierna= y la otra de la cabuya (lazos o hilos). No pude averiguar si antiguamente estas prácticas eran secretos reservados a los punak-panes. En todo caso, desde hace ya muchos años la prueba de la canilla podía ser practicada por cualquier persona, y la de la cabuya por los hombres, empero la mayoría de los hombres nos sabían practicarla y ninguna mujer podía hacerla.

Consideraba n la prueba como medios que permiten predecir acontecimientos de la vida cotidiana; averiguar dónde ubicar los animales de caza y los objetos perdidos; informarse del desenlace de un proyecto y de las consecuencias que se producirían si ciertas intenciones o deseos se realizaran. El enamorado consulta a una mayor para que le haga la prueba de la cabuya, esperando saber si una muchacha daría su consentimiento9 a su propuesta amorosa, si ella sería una buena esposa, etc. La prueba de la canilla tiene lugar cuando uno, en su camino, tropieza fortuitamente con un pie o los dos sobre un obstáculo. Este incidente trae como consecuencia la reconsideración de lo que la persona iba a realizar o de lo que estaba pensando en este momento, Alfonso me explicó “la canilla siente cuando me va a pasar una cosa”. Se trata de una advertencia que proviene de Tomam. Tropezar con los dos pies es un signo de alerta que indica que nos e debe continuar el camino. Como por ejemplo, no ir a cultivar, o a cazar, o a visitar a alguien, etc. No se limita sin embargo, a dar indicaciones de tipo negativo. Si uno tropieza con un solo pie, esto quiere decir que la pierna está señalando la dirección que hay que tomar; o sea de ir a la derecha o a la izquierda, en la dirección opuesta al pie que tropieza. Veremos por lo demás que se trata también de informar a la persona sobre un acontecimiento futuro.

En un sentido estricto, la prueba de la canilla no es una práctica pues consiste solamente en la interpretación de una tropiezo, un estremecimiento, una contracción nerviosa en una o dos piernas, o la parte inferior de ellas, la “canilla”.


DOS

¡Qué sabemos de Anne Chapman?

Lo que ella sabía de nosotros. En parte.

Con su muerte se esfuma la posibilidad de conocer mucho más de su existencia, ella que esencialmente vino hacia nosotros para rescatar del aire las voces de los fueguinos originarios. Ella que parecía cabalgar sobre dos mundos: este el de los antiguos selknam, y el otro de la elaboración académica de sus prospecciones.

Pero había otro mundo, cercano al fueguino: el de los Tolupan-Jicares de Honduras, sobre los cuales volcó con similar afán que a nuestros nativos su espíritu curioso, indagador pereminzante.

De allí estos escritos que rescatamos junto a su evocación.

La gringa aquella que nunca dejo de visitarnos, por mas que sus informantes fueran muriendo, la mujer aquel de varias culturas -¡tan plural en todo!- que en su última visita anunció que enviaba de regado a Evo Morales la última de sus publicaciones.

Esa mujer que siempre miró el futuro, donde sabía que estaba la muerte, pero donde también sabía que estaba la vida.

Porque un mundo que no sirve para la muerte, tampoco sirve para vivir en él.


* Anne junto a Hermenegildo y José de los Ángeles Martínez en 1959, en foto tomada por Alfonso Martínez, su principal informante en esa cultura.

Para la historia y la naturaleza del norte fueguino.

EL Decreto 2087 de 1983 estableció que La Misión de Nuestra Señora de La Candelaria, en sus tres edificios históricos: la iglesia, la casa de los salesianos y de las hermanas, fuera considerado Monumento Histórico Nacional. Pasarían varios años hasta que en 1999 otra disposición –el Decreto 64/99- incluyera al Cementerio situado frente al anterior sitio adquiriera la misma significación.

El área rural recibió en la Estancia María Behety, y por el mismo decreto, el rango de Sitio Histórico, medida que comprendió –ya en el ejido urbano- las instalaciones supervivientes del antiguo frigorífico.

La disposición 64 extendió los alcances de esta medida de protección al paraje de El Páramo, donde naciera la actividad minera de Julio Popper.

