Con el último día de septiembre dejó de vivir el Doctor Adrián Bitsch, antiguo colaborador de LRA 24.
Su agonía transcurría en su casa familiar, frente al hospital, y el cáncer con sus terapias lo llevaba cada tanto a salir a Buenos Aires. Así el año pasado no pudo terminar con Lavando Cebaduras, y este año sólo lo pudo comenzar.
Lavando Cebaduras para intimar y conocernos , fue el largo título elegido para identificar al programa dirigido al hombre de campo, espacio que además encerraba la campaña sistemática para prevenir y combatir la hidatidosis, un flagelo que afectaba a nuestros trabajadores del campo, tema sobre el cual hizo conciencia, leyes, y modificó costumbres. Es profesionalmente su logro mayor.
Con nosotros estaba desde el 1 de mayo, día del trabajador, hasta el último día hábil de agosto. Los inviernos condicional al trabajo rural, y queda una población que acostumbrada a tareas que se extienden de sol a sol, ve reducido su tiempo de actividad. Por eso se estaba “bien temprano por la mañana”, “ni bien comienzan las actividades del día”, o “por las tardes”, “una vez finalizadas las tares cotidianas”. Es decir, de seis a siete, mañana y tarde, de lunes viernes, por cuatro meses.
En el nombre, y en el ordenamiento del programa intervino Rubén Bernardo Ramírez, locutor primigenio de nuestra emisora. Arrancaba con “Avanza juventud de mi argentina”, con Los Cantores del Alba”, y se interrumpía con la presentación donde vibraba la “Ranchera mate amargo”, en la mejor versión, la de Tarragó Ros, esa del estribillo “Que linda la rancherita, como llega al corazón, con su cantar tan alegre, revive la tradición. Y esta fiesta tan linda, donde lo nuestro ilumina, gritemos con toda el alma: ¡Viva la patria argentina”.
Si la gente del campo se acompañaba con Lavando Cebaduras, la del pueblo despertaba con él. La rancherita era un himno de tradiciones en las escuelas, cuando llegaban los días de la tradición y los chicos y las chicas aprendían que la ranchera no era solo una caja de fósforos.
El programa tenía sus componentes musicales esenciales: Canto sureño, donde se podía escuchar a Alberto Merlo, Argentino Luna o Atahualpa Yupanqui; del litoral, donde aparecía Blas Martínez Riera, Isaco Abitbol o con “El rancho e’ la cambicha”; “Los sesenta granaderos” que nos llevaban a Cuyo y las glorias de la patria, voces sensibles como las de Julia Elena Dávalos; rudas y reflexivas como las de José Larralde: “Nadie salió a despedirme, cuando me fui de la estancia…”
Al programa llovía correspondencia para realizar pedidos y saludos musicales, y también para participar del concurso de preguntas y respuestas por el Mate de Lavando Cebaduras.
Durante los primeros años, hasta la instalación de la radio en Gregores, la provincia de Santa Cruz era concurrente de estas propuestas, venían cartas de la zona del Tucu Tucu, Paso Robillos, estancia Matta Grande. El Cifre, nombre cargados de significación y musicalidad patagonia.
Todos los años se recibían cinco preguntas de temas de sabiduría campera, y entre las respuestas acertadas se sorteaba el mate, el gran premio, que no era más que una calabaza donde se pirogrababa el nombre del programa y año. Recuerdo una que preguntaba como se hacía para hacer jabón con lejía. Y llegaron muchas respuestas, y entre ellas, una con jabón incluido.
Rubén Ramírez era el locutor en los primeros años. Cuando ingresé en el 77, Bitsch me pidió que lo acompañe. Lo hice durante algunas temporadas, el me pasaba a buscar en su vehículo, y salíamos para la radio sintonizando todavía el silencio si no había llegado el operador para la apertura. Lo acompañé varias temporadas hasta que un invierno, alguien que pizpeaba los movimientos, entró a robar estando mi familia dormida todavía, eran tiempos en los que se dejaba la puerta sin llave.
Después el doctor se fue arreglando para hacer el programa solo, al menos por la mañana. Hasta que un día nos presentó al Dr. Fabián Zanini, diciéndome particularmente a mi: “Este hombre viene de la provincia de Buenos Aires, y sabe mucho de caballos”.
