EVOCACIONES**** Julio 22, de 1894. PARTE EL TORINO Cargado de víveres, ropas y material de construcción, desde Punta Arenas el vapor Torino rumbo a la Misión La Candelaria.


Ese destino recién puede ser alcanzado el 10 de agosto, debido a los incesantes temporales que se cruzaron en su derrotero. El prefecto apostólico venía haciendo diligencias a más no poder con el propósito de abastecer a la misión ubicada en las proximidades de Río Grande. Ya había remitido 50 bueyes y se había comprometido a un envío adicional de otro medio centenar de vacas y otros elementos imprescindibles para el sostenimiento y consolidación de la radicación salesiana. El 30 de mayo, Fagnano había comprado en Santiago de Chile la embarcación para cumplir la tarea de mantener comunicadas a las avanzadas salesianas. Al llegar, encontraron una treintena de indígenas, cuatro días después, se sumaron cuarenta y cinco indios más. Antes de regresar a la ciudad magallánica, Fagnano asignó un nuevo sitio a la Misión, a la vera de tres manantiales y distantes, del puerto más o menos una legua. Partió el 16 de agosto, mientras el Torino abandonaba el puerto, vio a unos doscientos aborígenes alborozados cruzar el río Grande con destino a la Misión.


 Monseñor José Fagnano movía desde Punta Arenas todos los resortes necesarios para asegurar el abastecimiento de los hermanos del río Grande. Es por eso que un día como el de hou, el 22 de julio zarpa  a bordo de la tan suspirada embarcación de 150 toneladas, 450 caballos de fuerza y 300 toneladas de capacidad de carga, la cual, registrada bajo el nombre TORINO cumplió una destacada labor en apoyo de las misiones salesianas de Dawson y Río Grande.




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