MADURANDO RECUERDOS PETROLEROS. Un escrito de Óscar Domingo Gutiérrez

En ocasión de la reciente conmemoración de los 33 años del descubrimiento de hidrocarburos en la Tierra del Fuego, fui invitado por el Instituto del Petroleo y Gas, filial local, a realizar una charla de apertura.

Y sobre lo vivido aquel día realizo la primera de tres entregas.

Fue hace ya un tiempo: se cumplían cincuenta del descubrimiento de hidrocarburos en Tierra del Fuego y entre los aconteceres que se buscaba despertar, había una historia por escribir.
Se acercó para hablar del tema Néstor Ortiz que por entonces operaba para el Instituto de Petróleo y Gas y vimos las posibilidades.
Yo tenía presente que veinte años antes se había festejado con cierta pompa aquella historia del TF 1 y su surgencia esperanzadora; recordaba por un lado los dichos del Ingeniero Lizandro Guarnieri, responsable de aquel feliz momento, dados en el gimnasio de YPF donde se realizó la fiesta. La trasmitíamos en Radio Nacional y grabamos el acto. Ese día anduve acompañando a los artistas que vinieron para amenizar la velada; los Quilla Huasi, Mariano Moreno, entre otros. Al día siguiente caí enfermo y cuando volví meses después pregunté sobre que había quedado de aquel momento y no había nada. Con los años Carlos María Ratier me acercó una copia del discurso de Guarnieri a la vez que publicaba el mismo en la revista Tiempo Comunitario.
Guarnieri como para ganarse todos los aplausos de la concurrencia hacía una relación sentida de la llegada de aquellos primeros petroleros a la Isla Grande, sector argentina, donde se seguiría el rastro de los logros dados antes en Chile donde la exploración estaba a cargo de empresarios norteamericanos.
El jefe ypefiano contaba de los pormenores de su labor en este sur, de una simpática relación de abusos y concesiones con sus vecinos salesianos, del amor despertado aquí que le permitió llevarse una esposa fueguina.
Tener ese registro era un punto de partida valedero para armar una historia de cincuenta años de petróleo en tierras fueguinas, y lo demás lo darían los archivos propios, y los testimonios de tanta gente –vecina nuestra- que vivió para estas tareas.
Pero había que delimitar campos de acción. Los historiadores, aun los humildes que escribimos en la sola dimensión de nuestros pueblos, tenemos problemas para interpretar acontecimientos cercanos. Entonces nos valimos de la experiencias directa que tenía el Negro Ortiz en la secretaría del yacimiento, muy cercano a los administradores de la cosa pública petrolera de los setenta para acá, los setenta marcaron el tiempo en que él se muda de su Comodoro –él era catadorense puesto que había nacido en Catamarca  y criado en Comodoro Rivadavia-, decimos de su Comodoro a este norte fueguino.
Y así nació la cronología sustancial de la publicación que ahora recuerdo. Ese invierno del 99 contraje una enfermedad que todavía me acompaña y para el 17 de junio la tarea no estaba completada. Retomamos meses más tarde con un viaje a Comodoro, Caleta y Cañadón Seco donde estaban algunos de los protagonistas de aquel descubrimiento. Ortíz fue mi chofer y mi guía, fueron múltiples simpáticas experiencias que terminaron por delinear páginas que estimamos aún pueden ser leídas.
Pero hemos recibido la invitación a participar de este momento y lo hacemos rengos para la marcha. Nos falta una pierna fundamental en aquel logro, que fue Néstor Ortiz; y a la vez la erudición propia que se pueda requerir de un investigación del ayer que en temas tan complejos como los de la producción petrolera podrían demandar estudios estadísticos, económicos, productivos, legislativos.
Muchas cosas fueron cambiando entre el 49 y el presente, cambios que con el tiempo en algunos casos fueron cuestionados por las derivaciones que tuvieron pero que en su momento fueron aceptados ampliamente como cambios necesarios.
La tardía resolución de la exploración en explotación, la incorporación de las empresas norteamericanas, la resolución de otorgarle a YPF el monopolio en el área, la diversificación al sector privado, los embarques que comenzaron a entregar regalías sustanciales para el manejo del estado fueguino, el gas que se comenzó a impulsar al país lo que antes se quemaba, la entrada del sector privado a la vez que comenzaban las tareas costa afuera, la salida del estado y sus consecuencia sociales terribles para buena parte de población petrolera, el retorno de antiguos discursos, la inversión y el trabajo callado que siempre caracterizó a esta tarea.
Historiador de pueblo, un poquito más que periodista, quisimos armar esta evocación con algunos decires que se incorporaron en algún momento a la memoria colectiva en situaciones que tal vez sirva para despertar sonrisas nostalgiosas o incrédulas entre quienes asisten a este momento.
En una de ellas vamos a recordar ásperos conflictos que llegaron a los estrados judiciales.
En otra disputas cotidianas que se tradujeron en hechos contravencionales.
Y finalmente apetencias genésicas que terminaron teniendo una relación poética.
La primera circunstancia tiene número de expediente en la Justicia Federal, es el 738/59. Fue iniciado por Jorge Frederitz Marazly, administrador de estancia Sara que denuncia daños en perjuicio de ese establecimiento. Todo se centrará en la muerte de unos cuarenta lanares. Los mismos caen en pozo abiertos por los petroleros de LAUGHLIN PORTER, que realizan tareas de perforación en sus campos, y según las pericias realizadas por el Doctor –médico veterinario-Raúl Chiflet, el comerciante Estanislao Dóbronic  y el estanciero Ruperto Bilbao, son todos animales finos de cruzas razas merino y corriedale.
El administrador del establecimiento ganadero realizaba una denuncia contra YPF, basándose en los siguientes daños:
DISMININUCIÓN del suministro de agua, por préstamos de tierra a caminos en abundancia, adyacentes a los pozos.
PERDIDA de fluidos que ocasiona manchas en la lana de los animales con la consiguiente pérdida de valor en este producto.
ROTURA de alambrados y líneas telefónicas.
Entrando en detalle dirá, y adjuntará fotografías, del lugar denominado LA VEGA donde se acumuló gran cantidad de agua, impidiendo al mojar los animales las tareas de bañado antisárnico durante el último año
El funcionario judicial actuante manifiesta que a su parecer no hay dolo en todas estas circunstancias que resultan imprescindible para las tareas propias de la labor petrolera.
Se toma testimonio entonces al ingeniero Alonso Alegría, representante de la empresa CIME, quien expone que la firma a su cargo trabaja en la realización de un gasoducto y un oleoducto, cuya mayor extensión está en la Estancia Sara. Que los mismos se han hecho en base un trazado previo elaborado por YPF, reconociendo que han quedado uno dos kilómetros de zanja abierta.


