Así como hay cosas que se lleva el viento, hay otras que el viento pone en mis manos, y tal fue el caso de esta boleta de sueldos peteneciente a Don Julián, y que por ello puse en sus manos.
El concejal MC volvía a su casa después de las primeras diligencias del día y recordó aquellos momentos de su vida, trabajando para la Usina de Don Esteban Martinez Martos, siendo él quien hacía las recaudaciones domiciliarias, y confeccionaba su propio recibo de sueldos.
Baeza había dejado inconcluso estudios contables y de construcción en Chile, cuando se vino para estos pagos, siguiendo a su madre: primero en María Behety, más tarde el El Valdez.
Al dorso de la boleta se aprecian toda una serie de adelantos que le permitía ir afrontando las urgencias familiares en años que no fueron para nada fácil, producto de la recesión que vivió todo el norte fueguino al cancelar el gobierno de Arturo Illia los contratos petroleros a las firmas norteamericanas.
Lo más lindo de reencontrarnos con el amigo fue su sonrisa, es que le quita años de los muchos que tiene por sobre las ocho décadas de límpido existir.
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