Arturo SUÁREZ –Adiós Loro adiós..



El pasado 14 de marzo murió Arturo, en el silencio de estos días de miedo y soledad. Su muerte es la primera de una persona conocida en estos días en que aparece al acecho amenazando a la humanidad, en su diligencia.
Tardé unos días en dar forma a algunos recuerdos en torno a su persona, buena parte de los cuales surgen de un entrevista radial realizada en LRA 24, y otros de mi mirada pequeña, del tiempo que lo entré a conocer..
Porque a la primera en situar en mis recuerdos es a Dalila, su esposa, trabajando como mucama en el Hotel Atlántida, donde mi padre era conserje. Dalila, La Cañe y Sara Silva, las tres muchachas.. de ellas la primera era la única que tenía novio, y una canción que estaba de moda ligada a su nombre.
El novio apareció una tarde a buscarla, yo fue al último piso para decírselo, ella me recibió en un cuarto destinado al planchado y se rio cuando le dije quien la estaba esperando.
Bajé y el novio charlaba y charlaba como los presentes, yo pensé que era condición de novio el seducir con la palabra.
Al tiempo supe que Suárez era así con todo el mundo, y que no estaba de novio puesto que ya tenían dos niños nacidos en Chile, antes de que el viniera definitivamente a nuestro Río Grande.
Porque había tenido una primera incursión, en el invierno de 1953, trabajando como peón golondrina en la faena del caponero. Se ganaba bien entonces y para un chileno unos meses aquí servían para llevar plata para vivir en su tierra todo el año.
En el 54 intentó hacer lo mismo pero le dijeron que las cosas habían cambiado, que Perón amparaba al trabajador argentino y este tendría prioridad ante los “golondrinas” que venían a llevarse la plata. Los argentinos que venían llegando en lugar de las cuadrillas se llevarían la plata para el norte.
Ya para entonces se había afincado en Punta Arenas, él era de más al norte, no me pregunten ahora que no recuerdo, una vez quise saberlo pero no obtuve respuesta, él tenía otros temas más importantes que contarme, y hablaba y hablaba, por algo le llamaban El Loro.
Para 1960 el llamado fueguino cobró más fuerza, era la hora del petróleo, y una gestión progresista: la del gobernador Ernesto Campos.
No solo había trabajo para los hombres, sino también la posibilidad de traer o formar familia. Existía una prohibición en dar tierra a los vecinos del país limítrofe, por cuestiones de seguridad, y con ello los “golondrinas” después de 6, 18 o 18 meses de trabajos bien remunerados se terminaban llevando el dinero fuera del país. ¿Y si se entregaban los sitios de manera precaria? Se exigiría instalar una mejora perentoriamente, y al tiempo tendríamos poblado Río Grande y una gran cantidad de dinero tendría destino en el comercio. Esa radicación de familias fue la base de lo que a partir de entonces pasó a ser “la capital económica de Río Grande”.
A Arturo le llamó la atención –de entrada- la familiaridad de trato que había en Argentina entre gente de diferente condición. Un peón chileno, y el juez de Paz se podían sentar en la misma mesa a compartir una misma mesa consumiendo su café, su cerveza. Todo el mundo se codeaba con todo el mundo.
Pero más le llamó la atención el hecho que un día, en medio de un incendio, y cuando hubo que tratar de salvar los mueles de los damnificados –por Moyano, cerca de Caballo Grande- , terminaros sacando uno de ellos entre la humareda.., de un lado El Loro, del otro el muy querido capitán gobernador.
Tal vez por eso se fue animando a acercarse a la oficina de tierras.
Él era operador de máquinas pero no vamos a relatar sus trabajos, sino una vocación: El ajedrez.
Este diálogo comenzó una vez que salimos en el mismo avión rumbo a Buenos Aires, con Dalila –ya abuela- y teniendo por destino La Plata, donde tenían dos hijas estudiantes. Allí estaba esperando Arturo, que andaba por Mar del Plata para participar de un Campeonato Argentino de Ajedrez. De allí volvería con el puesto 37, lo que para él fue el momento de mayor logro competitivo.
Unos años antes se habían reunido en el San Martín destacados ajedrecistas riograndenses: El Vuka, Albino Álvarez, Pablo Mardalenich para darle vida institucional a lo que hasta entonces eran encuentros ocasionales en el restaurante del Hotel Villa.
De esa gestión saldría la designación de Arturo Suárez como primer presidente del Círculo de Ajedrez local, cargo en el que se desempeñaría por el término de cuatro años.
Fue así que se les ocurrió hacer un primer tornero en el Centro Deportivo, tenían identificados unos 15 o 18 tableros en la localidad, pero grande fue la sorpresa a la hora de comenzar cuando comenzaban a llegar más delos esperados. Pancho Vukásovic debió salir a buscar más en el comercio. A los presentes se les pidió que fueran por el suyo, si lo tenía en sus casas. La asociación crecería de manera incontenible. Entre ellos la realización de cuadrangulares con Punta Arenas, Gallegos y Ushuaia, prueba que –con algunos matices-sigue existiendo.
Arturo recordaba con gratitud los días de Chiquito Martínez en la intendencia, un hombre que tanto los ayudó –pese a las patadas que recibió de su parte los días de competían al papi fútbol- mucho a favor de estas gestiones la daba pertenencia de el Vuka, a la Muni.
Pero mucho se le debía también al comercio, a los premios estímulo que reglaban, como cuando se realizó el Interescolar que llegó a tener entre 500 y 600 inscriptos. ¡Qué problema encontrar donde jugar! Una vez lo hicieron en el SUM de Yaganes, pero al lado había una fiesta. Las madres dejaban a los chicos diciendo: -Usted se hace cargo del niño. “De unos sí, tal vez, -decía Suarez- pero de tantos--¿cómo?
La tarea fue mucho más fácil al momento de idear los interfábricas, allí recuerda la ayuda de Nunes, que era gerente en una de ellas.
En LRA 24 recordamos cuando apareció la idea de competir con LU 14 de Río Gallegos, marcando desde una y otra emisora, los movimientos.. jugada a jugada. Atrás de la radio estaban los “grandes maestros” de cada localidad.
Con el tiempo se fueron dando cuenta que todos no tenían el mismo nivel, y se idearon tres categorías: la primera, para los mejores, que se mataban entre si; la segunda, donde había ascensos y descensos; la tercera, de aprendices. Sures siempre apuntó a la segunda, no quería ir más arriba donde nunca ganaría un trofeo, pero allí donde sabía su potencialidad, se llevó muchas satisfacciones.
Y un día Juan Torres le trajo la noticia que se haría un Torneo que llevaría su nombre.
El Loro siempre agradecía el espíritu analítico que le había dotado la práctica, que lo había servido para múltiples circunstancias de la vida. Valoraba a la vez la importancia del ejercicio físico, con lo que cerca de cada certamen soltaba la adrenalina en competencias de pimpón, en el San Martín, actividad de la cual también fue un precursor.
Arturo, ya no estás, pero lo cierto es que se te siente..


