Está festejando sus 60 años con la vida mi prima Lidia, a quien de niña identificábamos como Dita (al igual que Madona), y que hoy desde los nietos se hace llamar Lala.
Con paciencia artesanal ha ido dado forma a un cuadernillo que traza aspectos de su vida y en esta imágen se ve a la mamá (Julia) y al papá (Emilio), mi primo que fue también mi padrino de confirmación.
En la siguiente foto aparecen las tres hermanas que heredaron una impresionante capacidad para reir, en buena medida venida de Julia, pero yo creo también que propia de Catalina Martínovich, mí tía, madre de Emilio Alfonso.
La vida no fue fácil en la juventud para Lidia, pero gente como Arnoldo Angelosanti (otro de mis primos) y su esposa Margarita Ibars buscaron que lo consiguiera. El reconocimiento es justo.
Y Lidia conoció el amor.
¡Y fue definitivamente mamá!
!Y fue absolutamente abuela!
Compartimos un mundo de trabajo en el Concejo Deliberante, yo como político pasé, ella siguió y supo granjearse amistades y respeto.
Y también experimentó capítulos, que terminaron por cerrarse.
¡Y ahora se ha convertido de chica sexy, en señora sixty!
Anoche cuando nos retiramos seguía bailando, y da la impresión que todavía debe estar ¡gira que te gira!
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