El programa se simplificaba para que cualquiera pudiera participar en él. Un montón de diez discos para cada selección musical, el lunes salía el primer tema del lado A, el martes el segundo, y así seguía. Para la próxima semana el lado B. Después estaban los pedidos musicales: “El matrero”, las rancheras de Rafael Rossi, “El orejano”, por Jorge Cafrune…
Un día, alguien cansado de los mismo interpretes, me preguntó si no podíamos actualizarnos con cantores folklóricos que estaban más de moda. Yo me atreví a llevar una sugerencia al Doctor, le dije mostrándole las tapas de los LP de Carlos Torres Vila, los Tute Tucu, Los del Suquía, Aldo Montes, para ver que lugar podían ocupar en sus selecciones musicales. Me dijo que no había problemas, pero que eligiera yo: -“Y ue le gustaría doctor”. -¡Cualquiera que hable de caballos”. “Mis interpretes sanforizados de la canción folklorica ya habían dejado de preocuparse por las auténticas cosas camperas”.
Lavando Cebaduras se hizo eco de otra actividad que lo tenía al Dr. Adrián de por medio: La Fiesta del Ovejero. Aquí se realizaban las inscripciones desde comienzos de abril, para el gran encuentro que se realiza cada primero de marzo.
Y allí lo veíamos a Bitsch, casi siempre batallando solo, con un proyecto 1ue tenía por principal destino perpetuar las formas de trabajo rural, y homenajear a sus protagonistas. Con su empuje se levantó el Monumento al ovejero.
La Fiesta del Ovejero presentaba sus contras. La rural se hacía el mismo fin de semana. La municipalidad con su carnaval en cuaresma terminó por instalar una convocatoria urbana –el carnaval fueguino- el mismo día. Y después estaba la lluvia que tan frecuente es para esa fecha. Pero la Fiesta salía adelante, sin medios masivos concurriendo a testimoniar lo que allí pasaba, ninguneada por la clase política, y muchos sectores rurales que no participaban del encuentro de la peonada.
Adrián trabajó controlando las tareas de campo hasta la última edición, Zanini dirigía un jurado que otro tiempo lo contó al Padre Zink. Y en esta relación Cura Gaucho-Veterinario ingresamos a otro espacio, mucho más rico en vivencia que el radial, donde aparece la viva de Bitsh en torno a la Escuela Aerotécnica Salesiana. Pero igual podemos recordar como en su espíritu cristiano trabajó por llevar la Misa por radio, en la palabra de Zink, y desde la capilla histórica, ensayando diversos sistemas de comunicación.., Adrián había sido radioaficionado.
Durante los inviernos la presencia de Bitsch invadía nuestra cotidianidad radial. De allá de un clavito colgaban las planillas de inscripción. En lo alto del rack la pilita de discos con los pedidos de siempre, debajo de la escalera una selección mas completa, y el portafolio escolar donde estaban sus papeles, esos que acompañaban sus comentarios que cambiaban temporada a temporada. Cambiaban todos, menos uno, el que tenía que ver con la hidatidosis, casi al final del programa, antes de reinos en la despedida con Luís Landriscina.
Un año me invitó a hablar de algún tema. Era 1979, año de la Conquista del Desierto, yo me animé con Calfulcurá de Álvaro Yunque, y una opinión que iba a contramano de los festejos.
En los últimos tiempos Adríán se venía viniendo abajo. Lo sostenía en lo radial la presencia de Zanini, que llegaba algo más tarde, y el casi se limitaba a saludar con un lacónico ¡Buenos días! Siempre se saludaba a una estancia, pero ya no estaba para ir nombrando a tanta gente que el conocía personalmente en cada establecimiento. El programa que desde hacía muchos años no salía por las tardes –ahora es tiempo informativo- se extendió en su momento a los sábados, donde monopolizaba los saludos Pnachito Guineo, el supernumerario de Lavando Cebaduras, que contribuía cuando lo permitían sus despertares a llevar para renovar la cebada, cada mañana. Y también estaba la presencia de otro médico veterinario, para los comentarios más sesudos, alguien que había sido su alumno, Daniel Leiva.
Al terminar el ciclo solía congregarnos en un asado, el mismo se realizaba en nuestra planta transmisora, con “mucha carne y papas ná”. Al la entrada de la planta queda, en un perfil de hierro fundido, el monumento al mate que el nos regalara.
