Fue en los años 70 en que se radicó nuevamente entre
nosotros la escritora Leonor María Piñero que nace su periódico denominado LA
CIUDAD NUEVA.
Este medio que vio publicado su primer número un 6 de abril
de 1974 se realizó con gran esfuerzo y escasos recursos durante toda esa
década, continuando pos años 80 crecido en volumen pero espaciado en el tiempo
de sus ediciones. Por la década el 90 aceptando una oferta del empresario
Edgardo Welsh de Bairos pasa a formar parte de una de las ediciones de Tiempo
Fueguina.
Su primera imprenta fue el mimeógrafo de la Parroquia Don
Bosco donde Leonor llegaba con sus resmas y sus stenciles para ser atendida por
el mismo Padre Miguel Bounicelli, y salía tras horas de trabajo manchada de
tinta.
La redacción era el Kiosko Leomar –Leonor María- situado
frente a la guardia del Hospital donde la directora lo escribía entre cliente y
cliente. Allí se iba enterando de muchas cosas lo que engrosaba –por diálogo
con la gente- una interesante página testimonial: las sociales de entonces.
Pero también tenía espacios críticos, como el que aparecía
bajó el título de Garrote, donde se golpeaba en años en los cuales había que
ser limitado y prudente.
La formación literaria de Leonor hacía que florecieran en
sus páginas expresiones del quehacer cultural en el orden local, patagónico,
nacional e internacional. Su hermana Venus Videla colaboraba a la distancia.
Pero acudían buscando proyectar sus palabras todos los actores de la vida
literaria riograndense.
Leonor salía con su morral a buscar sus clientes y
avisadores, y en un momento logró adquirir un Citroën naranja que hizo todo más
fácil. Es de recordar que si bien Piñero pertenecía a una familia de ganaderos
las finanzas de la publicación no dependieron nunca de La Criolla, tal el
nombre de la estancia.
La tarea de La Ciudad Nueva armonizaba con el trabajo que la
directora hacía por LRA 24 en forma
semanal con el espacio Cono de Tinta Sur.
En su casa de la calle Ameghino se conserva la colección de
este periódico al que tuve la suerte de ir consultando para rearmar parte del
tiempo transcurrido en años de profundas transformaciones.
Leonor y su credo católico impregnaban de contenidos
religiosos muchas de sus páginas, pero hacía paso también a un registro prolijo
de lo poco o lo mucho que se iba gestando en la comunidad en diversas áreas.
Durante muchos año no hubo otro periódico que no fuera LA
CIUDAD NUEVA, con lo que sería importante que los responsables sobre la
construcción de una mirada histórica sobre el ayer fueguino encontraran la
forma de preservarlo –más allá del esmero familiar- con técnicas de microfilmado,
y los registros clasificatorios correspondientes.
Leonor María Piñero y Río Grande, lo merecen.
2 comentarios:
Hola Mingo!
El escritor Arnoldo Canclini, en su libro titulado “El periodismo en Tierra del Fuego”, comenta que el periódico La Ciudad Nueva “era mecanografiado y luego mimeografiado, aunque su título era dibujado de manera algo tosca y estaba ubicado caprichosamente: el artículo “La” a la izquierda, pero dejando lugar para el comienzo de la editorial y las otras dos palabras debajo de la leyenda ‘Tenemos el privilegio de estar construyendo una’ ”.
Entre sus datos editoriales, como curiosidad observo que si bien se citaba la ciudad y la provincia del diario, también se reforzaba el concepto de ser una publicación elaborada en la Isla reiterando su origen “fueguino”. En relación a esto, en el libro antes citado el autor anotaba esta referencia: “Periódico quincenal, fueguino, para todo el país, fundado el 6 – IV – 73. Precio: $ 1. Río Grande, Tierra del Fuego. Dirección y redacción: Leonor S. Piñero (*). Colaboración: Susanita. Corresponsales: Venus T. Videla (Bs. As.), Estela Vandoni (Ushuaia): Jefe de Avisos: Guillermo Gavilán”.
Canclini plantea que La Ciudad Nueva “siempre se hizo artesanalmente (...) de manera casera, fotocopiado en algunos momentos, hasta que pasó a ser suplemento de Tiempo Fueguino. El alma del periódico era Leonor María Piñero, que llegó a ser una de las figuras más prestigiosas de la cultura provincial. Fue una personalidad muy reconocida como voz del norte fueguino, y creemos que lo mejor es reproducir la imagen que nos transmite una comunicación de su colega (Domingo) Gutiérrez:
‘Leonor Piñero era una mujer de múltiples proyectos.
Sobre el mostrador de su quiosco, situado frente a la guardia del hospital, tenía una máquina de escribir y un block de hojas en borrador en el que iba escribiendo las columnas de “Ciudad Nueva” entre cliente y cliente. Muchas veces eran estos visitantes los que le proporcionaban las informaciones de lo que iba pasando, sosteniendo de esa manera el boca a boca del viejo Río Grande.
En cuanto a su pensamiento era esencialmente católica, con una línea editorial que se inclinó más hacia la derecha que al centro. Pero nunca censuró las ideas de sus colaboradores ni esgrimió aquella frase de que la dirección no se hace responsable de las opiniones de los mismos.
Ocupaba mucho de su tiempo en la distribución del diario, a veces en un Citroën color naranja, pero la mayoría de las veces caminando de casa en casa de los suscriptores. Otros recibían el periódico por correo. Con los años el diario “Tiempo fueguino” lo incluyó como suplemento mensual, aliviándole toda esa tarea y multiplicando el universo de sus lectores.
Alguna vez, lamentándose de su soledad, me confesó que, al nacer, eran dos mellizas, y que solo ella había sobrevivido. “Tal vez por eso tenga que hacer tantas cosas por las dos”. Siempre lamentó la pérdida de la estancia familiar, la muerte de su hermana (la pintora Venus Videla) y la de su madre, quien fue la primera mujer en administrar un establecimiento rural en Tierra del Fuego, a partir de la muerte de Esteban, su esposo, el 25 de junio de 1930, congelado en medio de desperfectos automovilísticos, muy cerca del casco de su estancia’.
Según Canclini, Leonor María Piñero “también fue corresponsal de los grandes diarios porteños y autora de varios libros en prosa y poesía” (Canclini, Arnoldo: “El periodismo en Tierra del Fuego”, Editorial Dunken, Academia Nacional de Periodismo, 1º Edición, Buenos Aires, 2011).
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Además de su vocación periodística, Leonor María Piñero escribió varios libros. Entre ellos se pueden citar: “Retorno al amor y otros cuentos” (1951), “La estatua viviente” (1957), “Mis palabras” (1969), “Pasitos en la nieve” (1976), “Eluned Morgan, exponente de la mujer galesa” (1981) y “Cuentos para mi niño” (1994). En la publicación “El río. Memorias de la zona” (Año 1, Nº 9, Río Grande, Viernes 14 de noviembre de 2003), en la sección “El Coso”, se indica otro libro de la autora titulado “Chepachen”.
La escritora y periodista fue destacada como ciudadana ilustre de Río Grande. Además, en justo reconocimiento a su acercamiento a las letras, su nombre fue asignado a una biblioteca local. Leonor María Piñero falleció el 24 de junio de 2010 a los 86 años en la ciudad de Río Grande, Tierra del Fuego.
(*) Se refiere a Leonor María Piñero.
Un abrazo Mingo,
Hernán (Bs. As.).-
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