PRESENCIA DE LA MUJER EN TIERRA DEL FUEGO.2 Un escrito de LEONOR MARIA PIÑERO.



Otras mujeres debemos recordar en Ushuaia a Damiana de Fique, la primera argentina que se radicó en el territorio y esposa del primer argentino afincado en la zona. A esta mujer, Ricardo Rojas la llama patricia en su libro “Archipiélago”, Luís Fique formaba parte de la tripulación de la cañonera Paraná de la Expedición Lasserre y se arraigó en la capital fueguina donde llegó a fundar una casa de comercio, “El primer argentino”. Tenemos a Teresa Messina que a los catorce años casó con don José Romero y allí tuvo su larga prole. Otras señoras fueron de Isorna, de Beban, etc. También debe mencionarse a la familia de Luís Noya que había sido de los colonizadores de Puerto Deseado y en Ushuaia construyó varias obras (6).
Por otra parte, están las esposas de gobernadores, sub-prefectos y funcionarios diversos que en esos comienzos añadieron su granito de arena de arena al progreso fueguino. Refiere Roberto J.Payró en “La Australia Argentina” que a poco de arribar en el “Villarino” a Ushuaia, {el y otros pasajeros tuvieron una “visión inesperada” en aquellas latitudes que los sorprendió agradablemente. “Era un ligero bote –dice-  a cuyo timón iba una dama; otra que se hallaba a su lado; manejaban los remos niñas vestidas de colores primaverales y jovencitos que bogaban con vigor”. Al preguntarse por dichas damas le contestaron que se trataba  de la señora de Godoy y la de Abdón Aróstegui con sus hijos. Otra mujer que menciona Payró es la señora Hemmings que llegó a la misión en 1885 enviada desde Inglaterra para cumplir oficios de partera y directora del asilo de huérfanos.

También estuvo presente la mujer en la Isla de los Estados. El mismo Payró recuerda a la esposa y a la hermana de un capitán inglés cuyo barco naufragó en esas playas. Otro episodio revistió especiales y ha sido marcado por Mariano F.Beascochea en el artículo “Relato de una dama que le fuera narrado  por el contramaestre Fritz, testigo de los hechos. La fragata inglesa “Rubestain” cuya meta era llegar al Pacífico con su carga de madera y de carbón, naufragó cerca de las costa muriendo, a causa de la tempestad, el capitán y 23 tripulantes. Entre los náufragos figuraba la esposa del capitán, Mila, muchacha rubia y muy hermosa. Se vio compelida a usar ropa de marinero “y esta vestimenta, siempre estrecha realzaba la formas de su cuerpo”. El piloto de la fragata, Dietrich,  se había enamorado de ella y a la vez Paul cuya llegada a la isla tenía por objeto  estudiar la mejor manera de efectuar la cacería de lobos de dos pelos y que había arribado con el nuevo sub-prefecto.  Al enfermar este de gravedad, Mila y Paul lo cuidaron con dedicación. Habiéndose llevado el Navarino al sub-prefecto, Paul ejerció su autoridad y sabiendo que Dietrich sentía hacia la joven poderosa atracción decidió deshacerse de él y la oportunidad le llegó cuando se avistaron unos náufragos. Lo envió a auxiliarlos en un bote que previamente había averiado por lo que el piloto y su acompañante no regresaron jamás. Sin embargo, Paul no concretó su amor por Mila burló la vigilancia del contramaestre Fritz y huyó una noche. Días después hallaron su cadáver flotando cerca de los peñascos de Punta Lasserre. Sus restos descansan en la Isla de los Estados.

(6) Construyó en Ushuaia  la casa de la Gobernación. Atraído por el oro se dirigió al norte de la isla. Más tarde, como esa aventura no le diera resultados, pobló por Río Gallegos.

FOTO: Teresa Mesina y sus descendientes en un Teatro de Lomas de Zamora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

El 6 de abril de 1971, Leonor María Piñero fundaba el periódico “La Ciudad Nueva”, de aparición quincenal. En el libro “El periodismo en Tierra del Fuego”, Arnoldo Canclini refiere que este periódico “era mecanografiado y luego mimeografiado (...)”.

