Marcilla camino en su nuevo tiempo. Los senderos se bifurcan. Por un lado el camino del cielo. Por el otro el del purgatorio. Encara para el primer destino y piensa: -¡Si me falta para llenar la plana me van a enviar para el otro lado! Pero para todo habrá tiempo.
Mancilla golpéa la puerta.
Del otro lado silencio.
El espera que se sientan unos pasos pero no es asi, del otro lado como en este en que él está se camina sobre nubes.
De pronto la puerta se abre sin el menor ruido. Un hombre anciano pero alegre lo mira y sonríe.
-¡Son Mancilla, vengo de Río Grande!
-¡Mancilla, lo estaba esperando!
-Mire.. ¡qué bien! ¿Así que este será mi lugar?
-¿Qué otro podía ser?
-Bueno, no sé.-Mancilla espera un adelante y póngase cómodo, pero solo escucha el enorme suspiro del portero.
-Nos va a tener que hacer un favor..
-Ustede dirá.-dice inquieto nuestro hombre.
-Esta puerta.-afierma Pedro- no la podría sacar y colocar así medio de costado.
-¿La misma puerta?
-La misma. ¡No estamos para grandes gastos!
-Yo lo haría sin problema, pero me vine sin mi caja de herramientas.
-No se preocupe, el carpitero que tenemos aquí tiene la suya, pero hace casi dos mil años que nos estaba demorando este arreglo.
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