En los últimos tiempos Adrían se venia viendo abajo, se sentaba al borde de la escalera y a veces teníamos que pudiera caerse si se dormía, como nos parecía, si uno le pregunta como estaba, antes de tomarte la mano y besártela decía: -“-Aquí estamos, dando lástima como todos los viejos”.
No tenía más de 68 años cuando, creemos, alcanzó la paz definitiva de su alma.
13 comentarios:
siempre logras emocionar con tu forma de ver a las personas y situaciones, no tuve la oportunidad de conocer mucho al Dr. Bitsch, pero si de saber de su profesionalismo y de su amor por el campo.pido el consuelo de Dios para sus familiares, amigos y compañeros de trabajo.Un saludo especial para vos MIngo.Natalia graciania
Excelente comentario sobre el Dr.a quien tuve ocasión de conocer, soy fueguina por adopción desde 1977 y recuerdo perfectamente el programa y todos los detalles que figuran en la nota. Lo escuché en los primeros tiempos, en la Pensión Avenida, de Doña María Oyarzo y luego en mi casita de la calle Lasserre. Era una linda compañía antes de salir para el trabajo, o al volver, sobre todo por su música y los consejos que daba a la gente de campo con palabras tan sencillas como él. Gracias, por ests semblanza tan emotiva. Maria Eva Toledo
Gracias Mingo, muy bueno y merecido el recordatorio de una vida ejemplar.Sirve a la comunidad para verse y compararse en los valores y a la familia de Adrián para su consuelo y homenaje.
Un abrazo.
Adrián de Antueno
un saludo a su flia que esta muy mal,sufriendo la perdida de un grande!!!!siempre lo recordaremos ...un hombre ejemplar exepcional..... un abrazo ..flia camaño.
un saludo a la familia,a su sra,hijos,nueras nietos,se fue un maestro..
flia quevedo....
Qué lindos recuerdos Mingo.Con mi flia.tuve también el privilegio de conocer "al Doctor y la Sra.Lidia"como les decía.Yo era una niña y lo ví gigante.Pasaron los años,nacieron sus hijos, fuimos creciendo.Y a medida que pasó el tiempo su figura me resultó más grande aún.Me fui dando cuenta qué "gran hombre"era él.Qué pena que mi esposo y mi hijo no lo conocieron!.Desde Las Golondrinas-Lago Puelo enviamos un cariñoso saludo a toda la familia.Susana Bórquez de Molina.
siempre lo recordaremos dr bitsch un grande....lo sentimos mucho un abrazo a la flia..
susana gomez y flia
que familia ejemplar,lidia,maria,federico martin,valentin,matias tuve el gusto de conocerlos a todos ,son maravillosos,ejemplo de padre que tuvieron,hombre bueno,leal,servidor,inteligente,un maestro con todas las letras,hombre catolico por exelencia,rezo mucho por ustedes para que puedan afrontar este dificil momento de la vida,don bitsch un hombre sin palabras .... un abrazo gigante castellano mirta y flia.qpd
Conocía Adrián en el año 1957 y compartimos aulas en la Escuela Agrícola Salesiana de Del Valle hasta el año 1959 en que me retiré.
Nos hemos reunidos con los ex-compañeros en varias oportunidades y en la última fiesta de ex-alumnos donde se conmemoraba el 50º aniversario del egreso de 5º. Esperamos la presencia de Adrián sin saber que nuestro amigo había partido ya.
Un saludo cordial a todos los que lo quisieron y en especial a su mafilia.
Diego Rodolfo Caron
Pirovano, Pcia. de Bs.As.
Qué gran recordatorio. Qué detalles Mingo. Muchas gracias.
qpd don adrian hombre bueno fiel sencillo muy buena persona,dejo de existir,mando un afectuoso saludo a su flia,se va a extrañar gaucho inteligente,sabio.
flia quintana
lo siento mucho lo del dr bitsch,mi pesame a su flia.muy buen informe mingo...muy bueno,no hay que olvidar jamas a este hombre don bitsch hombre con todas las letras ,siempre hay que recordarlo y hacer un homenaje ......linda familia,un abrazo.....
sonia caimpao
FUI AL DIA DEL OVEJERO,FALTABA EL DR BITSCH QUE MAESTRO,QUE BUENA PERSONA LLORO SU PERDIDA!!!!!QPD.
NO LO PODEMOS CREER QUE EL YA NO ESTA,
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