ELEGÍA PARA LOS MUERTOS CIVILES DE USHUAIA(*)

La grandeza de los crímenes, horrendos oscurece la vergüenza. Machiavello.

No soy humano ni libre sino cuando reconozco la humanidad y libertad de todos los hombres que me rodean. Bakunin.

La especular bahía de Ushuaia

Sufre la áspera sorna de los presos;

Cada mirar tiene uñas de sarcasmo

Y cruje la tersura de seda de su espejo.

Miran

Tras paredes hurañas de piedra ríspida,

Cuyos filos laceran

Hasta el pensamiento de evadirse.

Cárcel:

Laboratorio de rabias

Taller de fastidios…

Cárcel;

Domus devastationis

De libertad y el sexo…

Flavos, terrosos, lívidos,

Rostros canijos y rugosos,

Cada cual es una cariátide

En ese templo de ignominia humana.

Están allí, lo mismo que fantasmas rapados.

Infligidos por leyes y cadenas

Viviendo pesadillas

Que se inmunizan con su propio crimen.

Son el oro negro,

El encaje macabro,

Deuna curiosa caja de conversión;

Pues dan valor a la protervia en curso

Con el signo moral que los retiene..

Ilotas isleños,

Anexionan otra sombra a su sombra

Y dialogan mordaces de los temas más puros,

Como los faunos de los viejos mitos

Que hablaban con sus falos.

El Monte Olivia vela

-Centinela máximo-

La labor de los esbirros,

Que conocen el jiu-jitsu del odio

Y descoyuntan piernas con una mueca

Y descoyuntan almas con un oprobio.

Espectros prontuariados,

Todos saben que asusta

La visión patética de su fatum

Por eso gustan en las playas solas

-¡Ellos, peleles de hombres!-

La amistad de pechera blanca de los pinguinos…

Yo he visto el carnaval de su tragedia.

Su diapasón escrofuloso

Y la gracia de su cólera

Cuando piruetean en el sesgo

De la mirada oblicua de los guardias.

Trémulos en el umbral del polo,

La vida es sólo un barco que se tumba

En la carne que es tumba

Sobre el hielo que es tumba.

Y siguen así,

Empachados de grima,

Haciendo cosquillas a los pies del continente

-Cíclope dormido en el colchó de dos océanos…

-Aquí estamos

Atraillados en celdas,

Chaguados por los códigos,

Vestidos con franjas de banderas

Que riman horizontes ilusorios.

Estamos como una troupe gibosa

Con la joroba moral de la condena.

La gente al vernos

Tranca su espíritu…

Y cuando más alarga,

Por el ventanuco de sus ojos,

Una escudilla de piedad.

Canalla:

No queremos el pan amargo de su lástima

Por que nos atosiga y nos enferma;

Ni queremos tampoco

Los perdones de nadie

¡Porque es nuestro el privilegio

De perdonarnos indefinidamente!

Somos la percha que usa la ley

Para colgar el miserable andrajo

De la justicia..

Ese andrajo de listas rojas

Que es un pijama trágico.

¡Ah si pudiéramos llorar!

Llorar en su confort mundano…

-Igual que paquetes de carne

Se nos estiva sobre el hielo austral.

Esto es una morgue de vivos

No la alacena conciencias deterioradas

Como creen los graciosos

Que llamaron Tierra del Fuego

Al escarchado bordeland.

Hombres inútiles,

Sub-hombres,

…..(hombres)…

Entre paréntesis de escarnio,

Arrastramos una soledad engrillada

Por sendas sinuosas

Que se escaparán en nuestra vejez

Con recuerdos que ya ni serán recuerdos.

Somos los obreros

De este terror infame que es el silencio;

Este silencio astuto.

Opaco pandemónium de ingnominias

Que labramos con iras aplastadas

Por que la férula nos hace

Más que serviles

Ser viles…

Quieren galvanizar nuestro escarmiento,

Hcer fuerza motriz de nuestra rabia…

¡Cuánto mejor sería

Si hubiese cadenas de rosas,

Cerrojos de cera,

Ventanas de tul!

-Gacha la cabeza,

Al hombro el hacha,

Hemos abolido la bravura.

El violento ademán que tala al árbol

Es nuestra única caricia.

¡Ah si pudiéramos acariciar a los guardianes!...

Estamos forzados

A la dulzura abominable.

A puntuar con sangre la desolación,

A alimentar en secreto nuestra rebeldía,

A mascullar en la tregua del verano

La invectiva que inventamos en invierno.

¡Ah si se lograra adormecer como un fakir

La sierpe de los remordimientos!

¿Cuándo libertaremos el deseo

De la cárcel pero que la quimera?