La primer Área Natural Protegida se dio por Ley Provincial en 1998, con la inclusión de toda la Costa Atlántica por su rica avifauna*, desde el Cabo Espíritu Santo hasta la desembocadura del Río Ewan. Más tarde por ley en el año 2000 otra ley fueguina hizo nacer a la Reserva del Corazón de la Isla.

*Foto de bandurrias, de Guillermo Boucho, hijo.

Bandera postrera en Malvinas.

La fecha existía desde 1974 como un pequeño alerta sobre los intereses argentinos en este sur. Era una mirada hacia la instalación de una administración argentina en las islas, de la mano de Luís Vernet. Si bien existe el antecedente posesorio de Jewet, la historia ejercía su mirada hacia ese punto. Después cambió el objetivo y se suprimió el 10 de junio instalándose el 2 de abril, un acontecimiento que pese a ser el Día del Veterano de Guerra, está muy cercano a la reivindicación de esta jugada del Proceso. El 10 de junio estaba –tal vez- muy cercano al 14, la fecha de recuperación que ahora exalta la administración británica de las islas, superando aquel recuerdo instalado en el tiempo –la Batalla de Malvinas durante la Gran Guerra- como gran fecha identitaria. Pero nosotros estamos aquí, parados sobre una fecha que ayer tenía cierta significación y que hoy, al no ser feriado, mereció solo algunos enunciados periodísticos, y en eso nos pareció oportuno regalarnos una lectura, las del escrito de Alberto Moroy titulado “Malvinas; la Bandera Argentina y el gaucho Rivero”. ¡Póngale nota si quieren!

La historia de Blow Up (película muy famosa de la década del 60), parte del relato de Cortázar, de quien Antonioni toma sólo la idea "un fotógrafo profesional descubre al revelar y ampliar un carrete de fotografías algo que a simple vista no había sido capaz de ver". Cuando se utilizan ampliadoras pueden verse cosas que probablemente el ojo desnudo no sería capaz de captar. El fotógrafo de Blow Up que no es un filósofo, quiere ver las cosas más de cerca, pero lo que sucede es que al ampliarlas demasiado, el objeto se desintegra y desaparece, por lo tanto hay un momento en que vemos la realidad" (Michelangelo Antonioni)
Esta historia, salvando las distancias se parece, solo que en vez de la cámara fotográfica y las complicaciones que significan revelar y ampliar, usé un software fotográfico para escudriñar dentro de una acuarela (la de más abajo de las tres) pintada por el famoso acuarelista Conrad Martens que sustituyó a Augusto Earle en Montevideo como "fotógrafo" de Darwin, en su viaje alrededor del Mundo.

La acuarela en cuestión es una referente a Port Saint Louis (Puerto Soledad, Islas Malvinas) dibujada por Martens en 1833 habida cuenta que en su segunda vista (1834) no estuvo en dicho puerto, otras dos acuarelas representan la misma colina con un rancho y en una, un mástil en cuya punta flamea una bandera indescifrable. Convengamos que de las acuarelas pasaron a laminas en el año 1849 cuando Darwin publicó su diario "viaje de un naturalista alrededor del Mundo". Asumamos que en 1995 fueron digitalizadas trascribiendo en forma bastante real a las originales ya deterioradas y oscurecidas por el tiempos. A partir de este estadio es que trabajé con la misma hasta lograr identificar la fisonomía de la bandera Argentina bastante distinta a la inglesa ¿Cómo era posible?, si cuando Darwin arribo a Puerto Soledad (marzo de 1833) ya hacía mas de tres meses que estaban bajo dominio ingles. El por qué no narró los acontecimientos políticos resulta obvio, si hace alusión unos sublevados como si fuese un acontecimiento poco relevante

