Se trata del casamiento de Tomás Armstrong con la señorita Martín, que
se encontraba con la familia Lawrence para colaborar con la crianza de sus
hijos.
Había llegado el 4 de febrero de 1884 con el
compromiso de mantenerse soltero por dos años. Era un hombre de 1,83 de
estatura, al decir de Lucas Bridges, y de brazos fuertes. “Con su llegada la
vida en Ushuaia, cambió para mal nuestro”, dirá en El último confín de la
tierra.
Tenía un buen trato con los niños y se
adentraba en el conocimiento del idioma yagán.
La señorita Martín habría participado en
tareas de costura en la escuela de los indiecitos y de allí se habría
profundizado la relación con el maestro.
La boda debe haber sido la primera celebrada en Ushuaia entre blancos y a la
misma concurrieron el prefecto Virasoro
y Calvo y el gobernador Paz, entre otros.
Esta boda, que representaba un cambio en la
relación contractual ente el maestro y la congregación anglicana condicionaría
el alejamiento de la pareja.
Junto a esta primicia romántica en
Ushuaia aparecerán en el mismo tiempo,
uniones entre indias y prefecturianos.
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