Acá, donde le dio pensión a los muchachos del Banco Nación en la vieja Panadería antes del incendio… Donde hicieron pastas en la Fábrica Los Picapiedras. Y donde a fuerza de laburo y manos solidarias nos levantamos de las cenizas cuando todo se nos quemó. Y a empezar de nuevo, a tejer sweaters en la automática para salir de la malaria… y a vender lotería, repuestos de moto Don Víctor para juntar un mango y sacar un préstamo para levantar todo de nuevo. Con la ayuda de aquellos vecinos de un Río Grande donde éramos muy pocos, y el empuje de quien no se da por vencido ni aún vencido.
La misma mujer que poco tiempo después, junto a sus amigas armaron unos viajes para chicos y chicas que nunca habían salido de Río Grande, “garroneando” hasta con zapatillas nuevas se los llevó, al Italpark y a Mendoza, a la casa de mi abuelita a conocer otros cielitos.
La misma
que junto a las mujeres de muchos de las 1as comisiones del ACRG armaban bailes
para juntar plata para los premios del GPH que recién nacía. La que vendía el
Prode y le gustaba tirarse unas fichas en el Casino.
La que
sintió como una hermana a su amiga Francisca, con la que se trataban de Ud. con
el mismo cariño con el que se puteaban. La compañera de loba y canasta de
tantas bellas mujeres, edificando con algunas, una amistad que se conservó
intacta con el pasar de la vida. Sólo por cariño, nombro algunas que se fueron
antes. Esther, Elena, Nena y Teresa, Tila y Nely. De las antiguas de corazones
fuertes que siguen remando, Coquita, Chelita, Olinda, Feli. De las más jóvenes,
las que compartieron sus últimos cumpleaños y le dieron la gran alegría de
venir hace un mes…. las que compartieron hasta sus últimas canastas, (cuando a
media jornada arrancaba a jugar a la loba como jugaba con aquellas viejas
lindas)….
Así fue
ella. Laburadora y divertida. Fuerte y emprendedora. Jodida y buena. El dolor
de la ausencia de papá primero y de mi hermano después, la marcaron. La
reventaron. Pero volvió a salir. Otra vez. Y siguió. Apoyada por tod@s quienes
la queremos, se aferró al amor a su hijo Aldo, a sus niet@s y a sus hermanas y
sobrin@s de acá y de allá y a mí.
Y se aferró a Cantera… Donde te perseguía si no pagabas o te cagaba a pedos si entrabas sin saludar!!!….
Y se aferró a Cantera… Donde te perseguía si no pagabas o te cagaba a pedos si entrabas sin saludar!!!….
Con el
fruto de una vida de laburo familiar disfrutó de viajes y amig@s y familia.
Siempre disfrutó de darle unos pesitos a sus niet@s y era muy feliz cuando le
brindaban un rato de su compañía. En los últimos tiempos, hasta disfrutó de l@s
amig@s de sus niet@s que amaban a esa abuelita que quería sentirse parte,
aferrándose a la vida en las reuniones.
Disfrutaba
del vinito con Fanta y el anisito en el café al que siempre le faltaría
azúcar…... Y disfrutó del aire fresco de los últimos años: sus bisniet@s.
Tuvo la
fortuna de contar con el amor, el cariño y el respeto de muchísima gente con la
que tuvo relación, aún aquellos que la vieron pelear por un papel o un
trámite.
Sintió siempre
que Río Grande nos dio, nos quitó y nos dio… TODO. Y también, que le dimos todo
y que ella le dejó mucho a su RÍO GRANDE adoptivo “AL QUE TANTO
QUEREMOS”.
Pero la
vida va…Y así se fue apagando, la Señora de Donoso, Julia, Lita, la MAMÁ de los
mellizos, mi MAMÁ. LA ABUELA. LA TÍA. LA AMIGA. Ella. La que hizo lo que pudo,
hasta que pudo, para tenernos a todos bajo su ala, como gallina a sus pollos.
La rompe cocos. La fuerte. La hacedora. La puro corazón. Se fue.
Te
quisimos y queremos. Te seguiremos queriendo por siempre. Gracias por tanto.
Mamá.
(*)Se llamaba Julia Lima de Donoso la vecina que falleciera el 31 de agosto de 2016. Su hija Graciela Donoso de Cayre la recordó en el primer aniversario de su muerte. Palabras que creimos necesario rescatar.
La foto nos remonta al año 1997 cuando los mellizos Aldo y Victor cumplían cincuenta años, Graciela recién llegaba de Mendoza, y Víctor Jesús ya había fallecido.
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