A esta altura del expediente se plantea la evidente falta de respeto a la propiedad del establecimiento, ignorando el denunciante si hay un convenio de cómo realizar las tareas.
Alegría dirá que cuando se corta un alambre se lo repara, el Admistrador señalará en todo en todo momento esas tareas han sido realizada desde su establecimiento.  Dirá luego que existe una extensión de cinco mil metros de zanjas abiertas porque YPF no proveyó de las cañerías necesarias.  Y que se quedaron sin continuar la tarea cuando YPF entregó el yacimiento el 5 de mayo de 1959.
Carlos Roberto Layún, ingeniero jefe de YPF, dice desconocer roturas en los teléfonos, como así también las causas del crecimiento de la lagunas, dando lugar al testimonio del titular de la firma ECOFISA encargada de construcción de caminos.
Luego de él se toma la palabra del titular de SADE, que trabajó en el tendido de una red de alta tensión estimando que la laguna de la zona de los arroyos sería producto de alguna cañería mal atornillada, pero advirtiendo también que ya no es YPF quien opera en la zona, puesto que desde el 16 de abril de 1959 se ha hecho cargo de yacimiento la firma norteamericana TENNEESSEE. El titular de SADE en Tierra del Fuego es el ingeniero Roberto Félix Hume es quien reconoce la existencia de un trazado de 22 kilómetros, en campos de SARA, y que en la realización del tendido se ha perforado para colocar los postes agujeros de una dimensión de 1, 20 metros de profundidad, por 3 metros de ancho, en número de 51, y que al no taparse han encontrado animales muertos en su interior. Señala que la demora en completar la tarea se ha debido a que YPF no llevaba a aprobar las tareas realizadas.
A todo esto el administrador de Sara, saca cuentas y dice que los daños de 1954 a la fecha sumarían $ 8. 616. 924.
Luis Manuel Bedoya, de ECOFISA admite que el trabajo de construcción de caminos se inició en 1957, que no hubo tiempo de reparación de canteras por mal tiempo, señalando además que faltos de maquinaria propia usaban las que les alquilaba YPF, que no siempre las tenía a disposición. Que cuando realizaban un corte de alambrado lo comunicaban a YPF, suponiendo de ellos informaban a la estancia.
Ottis James Johnnson, superintendente de Lauring Porter hablará por intermedio de un intérprete, el polaco de 33 años Bladimiro Torsesky, admitiendo que su firma fue contratada por YPF en diciembre del año anterior, excusándose que los materiales de construcción no están abandonados, si no a la espera disponibilidad de uso para cuando mejore el clima. Que no puede responsabilizarse de pozos que ha construido YPF con antelación a su llegada. Dirá también que el suelo congelado ha dado lugar a derrame de las piletas ignorando si los materiales usados; Bentonita, Barro y Agua, afectarán el desarrollo futuro de las pasturas, pero estando convencido que no son tóxicos.
A esta altura del expediente las pericias ganaderas se refieren a  técnicas de clasificación de animales afectadas, puentes rotos, cortes de faldeos, destrucción de la capa vegetal, estimando los daños en un monto de 22.150 U$S.