Hay penas que no vencen:

Penas de pena que aniquilan hasta

La dicha supletoria de evadirse en sueños.

Vivimos más allá del consuelo;

El consuelo es una bobería

Para temples ingenuos,

De esos que buscan todavía

El trébol idiota

Del Bien, la Verdad y la Belleza.

¡Ah si nos trituraran las cabezas

Las flechas de los meridianos

Que apuntan al Polo Sur!

-Vinimos por amor a la plata

-Esa gran prostituta-

O vinimos por amor al amor

-Ese gran proxeneta.

-La ganzúa y el puñal

Nos engendró en el tugurio.

Somos los desheredados del delito..

¡Cómo alcanzar el abolengo

Del soplete eléctrico

Y la pistola silenciosa!

-La vida es un tapete.
Puse mi ficha… y cuando

Copé la banca me copó un grillete…

(Con la misma navaja

Me estoy confeccionando

Una lápida en forma de baraja).

-Yo disloqué la libertad un día.

Fue un “accidente de trabajo”. Había

Un cielo azul de bandera desteñida…

Patriotas de efemérides… Discursos..

¡Mi bomba lo supera todavía!

-¡Recluído siempre en la pasión de otrora,

La brecha de luz que secciona mi celga

Es como una puñalada

Que dividió su corazón su corazón de sombras!

-Yo he gastado la dicha como un traje.

No le pondré jamás ningún remiendo…

¡Vea lo que se viene!

…Ningún remiendo de remordimiento.

-La mía fue una estafa:

Simulacros, remilgos, alborotos…

¡Una opresión de risa en mi garganta,

Una opresión de dedos en la suya!

-Aquí festejamos

El infortunio del fracaso propio

Y el éxito ajeno

Como un abordaje a la oportunidad.

-¿Castigo?

¿Quién puede castigar a quién?

Nada; exorcisar tan sólo

Los fatídicos demonios

Del instinto y la ilusión.

-Ahora nuestra gloria está

-Ya que nada tenemos que perder-

En arriesgar el riesgo de la muerte,

Mientras simulamos acatar

Con melindes irónicos

La timidez intrépida de los guardias…

-Ahora todo consiste

En sacarle virutas al tiempo:

Ya haciendo brocatos en los tórax

Con la aguja de fuego de los tatuajes,

Ya mirando la estampa de la infancia

Que es la única bonita en nuestra noche,

Ya rascando el espíritu con lágrimas

Para aplacar la sarna del recuerdo.

Y callan

(casi roen cuando hablan)

Y cierran los ojos

(Casi liman cuando miran).

Ya no malgastan su dolor; execran.

Han apagado todo su ardimiento

Y ventan las cenizas;

Pero quedan brazas de ironía

Tapadas en su melancolía…

Y se doblegan al poder huraño

Que censura con befas los impulsos

Y censura con órdenes los pies.

Después…

Estiran su aburrimiento

En largas miradas,

Chupan lejanos efectos

En hondos suspiros;

Y tornan

-Sibaritas de zurdas impotencias-

A rosear su maldición.

-¡Adiós!- farfullan.

Ahora nuestra misión es tiritar…

Piedras ríspidas, grisáceas

-Dolores y fastidios condensados-

Paredones abruptos que laceran

Hasta el pensamiento de evadirse…

Las bayonetas forman ahora

Rejas de signos de admiración,

Cuyos puntos son las bocas

Abiertas de estupor.

Acodado en la montaña

El sol mira al penal indiferentemente,

La noche es un eclipse en pleno día,

Y la bahía de Ushuaia

Un espejo que se ofusca de repente.

Cómo siluetas mágicas

Se recortan las sombras de los muertos civiles:

Requechos de carácter

Añicos de pasión.

Se oye una carcajada coruscante

Que ilumina de sornas el paisaje.

Los enterados vivos

Siembran entonces en el alma ajena

Las voces inauditas,

Las voces que difunden

-Antenas solitarias-

En las ondas de angustias del silencio.

Y acontece un momento de memento…

La barbas se reclinan…

Y en el adusto altar de cada pecho

Gime el adusto altar de cada pecho

Gime el Sangrante Corazón del Crimen

Que llevan como torvo escapulario.

(*) En 1943, cuando Álvaro Yunque escribió los dos tomos de sus Petas sociales de la Argentina), incluyó al cordobés que tan singular trascendencia tendría en las letras nacionales, con sus novelas con títulos de siete letras.

La actividad judicial de Juan Filloy, y la persistencia de su origanlidad en una vida que transcurrió durante tres siglos se perfilá con pasión en el escrito arriba incluido, hablando de una Tierra del Fuego carcelaria que no conoció pero que sintió, ideológicamente.

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