Entre sus datos editoriales, como curiosidad puede observarse que si bien se citaba la ciudad y la provincia del diario, también se reforzaba el concepto de ser una publicación elaborada en la isla reiterando su origen “fueguino”. Así, podía leerse lo siguiente: “Periódico quincenal, fueguino, para todo el país, fundado en 6 – IV – 73. Precio: $ 1. Río Grande, Tierra del Fuego. Dirección y redacción: Leonor S. Piñero (*). Colaboración: Susanita. Corresponsales: Venus T. Videla (Bs. As.), Estela Vandoni (Ushuaia): Jefe de Avisos: Guillermo Gavilán”.

Arnoldo Canclini agregaba también: “Siembre se hizo artesanalmente (...) de manera casera, fotocopiado en algunos momentos, hasta que pasó a ser suplemento de Tiempo Fueguino. El alma del periódico era Leonor María Piñero, que llegó a ser una de las figuras más prestigiosas de la cultura provincial. Fue una personalidad muy reconocida como voz del norte fueguino, y creemos que lo mejor es reproducir la imagen que nos transmite una comunicación de su colega (Domingo) Gutiérrez:

‘Leonor Piñero era una mujer de múltiples proyectos. En la gran mayoría de los casos, reunía a un grupo entusiasta que no tardaba en dejarla en soledad, tal vez porque sus proyectos culturales nunca fueron rentables o porque ella ya vivía de sus rentas. Pero en lo periodístico era una trabajadora incansable.

Sobre el mostrador de su quiosco, situado frente a la guardia del hospital, tenía una máquina de escribir y un block de hojas en borrador en el que iba escribiendo las columnas de “Ciudad Nueva” entre cliente y cliente. Muchas veces eran estos visitantes los que le proporcionaban las informaciones de lo que iba pasando, sosteniendo de esa manera el boca a boca del viejo Río Grande.

En cuanto a su pensamiento era esencialmente católica, con una línea editorial que se inclinó más hacia la derecha que al centro. Pero nunca censuró las ideas de sus colaboradores ni esgrimió aquella frase de que la dirección no se hace responsable de las opiniones de los mismos.

Ocupaba mucho de su tiempo en la distribución del diario, a veces en un Citroën color naranja, pero la mayoría de las veces caminando de casa en casa de los suscriptores. Otros recibían el periódico por correo. Con los años el diario “Tiempo fueguino” lo incluyó como suplemento mensual, aliviándole toda esa tarea y multiplicando el universo de sus lectores.

Alguna vez, lamentándose de su soledad, me confesó que, al nacer, eran dos mellizas, y que solo ella había sobrevivido. “Tal vez por eso tenga que hacer tantas cosas por las dos”. Siempre lamentó la pérdida de la estancia familiar, la muerte de su hermana (la pintora Venus Videla) y la de su madre, quien fue la primera mujer en administrar un establecimiento rural en Tierra del Fuego, a partir de la muerte de Esteban, su esposo, el 25 de junio de 1930, congelado en medio de desperfectos automovilísticos, muy cerca del casco de su estancia’.

Indica Canclini que Leonor María Piñero “también fue corresponsal de los grandes diarios porteños y autora de varios libros en prosa y poesía” (Canclini, Arnoldo: “El periodismo en Tierra del Fuego”, Editorial Dunken, Academia Nacional de Periodismo, 1º Edición, Buenos Aires, 2011).

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Anónimo dijo...

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Otros datos:

Además de su vocación periodística, Leonor María Piñero escribió varios libros. Entre ellos se encuentran: “Retorno al amor y otros cuentos” (1951), “La estatua viviente” (1957), “Mis palabras” (1969), “Pasitos en la nieve” (1976), “Eluned Morgan, exponente de la mujer galesa” (1981) y “Cuentos para mi niño” (1994). En la publicación “El río. Memorias de la zona” (Año 1, Nº 9, Río Grande, Viernes 14 de noviembre de 2003), en la sección “El Coso”, se indica otro libro de la autora titulado “Chepachen”.

Debe señalarse también que la escritora y periodista fue destacada como ciudadana ilustre de Río Grande. Además, en justo reconocimiento a su acercamiento a las letras, su nombre fue asignado a una biblioteca local. Leonor M. Piñero falleció a los 86 años de edad el 24 de junio de 2010 en Río Grande.

(*) Se refiere a Leonor María Piñero.

Un abrazo Mingo,
Hernán (Bs. As.).-