No soy humano ni libre sino cuando reconozco la humanidad y libertad de todos los hombres que me rodean. Bakunin.
La especular bahía de Ushuaia
Sufre la áspera sorna de los presos;
Cada mirar tiene uñas de sarcasmo
Y cruje la tersura de seda de su espejo.
Miran
Tras paredes hurañas de piedra ríspida,
Cuyos filos laceran
Hasta el pensamiento de evadirse.
Cárcel:
Laboratorio de rabias
Taller de fastidios…
Cárcel;
Domus devastationis
De libertad y el sexo…
Flavos, terrosos, lívidos,
Rostros canijos y rugosos,
Cada cual es una cariátide
En ese templo de ignominia humana.
Están allí, lo mismo que fantasmas rapados.
Infligidos por leyes y cadenas
Viviendo pesadillas
Que se inmunizan con su propio crimen.
Son el oro negro,
El encaje macabro,
Deuna curiosa caja de conversión;
Pues dan valor a la protervia en curso
Con el signo moral que los retiene..
Ilotas isleños,
Anexionan otra sombra a su sombra
Y dialogan mordaces de los temas más puros,
Como los faunos de los viejos mitos
Que hablaban con sus falos.
El Monte Olivia vela
-Centinela máximo-
La labor de los esbirros,
Que conocen el jiu-jitsu del odio
Y descoyuntan piernas con una mueca
Y descoyuntan almas con un oprobio.
Espectros prontuariados,
Todos saben que asusta
La visión patética de su fatum
Por eso gustan en las playas solas
-¡Ellos, peleles de hombres!-
La amistad de pechera blanca de los pinguinos…
Yo he visto el carnaval de su tragedia.
Su diapasón escrofuloso
Y la gracia de su cólera
Cuando piruetean en el sesgo
De la mirada oblicua de los guardias.
Trémulos en el umbral del polo,
La vida es sólo un barco que se tumba
En la carne que es tumba
Sobre el hielo que es tumba.
Y siguen así,
Empachados de grima,
Haciendo cosquillas a los pies del continente
-Cíclope dormido en el colchó de dos océanos…
-Aquí estamos
Atraillados en celdas,
Chaguados por los códigos,
Vestidos con franjas de banderas
Que riman horizontes ilusorios.
Estamos como una troupe gibosa
Con la joroba moral de la condena.
La gente al vernos
Tranca su espíritu…
Y cuando más alarga,
Por el ventanuco de sus ojos,
Una escudilla de piedad.
Canalla:
No queremos el pan amargo de su lástima
Por que nos atosiga y nos enferma;
Ni queremos tampoco
Los perdones de nadie
¡Porque es nuestro el privilegio
De perdonarnos indefinidamente!
Somos la percha que usa la ley
Para colgar el miserable andrajo
De la justicia..
Ese andrajo de listas rojas
Que es un pijama trágico.
¡Ah si pudiéramos llorar!
Llorar en su confort mundano…
-Igual que paquetes de carne
Se nos estiva sobre el hielo austral.
Esto es una morgue de vivos
No la alacena conciencias deterioradas
Como creen los graciosos
Que llamaron Tierra del Fuego
Al escarchado bordeland.
Hombres inútiles,
Sub-hombres,
…..(hombres)…
Entre paréntesis de escarnio,
Arrastramos una soledad engrillada
Por sendas sinuosas
Que se escaparán en nuestra vejez
Con recuerdos que ya ni serán recuerdos.
Somos los obreros
De este terror infame que es el silencio;
Este silencio astuto.
Opaco pandemónium de ingnominias
Que labramos con iras aplastadas
Por que la férula nos hace
Más que serviles
Ser viles…
Quieren galvanizar nuestro escarmiento,
Hcer fuerza motriz de nuestra rabia…
¡Cuánto mejor sería
Si hubiese cadenas de rosas,
Cerrojos de cera,
Ventanas de tul!
-Gacha la cabeza,
Al hombro el hacha,
Hemos abolido la bravura.
El violento ademán que tala al árbol
Es nuestra única caricia.
¡Ah si pudiéramos acariciar a los guardianes!...
Estamos forzados
A la dulzura abominable.
A puntuar con sangre la desolación,
A alimentar en secreto nuestra rebeldía,
A mascullar en la tregua del verano
La invectiva que inventamos en invierno.
¡Ah si se lograra adormecer como un fakir
La sierpe de los remordimientos!
¿Cuándo libertaremos el deseo
De la cárcel pero que la quimera?
Hay penas que no vencen:
Penas de pena que aniquilan hasta
La dicha supletoria de evadirse en sueños.
