Es un día como el de hoy pero en el año 1921. El barco es un transporte naval de la Armada que antes conociera el nombre de Cañonera Paraná y que con tal
denominación participara en el expedición de Lasserre en 1884 instalando los
primeros faros y subprefecturas fueguinas.
Una roca invisible
rompió el casco y la tripulación fue socorrida en la Misión de Nuestra Señora
de la Candelaria.
En su comando se
desempañaba el Teniente Máximo Koch.
Las condiciones
casco promueven su abandono definitivo. No hay víctimas en el evento.
La fecha del
naufragio fue fijada a las 16 de aquel fatídico 26 de abril.
El naufragio del
Piedra Buena me motivó hace ya 20 años a Mingo Gutiérrez escribir un relato que
formó parte de mi primer libro: LA CANDELARIA.
El mismo comienza
así:
Si no hubiera sido por
el famoso decreto del 11 de junio, 1921 se recordaría en Río Grande
-simplemente- como el año del naufragio del Piedrabuena.
El incidente ocurrió
en auas de Caleta La Misión, y sólo guarda parangón de conmoción par la capital
del departamento de San Sebastián en el naufragio del Glen Cairn, catorce años
en Cabo San Pablo.
El “Piedrabuena” se perdió bajo las aguas
fueguinas cuando llevaba veinte años de trabajo para la gobernación.
Antes había recibido
otro nombre: “Cañonera Paraná”
Así había recibido
otro nombre: “Cañonera Paraná”
Así sirvió a la Armada Nacional
desde 1874, dos años después de ser botada en Inglaterra. Era en su momento más
trágico, un barco de cincuenta años…
Muchos fueron los
momentos de gloria antes de su mutación nominal, pero hubo uno que la encuentra
hermanada profundamente al historial en la bahía de Oshovia, cuando el Comodoro Lasserre izaba por primera vez en esa
tierra argentina, el pabellón nacional…
En 1899, adquirida una
nueva Cañonera por los aprestos militares con Chile, la Paraná fue convertida
en transporte de carga. Su destino podría haber sido un largo peregrinar por la
costa atlántica patagónica, pero al fin debió atender exclusivamente a la
gobernación fueguina urgida de distancias.
El Piedrabuena fue el
fruto de otra improvisación, a tal punto que en La Nación del 7 de junio de
1902 encontramos una referencia crítica a su funcionamiento: “… es viejo pero aun está muy utilizable,
porque el casco se conserva fuerte y las máquinas en regular estado. Pues bien,
a fuerza de mal trato y poco cuidado han hecho de él una ruina flotante, se le
sacaron refuerzos vitales a título de despejar bodegas, se hechó abajo la
cámara de oficiales para agrandar otros departamentos, no se pinta, ni se
reconoce los tubos de la maquinaria, ni siquiera se le lava, porque en los
depósitos de abordo no hay elementos para hacerlo, más aun, escasean las mismas
materias grasas que necesita la máquina. Últimamente el Ministerio del Interior
tuvo que darle anclas porque hasta eso le faltaba”.
“Abordo hay un guarda máquina de la escuadra, que no
puede hacer otra cosa que ver y lamentar cómo se está destruyendo todo el
material”.
“Y como si esto no bastara la fama del barco en los
puertos argentinos y chilenos es desastrosa. En Punta Arenas se llamaba “buque
pirata” porque es público y notorio que no paga sus deudas y ha estado, más de
una vez a punto de ser embargado”.
Esto era en los
principios de su adscripción a la gobernación,… imagínese cómo estaría casi
veinte años después.
2 comentarios:
Hola Mingo,
En el libro titulado “La Armada Argentina en Tierra del Fuego”, Arnoldo Canclini cuenta que la “División Expedicionaria al Atlántico Sur” tuvo su origen en un decreto de Julio A. Roca y de su entonces ministro de Guerra y Marina, Benjamín Victorica (1831-1913). Esa norma, fechada el 24 de septiembre de 1883, ordenaba la instalación de subprefecturas marítimas mediante la acción de una flota de buques: la cañonera Paraná, el buque escuela Cabo de Hornos, el transporte Villarino y el cúter Santa Cruz. El decreto estipuló además, que al mando de la expedición estaría el Coronel de Marina Augusto Lasserre.
Las embarcaciones - a las cuales luego se sumaron otras - no zarparían sino hasta el año siguiente. Todas, con destino al sur de nuestro país. El 17 de febrero zarpó primero el buque Cabo de Hornos, el 9 de marzo lo hicieron la cañonera Paraná y el transporte Villarino, ocho días después partió el Comodoro Py y por último, el día 22 de marzo iniciaron la travesía el cúter Santa Cruz y la barca María T.
