EVOCACIONES*Junio 22 de 1719. Clipperton realiza trabajos hidrográficos durante cinco meses en el Estrecho de Magallanes.



Se trataba de un corsario que comandaba una sola nave de nombre Success, y que se situaron en estas latitudes por situaciones ocasionales, en este caso, motivada por los rigores del invierno.

El navegante tuvo por base de operaciones la Isla Elizabeth, en la llamada segunda angostura, desde allí buscó puertos apropiados siendo uno de ellos de altos árboles cargados de nieve, correspondiente a lo que sería también conocido como Puerto Gallant o la Bahía Borja.

Pero Clipperton le dio el nombre de Bahía Sin Fondo

La disciplina a bordo del barco era férrea, y estaba contenida en las siguientes disposiciones fundamentales:

El hombre que primero aviste un barco que resulte una presa, recibirá cinco dólares por cada cien toneladas de la presa.

Todo hombre que sea hallado ebrio o en acto indecente con una mujer, negra o blanca, a bordo de una presa, será castigado de acuerdo con la naturaleza de su ofensa.

Todo hombre, cualquiera sea su grado, que sea sorprendido ocultando dinero, u otra cosa, por valor de más de medio dólar, será despojado del total de la recompensa que le corresponda, y además, se le retendrán 20 dólares de lo que pueda corresponderle en las siguiente presas.

La permanencia de Clipperton en el Estrecho de Magallanes se dio en medio de una gran enfermedad de escorbuto que se llevó a 30 de sus hombres.

Las tareas iniciales las desarrolló en la denominada bahía Sin Fondo, destacando en su crónica que los árboles de la costa eran muy altos y estaban cargados de nieve.

“El día 29 se acercó una canoa con cuatro indios, dos hombres, una mujer, un niño. Eran de mediana estatura, complexión oscura, caras anchas y redondas, frentes estrechas y cabellos negros, cortos y finos. Por única ropa llevaban un trozo de piel en torno a la cintura. Daban la impresión de ser extremadamente celosos con sus mujeres, ya que nunca permitieron que ninguna de ella viniera a bordo”

Clipperton ordenará que se les de a los nativos, pan y queso, con un trago de brandy por que había mucho frío, pero ellos se negaron a consumir la bebida.

Distaban mucho de ser los nativos esa gente perversa que la mayoría se imagina – dejó escrito Clipperton- en la narración de sus viajes australes, y para el caso dio los siguientes ejemplos:


“En el primer caso se trataba de uno de nuestros hombres, que permaneció en la costa dos noches y un día y recibió de ellos un tratamiento muy amable. El otro fue el caso de un nativo que, a raíz de un accidente, quedó en tierra. Al día siguiente, sin ningún temor, regresaron sus compañeros, y se lo llevaron. Esto demuestra que si se los trata bien no proceden traidoramente. Entre los tripulantes de otra canoa, que se acercó al barco, había varias mujeres, cada una de las cuales llevaba un collar de pequeñas conchillas, en cinco o seis hileras, diestramente entrelazadas, lo cual le daba una apariencia de madreperlas”


Las imágenes son referenciales de Bahía Borja, Magallanes, Chile donde transcurre el presente recordatorio.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

Desconocía sobre paso de este navegante en la zona del archipiélago fueguino. Deduzco que por la localización indicada en el Estrecho de Magallanes - Isla Borja Grande e Isla Borja Chica, próximas a su boca Oeste -, los aborígenes mencionados probablemente habrían sido alacalufes. También en dos ocasiones se menciona el uso de canoas, un medio que estos nativos, al igual que los yámanas, usaban para desplazarse en su vida cotidiana.

Sobre la mención a la problemática del escorbuto, enfermedad que produjo 30 muertos, recuerdo una explicación bastante precisa de ella que leí hace un tiempo en el libro “Tras la estela del Hoorn”, el cual desarrolla en detalle la exploración holandesa al mando de Jacob Le Maire y Willem Sochouten en 1615-1616, en los barcos Hoorn y Eendracht. Allí se indica lo siguiente sobre el Escorbuto o “lepra de mar”:


“El escorbuto es una enfermedad producida por el déficit de ácido ascórbico (vitamina C) en la dieta o por dificultades para su absorción. Se caracteriza por alteraciones intercelulares en las paredes de los vasos sanguíneos. Esto produce hemorragias de diversos tejidos, especialmente en la mucosa vocal, y pérdida de piezas dentales. También puede causar hematomas diversos, anemia, mala cicatrización de las heridas, infecciones secundarias, ennegrecimiento y caída de las uñas, trombosis secundarias, problemas articulares, debilitamiento y fatiga.

La historia de la medicina reconoce al Dr. James Lind, de la Armada Británica, como descubridor de la prevención y de la cura de esta enfermedad, según su tratado de 1753 titulado A Tratise on the Scurvy.

Sin embarco, la expedición de Schouten y Le Maire demostró, casi un siglo y medio antes, que se podía prevenir el escorbuto poniendo en práctica normas alimentarias específicas. Durante toda la travesía, existió una marcada preocupación por el acopio de alimento fresco y de grandes cantidades de cítricos, importante fuente de vitamina C, que prevenía esta y otras muchas enfermedades. Obviamente, los marinos holandeses ignoraban qué sustancia “milagrosa” podrían contener estos cítricos, ya que las vitaminas – como sustancias químicas con propiedades especiales – recién fueron descubiertas a comienzos del siglo XX. De qué modo adquirieron aquel conocimiento es algo que aún resta aclarar, pero con seguridad, la tradición oral jugó un papel importante en este aspecto.

Recién en el siglo XVIII, el Dr. J. Lind comenzó los estudios sobre esta enfermedad, concluyendo que la ingesta de limones era la mejor prevención para ella” (Murray, C; Vainstub, D.; Manders, M.; Bastida, R.: “Tras la estela del Hoorn”, Vázquez Mazzini Editores, 1º Edición, Buenos Aires, 2008).

Un saludo Mingo!
Hernán (Bs. As.)