Vivimos más allá del consuelo;
El consuelo es una bobería
Para temples ingenuos,
De esos que buscan todavía
El trébol idiota
Del Bien, la Verdad y la Belleza.
¡Ah si nos trituraran las cabezas
Las flechas de los meridianos
Que apuntan al Polo Sur!
-Vinimos por amor a la plata
-Esa gran prostituta-
O vinimos por amor al amor
-Ese gran proxeneta.
-La ganzúa y el puñal
Nos engendró en el tugurio.
Somos los desheredados del delito..
¡Cómo alcanzar el abolengo
Del soplete eléctrico
Y la pistola silenciosa!
-La vida es un tapete.
Puse mi ficha… y cuando
Copé la banca me copó un grillete…
(Con la misma navaja
Me estoy confeccionando
Una lápida en forma de baraja).
-Yo disloqué la libertad un día.
Fue un “accidente de trabajo”. Había
Un cielo azul de bandera desteñida…
Patriotas de efemérides… Discursos..
¡Mi bomba lo supera todavía!
-¡Recluído siempre en la pasión de otrora,
La brecha de luz que secciona mi celga
Es como una puñalada
Que dividió su corazón su corazón de sombras!
-Yo he gastado la dicha como un traje.
No le pondré jamás ningún remiendo…
¡Vea lo que se viene!
…Ningún remiendo de remordimiento.
-La mía fue una estafa:
Simulacros, remilgos, alborotos…
¡Una opresión de risa en mi garganta,
Una opresión de dedos en la suya!
-Aquí festejamos
El infortunio del fracaso propio
Y el éxito ajeno
Como un abordaje a la oportunidad.
-¿Castigo?
¿Quién puede castigar a quién?
Nada; exorcisar tan sólo
Los fatídicos demonios
Del instinto y la ilusión.
-Ahora nuestra gloria está
-Ya que nada tenemos que perder-
En arriesgar el riesgo de la muerte,
Mientras simulamos acatar
Con melindes irónicos
La timidez intrépida de los guardias…
-Ahora todo consiste
En sacarle virutas al tiempo:
Ya haciendo brocatos en los tórax
Con la aguja de fuego de los tatuajes,
Ya mirando la estampa de la infancia
Que es la única bonita en nuestra noche,
Ya rascando el espíritu con lágrimas
Para aplacar la sarna del recuerdo.
Y callan
(casi roen cuando hablan)
Y cierran los ojos
(Casi liman cuando miran).
Ya no malgastan su dolor; execran.
Han apagado todo su ardimiento
Y ventan las cenizas;
Pero quedan brazas de ironía
Tapadas en su melancolía…
Y se doblegan al poder huraño
Que censura con befas los impulsos
Y censura con órdenes los pies.
Después…
Estiran su aburrimiento
En largas miradas,
Chupan lejanos efectos
En hondos suspiros;
Y tornan
-Sibaritas de zurdas impotencias-
A rosear su maldición.
-¡Adiós!- farfullan.
Ahora nuestra misión es tiritar…
Piedras ríspidas, grisáceas
-Dolores y fastidios condensados-
Paredones abruptos que laceran
Hasta el pensamiento de evadirse…
Las bayonetas forman ahora
Rejas de signos de admiración,
Cuyos puntos son las bocas
Abiertas de estupor.
Acodado en la montaña
El sol mira al penal indiferentemente,
La noche es un eclipse en pleno día,
Y la bahía de Ushuaia
Un espejo que se ofusca de repente.
Cómo siluetas mágicas
Se recortan las sombras de los muertos civiles:
Requechos de carácter
Añicos de pasión.
Se oye una carcajada coruscante
Que ilumina de sornas el paisaje.
Los enterados vivos
Siembran entonces en el alma ajena
Las voces inauditas,
Las voces que difunden
-Antenas solitarias-
En las ondas de angustias del silencio.
Y acontece un momento de memento…
La barbas se reclinan…
Y en el adusto altar de cada pecho
Gime el adusto altar de cada pecho
Gime el Sangrante Corazón del Crimen
Que llevan como torvo escapulario.
(*) En 1943, cuando Álvaro Yunque escribió los dos tomos de sus Petas sociales de la Argentina), incluyó al cordobés que tan singular trascendencia tendría en las letras nacionales, con sus novelas con títulos de siete letras.
La actividad judicial de Juan Filloy, y la persistencia de su origanlidad en una vida que transcurrió durante tres siglos se perfilá con pasión en el escrito arriba incluido, hablando de una Tierra del Fuego carcelaria que no conoció pero que sintió, ideológicamente.
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