En el diario de la expedición aparece esta
evidencia: El 29 el tiempo era bueno. Por la mañana llegó el Beaufoy que
inmediatamente fue visitado por los fueguinos. En esta oportunidad robaron una cuantas cositas, de las cuales
solo quiero mencionar una para dar una idea del don de imitación. Un marinero
le había dado a un fueguino un jarro de estaño lleno de café; este bebió el
café y puso en juego toda su habilidad con el fin de robar el objeto. Después
de algún tiempo, el marinero recordó que no le habían devuelto el jarro. Lo
reclamó pero en lugar de dárselo, el fueguino de devolvió con toda seriedad
cada una de sus palabras. Finalmente el marino se enojó, adoptó una postura
amenazadora y exclamó en tono violento:-Sinvergüenza, cobrizo,¿dónde está mi
jarro de estaño?- El fueguino adoptó exactamente la misma postura y exclamó
empleando el mismo tono:-Sinvergüenza cobrizo ¿dónde está mi jarro de estaño?-
Todos los presentes rieron estrepitosamente, ya que la imitación había sido muy
acertada. Solo el marinero permaneció serio y examinó al ladrón, que había
ocultado el jarro debajo del brazo. Debía ser castigado pero el honorable
Brisbane lo perdonó y se limitó a enviarlo a su canoa indicándole que no
volviera más a bordo.
Crecía la fama de ladrones de los fueguinos.
Cuando los anglicanos llevaron familias a
Malvinas para instruirlos, hay un rico anecdotario en la materia:
Un día, la Señora Despard echó de menos
una pieza del juego de ajedrez de su esposo y como había estado Duthry Weiell
Kipa, una mujer de la Casa Roja por unos minutos en la habitación, Phillips la
siguió, revisó su bolsa de trastos, halló la pieza extraviada y la retó merecidamente. Cuando por la noche volvió a
visitar a los alumnos, los hombres habían regresado de la búsqueda de mariscos,
y el esposo de la ladrona lo recibió con gritos de rabia y gestos más airados
por la injuria de que se había hecho objeto a su consorte al descubrir sus
pecados secretos. Pero el misionero pudo hacerle comprender su equivocación y
todo pareció terminar pacíficamente.
Hay otros incidentes en Keppell, como es el
intento de asaltar el depósito de alimentos; y una realidad: era muy difícil
hacerles entender a los fueguinos lo que era la propiedad privada.
El mismo catequista Phillips, que tendrá un
trágico final en Wulaia dirá: “Consideran una grave ofensa ser imputados de
deslealtad, tal como si en realidad no fuera el robo lo reprochable, sino el
haber sido atrapado”.
En ese sentido toda una moral Espartana.
¿Y que nos va quedando a los fueguinos de
hoy, de los fueguinos de ayer?
.
1 comentario:
Hola Mingo!
En un libro que tuve oportunidad de leer hace un tiempo, se mencionan varios casos de hurtos por parte de los fueguinos, específicamente de los yaganes. El texto en cuestión se llama “La vida material y social de los yámanas” - una obra muy completa sobre los aborígenes del sur fueguino - y en su Capítulo XIV punto 3 Intercambios, apartado 3.1 Hurtos, puede leerse lo siguiente:
“Así como también varias veces se elogió la honradez de los yámanas en la formalización de trueques, también se los acusó reiteradamente de hurtos o intentos de hurtos a los extranjeros.
Como casos documentados, se puede recordar que los indígenas:
- Trataron de hurtar a Weddell y sus hombres - aunque sin conseguirlo - duelas de tonel, un jarro, un pinnípedo e hierros del mástil, al parecer lograron apoderarse de otras cosas (Weddell James. 1825. A voyage towards the South Pole performed in the years 1822-1824 containing ... and a visit to Tierra del Fuego with a particular account of the inhabitants”, Londres, 276 pp).
- Intentaron apropiarse de los pañuelos y zapatos de unos marineros que estaban lavándose (Fitz Roy, Robert. 1839. Proceedings of the second expedition (1831-1836) under the command of Capitan Robert Fitz Roy (R.N.). En Narrative of the surveying voyages of His Majesty’s ships Andventure and Beagle between the years 1826 and 1836 ..., Henry Colburn, Londres, Vol. II, 695 pp).
- Hurtaron y cortaron una vela del barco de Wilkes que había quedado en la costa secándose (Wilkes, Charles: U.S. Exploring Expedition during the years 1838, 1839, 1840, 1841, 1842, under the command of ... C. Sherman, Filadelpfia, Vol. I)”.
Por otra parte, con respecto a la referencia sobre la habilidad para imitar que tenían los fueguinos, el libro antes citado (apartado 3.2 Relaciones Sociales), recuperando opiniones y menciones de misioneros y exploradores como G. P. Despard, Phillips, Lovisato y L. F. Martial entre otros, señala lo siguiente:
“Los yámanas imitaban asimismo gestos y movimientos. Imitaban todo cuantos nos veían hacer. Repetían lo que decían los europeos, reproduciendo palabras e incluso frases con gran corrección” (Orquera, Luis Abel – Piana, Luis Ernesto: “La vida material y social de los yámanas”, Eudeba, 1º Edición, Buenos Aires, 1999).
Un saludo Mingo!
Hernán (Bs. As.).
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