Thomas Blackwell, técnico petrolero responsable de Teenneessee Argentina lleva a Jorge Sánchez de intérprete, señalando que no recibieron instrucciones de YPF sobre que hacen con las obras inconclusas.
Las autoridades no pudieron tomar testimonio de otra contratista que había intervenido en Sara, la firma Evangelista; la misma había levantado campamento ausentándose a un lugar desconocido…
Se incorporan entonces al expediente dos fotocopias. La de un convenio firmado entre YPF y SARA. Y un estudio técnico productivo de la estancia.
El primero fue firmado el 30 de abril de 1957, con vigencia al 1 de enero anterior. En el mismo el general Alfredo Insurgnat, y Carlos Braun Menéndez, dan al documento características de convenio, por el cual se autoriza a trabajar en los lotes 18, 19 y 20, instalando pozos a razón de dos hectáreas por cada uno, caminos complementarios, campamentos a menos de 200 metros del pozo. Se pagará por única vez $ 45 por pozo, $ 22,50 por kilómetro de camino y $ 9 por kilómetro de cañerías. Luego se establecen arriendos trimestrales de $ 4 por líneas de teléfonos, 9$ por campamento, y otro tanto por kilómetro de caminos, más $ 3,6 por kilómetro de caminos. Se admite en el mismo tiempo un pago de $ 150 en carácter indemnización mensual por daños eventuales. Se encomienda a la estancia asignar personal para evitar la mezcla de hacienda donde hay tranqueras sin guardaganado, y al personal petrolero al cuidado de los lanares.
El convenio tendría una duración de diez años tras lo cual podría caducar o firmarse otro. Al mismo tiempo a medida que la petrolera fuera levantando instalaciones cesarían los compromisos de pago.
Los firmantes dan domicilio en Buenos Aires, Diagonal Roque Sáenz Peña, ambas oficinas, a escasos 30 metros entre ambas (777 Y 747 segundo piso).
Sara aportará un estudio de producción sobre dos quinquenios, uno entre 1938 y 1943, sin producción petrolera; otro de 1949 a 1959, con la producción en marcha. El único índice en baja fue el de la parición de corderos, lo que dio lugar a sonrientes especulaciones.
El juez interviniente dio por sobreseídos los cargos iniciales, indicando que no hubo intención de dolo; dejando expedita toda acción civil que volvería a encontrar a las partes en tribunales porteños, como lo especificaba el contrato.
Aquel año se registrarían otras denuncias similares presentadas por los administradores Sutherland James ante el perjuicio ocasionado por la actividad Petrolera a Estancia San Julio; y Duncan Mac Leod por Flamencos, de idéntico tenor.


1 comentario:

selbstsicher dijo...

Si Mingo Blacwel fue con el gordo Sanchez y el pelado Marquez.