En las fotos: superior, en los estudios de la radio, esperando para la entrevista; inferior, junto a Dalila, y Fernando, el mayor de sus hijos..

1 comentario:

Gustavo Bernal dijo...

Gracias por el recuerdo y justo homenaje Mingo, sin dudas una gran pérdida más triste aún por la crisis que nos envuelve y no permitió hacer una despedida como él se hubiera merecido. Como aficionado al ajedrez y ex residente de la isla conocí a ambos, Pancho Vukasovic y El Loro Suárez, entre ambos forjaron la historia de este deporte y fundaron el primer club afiliado a la Federación Argentina de Ajedrez. Fui un adolescente mimado por ambos y con mucho orgullo representé a nuestra hermosa ciudad (y la isla toda porque era más conocido el nombre de Tierra del Fuego - por aquel entonces aun denominado Terrritorio Nacional- que Rio Grande)en las categorias juveniles y el Campeonato Argentino por requipos en Chapadmalal del 2 al 10 diciembre de 1985, como primer tablero con tan solo 17 abriles.
Queda en el recuerdo las anécdotas y las charlas interminables con este entrañable personaje que tuve el honor de vruzarme en su ruta de vida del cual también aprendí muchas cosas, como el valor de la amistad, solidaridad y que ningún lugar está demasiado lejos, con voluntad y sacrificio todo se puede acercar.
PD: Mención especial para Federico Torres, actual presidente del club de ajedrez Rio Grande, quien tuvo el acertado tino hace algunos años de homenajear a don Arturo en vida, poniendo su nombre del Magistral anual de la ciudad y hace poco yendo a visitarlo a su casa, donde su tono de voz ya presagiaba una pronta despedida. Hasta siempre lorito.