Se solía cantar en la presentación de las ofrendas, y también durante la comunión, nació –no se donde- durante los días de la Teología de la Liberación y los curas obreros, su melodía se dibuja confusa en mi memoria, pero tal vez anide en el recuerdo de alguno de Ustedes.
Qué triste debe ser llegar a viejo
con el alma y las manos sin gastar
qué triste integridad la del pellejo
que nunca se jugó por los demás,
Qué triste debe ser tener de todo
si hay tantos que se venden por un pan,
qué triste soledad, de cualquier modo,
la que nace de la desigualdad.
POR ESO ESTOY AQUÍ, CANTANDO
POR ESO ESTOY AQUÍ, SOÑANDO
POR EL HOMBRE FELIZ, EL HOMBRE NUEVO,
EL HOMBRE QUE TE DEBO, MI PAÍS.
Qué lindo es tender siempre la mano
y saber que es posible la amistad.
Qué lindo procurar para mi hermano
lo mismo que procuro alcanzar.
Qué lindo que es morirse con los otros
detrás de lo inhumano de un jornal,
qué lindo que es perderse en el nosotros
del pueblo que es la única verdad.
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