Entre los pasajeros estaban además del
gobernador fueguino, el de Santa Cruz, el Doctor Polidoro Seguers, y José María
Beauvoir, el futuro Director de
Si bien consigue salvar los caudales que
transporta, no corren la misma suerte los aprovisionamientos, con lo que la
situación en Ushuaia quedará al límite.
Beauvoir había nacido en Turín en 1850
graduándose de maestro en 1872 como paso previo a la consagración sacerdotal
que se daría tres años más tarde. Llegó a Buenos Aires en 1879 desempeñándose
como maestro en el colegio San Carlos. Acompañará después a José Fagnano a
Patagones cuando se levanta la primera capilla católica de
En 1884 es designado capellán de
Residía en Buenos Aires cuando Fagnano luego
de conocer Tierra del Fuego solicita su concurso para iniciar la labor misional
desde Punta Arenas.
En ese accidentado viaje se produce el
naufragio en el Magallanes, de que dejará Beauvoir un interesante
testimonio... El incidente se dio
cuando la nave choca con una piedra cuando en el momento del desembarco el
capitán creyó que haciendo una bordeada más extensa facilitaría las tareas de
llegada al fondeadero.
“Imposible describir el pánico y las ansias
mortales que se apoderaron de todos los que allí estábamos. Un ir y venir
atropellado, un griterío ininteligible, un llorar de las mujeres y de los
niños, un correr de los marineros yendo desatinadamente de proa a popa, todos
mandaban y nadie obedecía, en fin un pandemoniun indescriptible”
Beauvoir agrega también que durante el
desembarco en botes: “Vi a mas de uno empujar a otro y quitarlo de un puñetazo
para ponerse en el mismo; a ninguno vi invocar el auxilio divino y pedir a Dios
misericordia, solo se oían blasfemias e imprecaciones horrendas. Hubo quien
clavó en el cielo la mirada y agitando el puño maldecía a Dios. Me horroricé
pensando que estaba quizá al borde de la muerte y desafiaba al rigorosísimo
Juez que entre poco tal vez le habría de juzgar. Otro, con el revolver en la
mano, estuvo a punto de pegarse un tiro si no le hubiese faltado ese valor
satánico. ¡Cuánto desvarío en esta desgraciada humanidad!!!
Entre los náufragos se encontraba Ibón Noya,
quien había sido contratado como carpintero para la gobernación fueguina, pero
el accidente torció su rumbo: se quedaría en Santa Cruz, donde llegaría a hacer
fortuna como hacendado presidiendo con los años
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