A continuación, transcribo la reseña que Canclini anota sobre la cañonera Paraná:
“La Paraná era la nave insignia y en ella navegaba Lasserre. Era una cañonera de 46 metros de eslora y 7,63 de manga, que formaba parte de la llamada “escuadra de Sarmiento”. Después de actuar en luchas civiles y en el Paraguay, fue al Sur al producirse el llamado “motín de los artilleros” en Punta Arenas, que, derramó sobre la Patagonia un número impreciso de forajidos. La nave capturó a treinta y tres de ellos y luego hizo arriar el pabellón francés que había izado un comerciante en la Isla Leones. Después de su actuación en la División Expedicionaria en 1884, al mando de Lázaro Iturrieta, intervino en labores hidrográficas, hasta que en 1900 se transformó en el transporte Piedra Buena”(“La Armada Argentina en Tierra del Fuego”) (*).
Regresando al derrotero del buque Paraná en esta expedición de 1884, podemos decir que el día 14 de abril fondeó en la Bahía San Sebastián, al norte de Tierra del Fuego. Marinos bajaron a tierra con la expectativa de encontrar nativos del lugar (**), aunque ello no fue posible. El 18 de ese mes arribaron a la Isla de los Estados; desde el día anterior, allí se encontraba el transporte Villarino al mando de Federico Spurr. El día 19 “el coronel Lasserre, comandante Spurr y mayor Iturrieta bajaron a tierra y eligieron los sitios en donde debía instalarse la subprefectura y el faro.”
El 29 de abril de 1884 – exactamente 133 años atrás – Lasserre propuso una modificación toponímica: agregar al Puerto San Juan (extremo Este de la Isla de los Estados) el término “del Salvamento”. Así, el “Puerto San Juan del Salvamento” será el lugar donde se levante la primer subprefectura argentina al sur del Estrecho (***).
CONTINÚA EN EL SIGUIENTE COMENTARIO
VIENE DEL COMENTARIO ANTERIOR
Entrada la primavera de ese año, el 26 de septiembre los buques Paraná, Villarino, Comodoro Py y Patagones zarparon de la Isla de los Estados rumbo al Canal Beagle. Dos días después, fondearon en la Bahía Ushuaia. La llegada de la División Expedicionaria causó conmoción entre los nativos y los misioneros ingleses del pequeño poblado que desde hacía unos años venía desarrollándose al sur de la Isla Grande. Thomas Bridges y dos ayudantes (Lawrence y Whaits), además de seis yámanas, en una ballenera se acercaron a los barcos recién llegados y pisaron la cubierta del buque que luego se llamaría Piedra Buena.
El día 30 de septiembre, el comandante Federico Spurr y Bridges eligieron un lugar que los yámanas denominaban Alakushwaia (Bahía del Biguá) para la construcción de cuatro casitas destinadas al personal que se quedaría en el lugar. Se trababa de la futura Subprefectura.
Efectivamente, el 12 de octubre de 1884 se inauguró la Subprefectura de Ushuaia, pasando esta fecha a ser conocida como el “Día de Ushuaia”. Se trataba claro, de un hecho importante por implicar la presencia y soberanía argentina en aquellos territorios australes. Para ilustrar este momento, Canclini toma el recuerdo de Lucas Bridges, hijo del misionero inglés, extractado de su libro “El último confín de la tierra”: “Los barcos anclados en el puerto dieron una salva de veintiún cañonazos y los yaganes en tierra contestaron con vibrantes hurras a su estilo (Lucas Bridges)” (****). Lasserre nombró a un oficial para que tomara posesión de las cuatro casitas que constituían la subprefectura y luego se izó la bandera argentina.
Unos días más tarde, la Paraná partió rumbo a Punta Arenas; abordo iban Lasserre y Bridges. Al llegar a la ciudad del Estrecho, el misionero regresó de inmediato a Ushuaia donde se había generado una epidemia. La cañonera Paraná llegó a Buenos Aires el 12 de noviembre y concluyó allí su misión.-
(*) La Isla “H”, situada en el Canal Beagle y perteneciente al Archipiélago Bridges, tiene una baliza que lleva el nombre “Capitán Iturrieta”. Los canoeros yámanas denominaban a esta isla “Yamimata”.
(**) Selk’nams u onas.
(***) El Puerto San Juan, había tomado su nombre del cercano Cabo San Juan. Al decir de Juan E. Belza en su libro “El romancero del topónimo fueguino”, el nombre de este cabo se debe a Jean de Noail (o Jean Nouailes) (Jean es Juan en francés), Señor de Parc, quien abordo del “Sage Salomon” lo descubrió y nombró el 29 de enero de 1706. Como curiosidad, anota Belza que Luis Vernet, en dos cartas geográficas asignó al Cabo San Juan el nombre de Cabo Magallanes.
(****) Los veintiún cañonazos fueron realizados por la Paraná.
Fuentes:
Canclini, Arnoldo: “La Armada Argenitna en Tierra del Feugo”, Instituto de publicaciones Navales, 1º edición, Buenos Aires, 1996.
Belza, Juan E. “Romancero del topónimo fueguino”, Instituto de Investigaciones Histórica de Tierra del Fuego, Buenos Aires, 1978.
Un abrazo Mingo,
Hernán (Bs. As.).-
Publicar un comentario