La historia

El 10 de septiembre de 1832 el gobierno de Buenos Aires nombró a Juan Esteban Mestivier en reemplazo de Vernet como gobernador de las islas y lo envió con nuevos colonos a Puerto Soledad (Port Saint Louis). El gobernador Mestivier, cincuenta hombres con sus respectivas familias y cierto número de presos por delitos comunes, con los que pensaba iniciarse un penal en el territorio, fueron de la partida. El 25 de septiembre zarparon hacia las Malvinas en la goleta “Sarandi”, un buque de la Armada Argentina. Su comandante recibió instrucciones de permanecer en las islas para proteger el asentamiento.
Poco tiempo después de la llegada del Gobernador Mestivier a Puerto Soledad, se produjo una sedición de los soldados de la guarnición que resultó en la muerte violenta de Mestivier, ante los ojos horrorizados de su mujer e hijo pequeño. Seis días después de este hecho, Pinedo regresó a Puerto Soledad de una navegación de reconocimiento y patrullaje de las islas. Enfrentado con un cuadro de miedo y desazón en los pobladores, Pinedo sofocó la insurrección y asumió el mando de la Colonia internándose en la isla Soledad en búsqueda de los asesinos de Mestivier. (El sargento segundo José María Díaz, el cabo primero Francisco Ramírez y los soldados Bernardino Cáceres, Juan Antonio Díaz, José María Suárez, Juan Moncada y Manuel Sáenz Valiente, quien lo ejecutó).
Mientras tanto (3 de Enero de 1833), el Capitán de Marina inglés John James Onslow comandante de la Corbeta HMS Clío, se aproximaba a la Colonia y conjuntamente con la HSM Tyne El día 5 de Enero, despues de claudicar por diferentes razones, la corbeta Sarandi, se retira hacia Buenos Aires, llevando a la mitad de la población y a los insurrectos para ser juzgados en Buenos Aires.
Oslow, cumpliendo órdenes del almirantazgo, dejó a un súbdito británico (el despensero irlandés Guillermo Dickson) como custodio de la bandera inglesa, ordenándole izarla cuando se acercare un barco y también los domingos y al lugarteniente del Gobernador Vernet, Matthew Brisbane como administrador interino del asentamiento. A ese fin levantaron un mástil junto a la única casa existente, el 14 de enero la Clío se retiró. El 15 de enero lo hace la Tyne.
Según un documento español el Tte. Cnel. José María Pinedo al mando de la Sarandi emprendió la retirada negándose a arrear la bandera y impartiendo la orden a los colonos que quedaban, de no arrearla ¿Que sucedió luego? El 26 de agosto de 1833, Mateo Brisbane, Dickson y varios otros fueron asesinados por un grupo de gauchos (dos gauchos y cinco aborígenes Charrúas). Encabezada por Antonio Rivero, enarbolaron la bandera Argentina y tomaron el control de la población. Así se mantuvieron durante cinco meses, confiaban que desde Buenos Aires llegara una expedición que los auxiliara.
Antonio Rivero fue un peón de campo rioplatense que encabezó un alzamiento contra la ocupación británica de las Islas Malvinas en el año 1833. Habia nacido en Concepción del Uruguay, actual provincia de Entre Ríos (Arg.) el 27 de noviembre de 1808, fue llevado a Malvinas alrededor de 1827 por el entonces gobernador argentino de las Islas, Luis Vernet, para ejercer el oficio de peón. El 7 de enero de 1834 llega la Fragata Inglesa Challenger que trae al Teniente Henry Smith, quien venía a establecerse como Gobernador nombrado por la Corona Britanica. Smith arría el pabellón Argentino y persigue por dos meses a Rivero y a sus hombres quienes son capturados el 18 de marzo, son enviados prisioneros a Inglaterra en donde fueron juzgados y devueltos a Montevideo.
El descubrimiento de la bandera argentina en la a acuarela de Martens es toda una revelación. De ella podemos deducir que: Darwin posiblemente cuando arribo pensaba que estaban bajo la soberanía inglesa, que su acuarelista la pintó cuando llegó, habida cuenta que el silencio de Darwin en relación a este hecho y al fugaz comentario sobre los sublevados demuestra que politicamente "no convenía". Por lo que no la hubiese pintado igual cuando se fue, que desde el 15 de enero del año 1833 fecha que se retiró la nave inglesa “Tyne” y hasta el 7 de enero de 1834, fecha en que el teniente Henry Smith arría el pabellón argentino. El mismo permaneció al tope de ese improvisado mástil, que cuando Darwin llegó, el "gobernador provisorio” debió de haber sido el Gaucho Rivero, secundado por otro gaucho y cinco Charrúas que fueron ellos los encargados de mantener el pabellón argentino durante la ocupación inglesa, al menos por un año más.

