Sacándole punta al fusil.

Maxi Carrasco no parece ser el mejor soldado, pero va a ser lo que tenga que hacer. De estudiante no parece que haya sido tampoco un buen estudiante, le quedaba un lápiz de la suerte con la que en matemáticas siempre sacaba un seis; es decir aprobaba raspando.

Tampoco parece ser un hijo excepcional, no le arregló a la madre ni el cuerito de la canilla, ni la luz del baño; y promete hacerlo en cuando termine la guerra en Malvinas.

Nacho lo escucha y plantea a la vez sus dilemas. Nacho es el nombre real del coprotagonista de la obra. Maxi el autor y director y tal vez actor principal. Nacho se anticipa en el tiempo y tiene sueños de progreso, en la panadería de su padrastro podría implementarse un servicio en el cual, a pedido telefónico, se envíe a domicilio las facturas día a día. ¡Y para el día del cumpleaños del cliente se enviarían gratis! De haberse salvado de la guerra Nacho habría inventado el delivery.

Pero ninguno de los dos va a salvarse.

Han sido hasta hace poco estudiantes, y ahora son baluartes de soberanía en el frío espacio malvinero de 1982, donde en cualquier momento pueden llegar los gurkas.. ¡y violarlos!

A menos de un kilómetro donde se dio en dos funciones en una noche esta obra premiada en Buenos Aires, obra de un autor riograndense, ya se levantaba la Carpa de la Dignidad, como un universo consuetudinario en el otoño fueguino. Un conjunto abigarrado de personas, de una edad inferior a la de los veteranos, esperaba que se apagaran las luces dispuestos a apreciar esta versión de la guerra, donde los actores juegan de antihéroes, y desesperan en la soledad y la lejanía.

La primer función demorada dio la sorpresa que hubo que agregar tantas sillas como las que se habían previsto, y que por ello fue difícil apreciar la puesta en escena en un recinto sin escenario de altura, y con numerosas situaciones de cuerpo a tierra –como es evidente en toda guerra defensiva- pero al final casi todos, menos una pareja que se levantó pasados diez minutos de iniciada la primer representación, asistieron hasta el final y entregaron su aplauso.

Tal vez algunas resoluciones audiovisuales, sustentadas en cánticos que no fueron escritos para la obra en cuestión, como la canción de la memoria de León Gieco, suponen una discursividad elemental que pueda ser mejorada; y no nos extraña que esto ocurra así cuando a los dos días nos encontramos con Javier Giménez Filpe que venía de participar en una experiencia fílmica en la zona de Cabo Domingo, donde él e Ignacio Frick actuaron ante el viento y el frío.

Curiosamente después de anunciada la presentación de la obra, que tuvo sus contactos con el Ejército en la instrumentación previa a su participación en nuestra provincia, se conoció otra resolución escénica coincidente: la reconstrucción del Operativo Rosario sobre las barrancas linderas al BIM 5, unidad que recién llegó a la isla el 8 de abril de 1982, y no el 2 de abril cuando el operativo tuvo su punto de concreción por parte de efectivos provenientes de Puerto Belgrano. Los soldados actores, ahora profesionales en eso, lidiaron contra la lluvia de esa noche.

Malvinas sigue ofreciendo en sus disociaciones distintos frentes de expresión. La actual conducción de veteranos no auspicia como la anterior el esclarecimiento de los vejámenes a los que fueron expuestas nuestras tropas, por propios y extraños. Pero aquellos no quisieron estar ausentes y fue así como simultáneamente en esa fecha presentaron ante la Legislatura un proyecto para instrumentar en las escuela el tratamiento didáctico de esta dolorosa temática.

Para todo esto Del Fuego Producciones tomó otros rumbos, con sus ilusiones actorales, con su visión crítica de una etapa oscura avisorada a 28 años de su inicio; con la luminosidad propia de los jóvenes que reinterpretan a otros jóvenes; con sus fusiles atados con alambre en una suerte de utilería no tan distante de las precariedades militares en que quedamos sumidos los argentinos, desde entonces…

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