Está compuesta de cinco naves artilladas y
lleva 237 hombres a bordo.
Son las embarcaciones:
Trinidad, de 110 toneladas, nave almirante.
San Antonio, de 120 toneladas, la de mayor
porte.
Concepción: 90 toneladas.
Victoria: de 85, la única que volverá de esta
experiencia.
Y la Santiago de 75 toneladas.
Dirá sobre este fecha Antonio de Pigafetta,
cronista de la armada: Zarpamos del muelle de Sevilla, y haciendo fuego toda la
artillería, sólo desplegamos la vela del palo mayor, y llegamos al término de
un río llamado Betis, que ahora es denominado Guadalquivir.. Por último
llegamos a un castillo que pertenece al Duque de Medina Sidonia, llamado San
Lúcar, donde hay un puerto, desde el cual se entra al océano”.
La empresa de Magallanes llevaba el próposito
de descender por la
América Medional hasta encontrar el paso que permitiera
cruzar al otro mar, alcanzar las Molucas en esa navegación reportando a la armada
las enormes ganancias de la especiería, y regresar por el oeste a España.
Hernando de Magallanes armó su flota con una
inversión que alcanzaba casi 9 millones de maravedíes.
De este total 1.554.504 fueron destinados a
pagar cuatro meses de sueldos anticipados a los 237 tripulantes. Pasado ese
tiempo de navegación la Armada se haría cargo de las remuneraciones teniendo en
cuenta las ganancias, si las hubiera.
Magallanes trasportaba a la vez 1.679.769
maravedíes en mercaderías destinadas al comercio –trueque- con los pueblos con
los que se pensaba entrar en contacto en oriente, y conseguir de esta manera
las preciadas especies.
Las provisiones sumaban 1.585.551 maravedíes,
y comprendían en términos generales: biscochos, vinos, aceite, pescado seco, carne,
queso, legumbres.....
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