LRA 24: “El director requería también la provisión de un arma de fuego”.


Seguimos remontando nuestros recuerdos hacia la Radio Nacional que fue en 1973.
Eran años en los cuales la violencia crecida en el país llevaba a tener preocupaciones también el Tranquilo Río Grande.
“El director requería también la provisión de un arma de fuego”.
En razón de las dimensiones de los vidrios de ventanas y ventanal de acceso al edificio y como medida de prevención, se solicita la instalación de rejas, en su defecto el nombrar guardianes o serenos para custodia.
El director requería también la provisión de un arma de fuego, porque la reglamentación así lo preveía en la persona del titular de la filial.
Estaba entonces mal iluminado el acceso, y la emisora carecía de timbre. Si se recomendaba en horario nocturno cerrar con llave, no se conseguía que quien requiriera a tal hora el servicio de la radio alertara a los operadores y locutores que se encontraban desarrollando su tarea en la planta alta.
El Director Pérez consideraba insuficiente la carga de antiflama representada por un matafuegos de 10 litros en la planta baja, y consideraba la adquisición de cuatro más en la planta alta, que era completamente cerrada, sin aberturas y salidas, y con el sistema de calefacción -al que no se veía funcionar bien- bajo la única escalera de acceso. De allí que suponía de prevención necesaria la existencia de matafuegos en cada estudio, control y pasillo.
El personal trabajaba de parado. Se contaba solo con ocho sillas y cinco sillones giratorios. Manifestaba sobre el particular el señor Héctor Castro, de la firma SADE OBRELMEC SRL, licitataria de la construcción del edificio de la radio, que eso debía ser así. Para las urgencias del momento se consideraban necesarias 10 sillas más.
Se cuenta que ya en ese momento Ángel Eduardo Acosta comenzó a realizar gestiones oficiosas para lograr sentarse sobre un alto sillón de operador, sueño que alcanzó a concretar mucho tiempo después antes de lograr su bien merecida jubilación. Para junio de 1973 el sillón de operadores existente debió ver reemplazada por la firma TRAMEC, sus ruedas metálicas por ruedas de goma, para no dañar de esta forma el piso del control central.
Faltaban máquinas de escribir, y se solicitaban seis, mesas para máquina, y se reclama la provisión de tres ceniceros de pié, para distribuir en el Hall de entrada, primer y segundo descanso de la escalera. En la planta alta estaba prohibido fumar…
La radio no contaba con un “grabador portable con micrófono –cassette o similar- de gran utilidad para entrevistas, dinamizando de esta forma nuestro servicio informativo”.

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