Una salvaje que se encontraba en el agua, maniobrando en su canoa, se vió afectada por los dolores de parto. Se agachó y ante nuestra presencia trajo a su hijo al mundo. Este parecía tener tres meses de gestación y seguramente estaba muerto, pues luego que ella lo hubo levantado con la mano, lo observó lo lanzó al punto al agua, sin mostrarse perturbada o gritar; con lo cual volvió enseguida a su tarea.
Llamamos a este rio
Riviere de Massacre, por que nuestros corsarios mataron aquí algunos salvajes
que habían asesinado a sus camaradas en el bosque.
Estaban dando
señales aquellos viajeros de sus contactos con los nativos que más adelante se
conocerían como alakalufes.
La imagen nos muestra el puerto francés en cartografía inglesa.
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