El desenlace del drama nacional. Ataque a la rosada.

    En esta efemérides -que nos remonta al 16 de junio de 1955- un comentario especiaizado de Ana Laura Silva de la Universidad Nacional de Cuyo

El autor de este libro, Horacio Rivara, nació en Buenos Aires en 1969. A mediados de la década de 1990 se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires. Desde 1997 se desempeña como ayudante de primera en la cátedra de Sociología de esa misma universidad y, a partir de 1999, como titular en igual cátedra en la carrera de Diseño de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

Es autor de numerosos artículos sobre aviación ya que también es piloto civil. En 2008 publicó su primer libro La Luftwaffe en Argentina, donde relata la historia de los pilotos y científicos de la fuerza aérea alemana que emigraron a la Argentina luego de la segunda guerra mundial.

En esta obra, Rivara describe, sesenta años después, cómo se planeó y se llevó a cabo el ataque a la Casa Rosada en el luctuoso 16 de junio de 1955, anticipo de la Revolución Libertadora.
El libro capta la atención del lector con sólo leer la tapa y contratapa. En la primera puede leerse como subtítulo La verdadera historia de los bombardeos del 16 de junio de 1955, y en la contratapa se advierte:

El testimonio que los protagonistas directos callaron durante casi sesenta años y el acceso a documentación inédita permiten a Horacio Rivara una reconstrucción histórica minuciosa y fidedignadel ataque que marcó el destino de la segunda mitad del siglo XX en la Argentina.

En este sentido, el autor promete la revelación de hechos aún no conocidos en la historia argentina, ya que por su condición de piloto civil ha podido acceder a información inédita.
Sin prólogo ni introducción, el relato comienza directamente con los sucesos que acaecieron el miércoles 16 de junio de 1955, cuando el capitán Carlos Carus y los tenientes Néstor Marelli y Armando Jeannot, cerca de las 18 horas, atacaron el Departamento Central de Policía y luego a la Casa de Gobierno con el plan de matar al presidente Juan Domingo Perón. La causa del primer bombardeo era la información, llegada a la base sublevada de Morón, de que Perón estaba refugiado en el Departamento Central de Policía. Luego se sabría que en realidad se encontraba en el Ministerio de Guerra.


En el siguiente apartado, Rivara retrocede a principios de noviembre de 1953 para explicar los diferentes hechos y situaciones que influyeron y condujeron al desenlace de junio de 1955.  
El capítulo "Pearl Harbor en el Río de la Plata" explica que el ideólogo del plan de asesinar a Perón fue el capitán de fragata y aviador naval Jorge Alfredo Bassi, quien tomó como modelo el ataque japonés al puerto norteamericano Pearl Harbor. Al respecto, el autor advierte que para cumplir con el objetivo había maneras más fáciles, ya que el presidente salía todos los días a la misma hora de la residencia presidencial.


Dos errores de este operativo destaca Horacio Rivara: el primero es que Bassi, al tomar como modelo el ataque japonés no sólo copiaba sus ventajas, sino también sus defectos. La ofensiva a Pearl Harbor no fue sorpresa, ya que criptógrafos norteamericanos habían descifrado los códigos japoneses; por esto, los portaaviones norteamericanos no se encontraban en el lugar. Igualmente, Perón se enteró de la agresión con anterioridad, por ello no se encontraba en el Departamento Central de Policía. El segundo, fue que este ataque fortaleció el apoyo a Perón, visualizado como víctima.


Los próximos capítulos desarrollan diferentes hechos, ampliamente conocidos en la historiografía, que encaminaron a un clima de fuerte oposición al presidente que terminó con su caída. Así, a partir de una amplia bibliografía, repasa algunos hechos de la relación entre Perón y la Iglesia la cual, si bien había comenzado en buenos términos, se fue corroyendo que a lo largo de la presidencia: el culto a Evita, el apoyo de Perón al Congreso Espiritista realizado en el Luna Park, la creación del Partido Demócrata Cristiano, los escándalos de la UES, en especial el amorío de Perón con la estudiante de esa agrupación Nelly Haydée Rivas, de 14 años. Sin duda este "idilio" perjudicó enormemente la imagen pública del presidente.


Asimismo, el autor relata los antecedentes directos del bombardeo como la peregrinación del Corpus Christi, la quema de la bandera, la expulsión de los monseñores, entre otros, que desencadenaron el quiebre definitivo entre el gobierno y la Iglesia.


Finalmente, en el Apéndice, Rivara hace referencia a diferentes "mitos", en el sentido de interpretaciones populares, que se han repetido respecto del famoso ataque del 16 de junio de 1955. Es muy interesante la descripción de cada uno de ellos mitos, y el análisis que realiza.

Ataque a la Casa Rosada aporta información histórica a partir de testimonios que el autor recoge y tiene acceso en su calidad de piloto civil, tales como el de Licio Gelli, comandante italiano, que a través de sus contactos posibilitó que luego de la guerra llegaran a Argentina científicos, pilotos y criminales de guerra; el del almirante Eladio Vázquez y el del Capitán de Fragata Juan José Dimarco, entre otros. Asimismo, utiliza fuentes del Archivo del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, discursos públicos y fuentes periodísticas. Así, por ejemplo, de su entrevista con el almirante Eladio Vázquez, Rivara concluye que gran parte de la operación de asesinar a Perón fue delatada por la empleada doméstica de uno de los conspiradores, el teniente de Navío Carlos Massera. María Tolosa, aunque casi analfabeta, era inteligente y podía escuchar y memorizar las conversaciones. Según el almirante había sido contactada por el SIE y colocada en ese puesto como espía. Por tal  motivo, los conspiradores pierden el control sobre la Base de Morón y sus jets, fracasando la operación.


No obstante, en la obra se encuentran saltos temporales y situaciones no resueltas que dificultan la lectura, sobre todo del público no especializado. Por ejemplo, narra una reunión que se llevó a cabo a principios de noviembre de 1953 en el Palacio Unzué de Recoleta, residencia del presidente de la Nación, entre el coronel Otto Skorzeny, Hans Rudel y Juan Domingo Perón, en la cual se habló de una caja de contenido misterioso y sumamente importante, la cual fue depositada en la cima del volcán Llullaillaco, en Salta; pero Rivara no  revela ni el contenido e la caja ni el motivo de tan importante encuentro, dejando al lector sin entender.


Como síntesis, el libro trata sobre una problemática bastante explorada en la historiografía pero siempre requerida por el público en general. Sin duda, se trata de una obra de divulgación con alguna información adicional que no produce un cambio sustancial a la historiografía especializada. En la frecuente visión porteña de las cosas no hay interés por recordar que hubo bombardeos navales en otros puntos del país.


Ya hemos destacado en este mismo blog las publicaciones que a modo de informe oficial señaló el gobierno, tratando de morigerar la relación sus sus contrincantes, un mismo clima que se desarrolla en está página de Caras y Caretas, que nos remitiera Hugo Hammar.

Con respecto a las fotos que muestran aeronaves en su ataque nos da la impresión que las misma pueden ser producto de las IA, puesto que seguidores del tema no hemos visto enfoques paraecidos en todo el material de época.

Producto de estas acciones aeronavales fueron más de 300 los muertos, y 1200 los heridos. Perón por decreto eliminó la aviación naval. Pero sobre las víctiamas registramos un crimen sin castigo.





 

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