Nosotros y la alcancía.


Utilizando el recurso de Facebook se nos ocurrió preguntar a los amigos si tenian alcancía.

Algunos se manifestaron como que les interesaba lo que se planteaba (Pilar Yensen, Walter Facundo Juárez y Alejandra Menéndez Aldé), otros pasaron de inmediato a la respuesta:

Sonia Caimapo afirmó que tenia "un chanchito.. por supuesto"; Alejandra pasódel gusto a la opinión para decirnos -riendose como Sonia-, que lo suyo es "una pantera azul de plástico sentada sobre sus dos patas traseras", que debe tener sus años por que se la compraron en Casa Menón..

Maria Susana Pereyra adoptó "una bolsita de carton", Cristina Venegas se arregla con un bolsillo.

Pero en medio de tantas opiniones femeninas Walter se animo a contarnos que la suya es "un cajon que tambien esta lleno de recuerdos”

Maria del Carmen Dávoli nos dice que su alcancía es "una cajita cilíndrica con tapa", tal vez lo mismo que Pilar que tiene "una lata", y para entonces ella comenzó a preguntarnos para qué preguntábamos. Fabián Leiva también se refirió a "una lata" a la hora de identificar su alcancía, y para entonces Sonia recordó que su mama tenía una lata de leche Nido, evidentemente su espíritu de ahorro era mucho más grande..

Marita Ojeda dijo que la suya es "una cajita que me regaló un querido amigo", sin decirnos si al menos le coloco una moneda. Monica Bucarey apareció desde el lado de la lata.

En tanto que desde Ushuaia nos llegó el siguiente comentario de Alicia Lazaroni "mis carpetas llenas de papeles, y cómo después no me acuerdo en cuál la guardé cada tanto me llevo la gran sorpresa de encontrar algunos billetitos olvidados...” Y fue por esto que Patricia Cajal recordó: “¡Ah..! también entre los libros y la parte de atrás de lo cuadros... las sorpresas que me llevé, pues mi memoria olvida y luego... ¡alegría!”

Ya para entonces yo aparecía diciendo: “Qué bueno que se estén acordando! Siempre se ha hablado del ahorro nada más que un día al año! Yo quisiera ser como el tío Patilludo que tenía una pileta llena de dinero y en ella la primer moneda que había ganado haciendo negocios...”

Y fue allí que irrumpió Rosa Fernanda Oyarzo con una opinión como un muro: “Yo no tengo alcancía... el ahorro, actualmente, no sirve!!! de todas formas... nunca tuve el hábito...”

Patricia Ramírez indicó que tiene “Una cajita de madera que solía ser un estuche de perfume.-y me pregunta: Y vos no declarás?"

Yo tendría que haberle dicho que en casa el que ahorra es mi hijo Marcial, y a él se lo manguea cuando necesitamos cambio.

Susana Graciela Riquelme tiene “UNA CAJITA DE LATA, UN ESTUCHE PARA PONER UN LABIAL UN SOBRE DE PLASTICO ETC DONDE PUEDA!!!!”

En tanto que Nilda Inés Carbone posee “Una cajita de porcelana muy kitch que está encima de una repisa, en el vestíbulo”. Nilda tiene vestíbulo. ¡Que tal!

Leticia Hernández afirmó que la suya “Tiene forma de un florero......poco original”

Yo insistí para ver si aparecía otro chancho, entonces Roberto Daniel Berbel Smolcic, dijo que solía tener un chanchito de cerámica, ahora las junto en una botella de agua cortada por la mitad!!!!”

Con lo que yo respondí: Ahora el ahorro no es a largo plazo. Están los que llenan la botella de Coca Cola con monedas para comprar el combustible en las vacaciones".

Comenzaba la primavera y Anahi Montiel recordò “yo tenia una alcancía de SUPER HIJITUS -jajajajaj-, me la había regalado papá cuando cumplí 5 años, aí que la atesoraba como lo más preciado, y todavía tengo en mi mente el recuerdo de como era, pero no juntaba moneditas, le ponia caramelitos jajajajjaja”

NOSOTROS Y EL AHORRO.

Hubo un tiempo en el desarrollo capitalista del país en que el ahorro permitía integrar capitales y llevar adelante grandes obras. Muchas veces eran ideas extranjeras las que congregaban al capital nacional.

Pero el ahorro interno parece que dejó de ser bandera de desarrollo, desde que el desarrollismo llamó a la inversión del capital extranjero.

Las políticas inflacionarias destruyeron los sanos objetivos del ahorro, y la alcancía pasó a ser ese reservorio de monedas que siempre se tiene al alcance de la mano porque las monedas son escasas (otro aspecto de nuestra economía es que con las devaluaciones las monedas valen menos que su peso en metal, y con ello se las compra y las funde con pingues ganancias).

Así llegamos a la situación actual, donde sin los padres no ahorran, los hijos no van a hacerlo.

El clima de consumo imperante ayuda mucho menos.

En lo referido a las formas no parece estar generalizado el uso de un artefacto construido específicamente para uso de alcancía, se lo reemplaza -más bien- con algo que disimula los valores que guarda.

Camino a la nostalgia, y en señal de despedida nos regalamos un escrito –lleno de cuándos y dóndes- de Alejandro José Díaz Balero.

POEMA DE LA ALCANCÍA.

Supiste guardar mis secretos

por eso en mi recuerdo te llevo,

eras el bello proyecto

dónde yo ahorraba mis sueños.

Eran tiempos de pequeñeces

cuándo jugaba con la ternura

de moneditas y billetes

que entraban por tu ranura.

Abrigaste mis sueños de grandeza

y de incontables alegrías

¿Cómo olvidar esa fechas

cuándo eras mi alcancía?

Eras el cerdito que sonriente

regalabas la sonrisa de tu hocico,

pero el martillo impertinente

un día te hizo añicos.

Tú me diste la esperanza

cuándo eras mi alcancía,

y en pago a tu amistad franca

te regalo esta humilde poesía.

Adiós guardadora de sueños,

ahorradora de tiempos idos,

dónde grandes y pequeños

tenímos tesoros escondidos.

1 comentario:

Pali dijo...

¡qué grande Mingo todo lo escrito y ese poema, donde uno puede decir: ¡cuántas cosas se pueden escribir, sin que la tristeza la invada!