Papeles de El Páramo.3


Conste pro el presente que yo Simón Cvitanoch he vendido a Don Pedro F. Reyes un caballo alazán marcado así (dibujo) de mi propiedad, cuyo precio he recibido ante los testigos Don Juan Matesich y Don Mateo Covacevich.

El Páramo, Abril 13/899.

Firmas: Simón Cvítanich. Mateo Covácevich (testigo). Juan Matesich.

Un número que falta, una firma de un Comisario y el sello institucional de San Sebastián.


¿Será este Pedro Reyes el que fue Secretario de la Gobernación? ¡El Ayudante qué se hico cargo de ella el 30 de septiembre de 1893?¿El que asumió la Jefatura de la Policía Territorial el 7 de mayo de 1902? Otro no hay.

Jorge Colazo, descuartizado*

Le llamaban Mantequilla e ingresó en esta historia el 27 de septiembre de 1984

Parece que el nombre tan latinoamericano, respondía a las particularidades de su piel, blanquecina; en la medida que se ocupó de su historia el especialista en temas policiales Ricardo Ragendorfer (foto)

Su final está relacionado a la existencia de otro denominado El Gato, por nombre y apellido Jorge Alberto Bonica que fue seducido por la mujer del occiso Miriam Herrera que perdería la vida acribillada a balazos cuando salió a defender a su amor, cercado por la policía. Y hablamos de su amor como que Bonica se había quedado con ella después de despedazarlo a Colazo.

“Ella, como mujer, había atravesado las dos escalas más extremas del infierno terrenal: el convento de Santo Domingo, en la calle Defensa, en donde estuvo a punto de convertirse en monja, y el Pussy Cat, un tugurio del Bajo, en donde recaló tras dejar los hábitos”. Así reseña en parte su existencia Ragendorfer, en su columna De Plazas y de Alcobas, publicada en Caras y Caretas, número 2240, el mes de noviembre del año pasado. Y situándose en el ámbito cabaretero se dira: “De allí susurrándole palabras de amor al oído, la rescató el tal Jorge Colazo, que poco después entabló una sociedad delictiva con Borrica”. Hasta entonces Mantequilla se dedicaba al robo de automotores sumando algunos antecedentes penitenciarios. “Así fue como este conoció a Miriam. El flechazo fue instantáneo y ella no tardó en irse con El Gato. La circunstancia no pareció importarle a Mantequilla. Sin embargo, se trataba sólo de una impostura, porque el despecho se le había entroncado con la ambición. En otras palabras –seguimos leyendo en la revista de Felipe Pigna- cuando robaba con Bonica, él se quedaba con la mejor parte del botín. Su socio se dio cuenta después de un atraco en el estudio de un arquitecto. El escarmiento fue impiadoso”.

Demás esta decirlo que este Jorge Colazo de triste final no es que bien se conoce en Tierra el Fuego –en realidad bautizado como Mario Jorge- sino otro que vino a ensuciar su apellido. Pero el caso que es ejemplificador de inconductas tiene otro párrafo descriptivo, que reza sí: “Una nube de moscas sobre una bolsa de basura fue el primer signo visible de esta historia. El hallazgo tubo lugar en una esquina del Bajo Flores durante el anochecer del 27 de septiembre. En los días subsiguientes, más bolsas con otros trozos de aquel cuerpo aparecieron en Caballito, Parque Patricios y Congreso. El inspector Enrique Saladito, a cargo del caso, no dudó de su naturaleza pasional; en parte por las múltiples heridas punzantes que la víctima presentaba en la zona genital. Según el informe forense era un masculino “de unos 30 años” –más o menos como quien hoy es nuestro representante, en aquel mismo tiempo- y sería identificado debido a un pequeño tatuaje. Tal et6apa de la pesquisa le llevó al inspector casi una semana. Ahora, en la mañana del 4 de octubre, tenía los ojos clavados sobre una foto de prontuario. Frente a él, un subcomisario le susurró : “Mantequilla era un muchacho de cuidado”.

*Dedico esta nota, cargada de verdades, y a la vez preñada de aproximaciones, a todos los amigos periodistas, en estos días de conmemoración. Recordando a Mariano Moreno, que con solo dos notas escritas probablemente durante siete meses de gestión, subsiste como figura emblemática del periodismo argentino. Y a todos los que consiguen vender la tapa, día a día.