La noticia llegó por mensaje de celular y simultáneamente por email, el mensajero era el Tuni Castro y la noticia era triste:
“Hoy a la mañana en Spegazzini, Bs As, en casa de Daniel Quintero y Graciela, nuestro templo sagrado de las Mil Botellas falleció Manuel "Pachacho" Salazar en brazos de Daniel Quintero”.
Tras la noticia una comunicación con Daniel y los pormenores en medio del dolor, estaba de visita allí cerca de Ezeiza, celebrando con su compañera –Berta- el año nuevo, cuando a las 10 de la mañana sobrevino la crisis que viene a consternarnos.
Uno este momento a aquel otro en que lo conocí, junto a Silvia Milat, en ese entonces hasta hacía poco habitantes de Las Goteras, un paisaje natural cercano a Ushuaia; allí donde él tenía su desempeño como trabajador portuario mientras que ella, desplegaba su actividad como educadora.
Ya había un hijo y además una creciente inserción en la cultura del lugar por su participación en el taller literario de Alicia Viladoms.
A la hora de ordenar nuestros papeles Patricia me trajo una destapada antología donde se lo identificaba de la siguiente manera:
“Nació en la Capital Federal en 1944. Hace 11 años que se ha radicado en Tierra del Fuego. Participó del taller literario de Ushuaia. Ganó el primer premio en el concurso “101 Aniversario de Ushuaia” con el poema palabras. Participó con Silvia Milat en la edición de la revista literaria “Tiempo Desvelado”. A esa revista había llegado yo en dos oportunidades, con un relato vinculado a la inauguración del monumento a Jerónimo Luís de Cabrera, titulado “Complot en la vieja casona” y un reportaje a Vicente Zito Lema que reeditaba con la vuelta a la democracia la célebre revista Crisis.
En encuentro con la antología de los 101 nos lleva a saber que también se llamó Héctor, Héctor Manuel Zalazar, de allí tal vez lo suyo, de guerrero caído…
El concurso organizado por LRA 10 premiaba sus Palabras a Ushuaia, que eran las siguientes:
Siempre al escribirte un poema
me siento clandestino,
profundo,
extraviado.
Sobre el marco carcomido de un sendero
como hacha
el sol se hunde.
Se deshace en oscuridad la tarde
en el orgullo eterno de un jardín.
Compasiva la noche apoya en el suelo
la rutina escarchada,
mis pasos la transitan como una anécdota.
La bahía
espolea con sus tobillos de sal
a la luna,
que frutando para mis ojos
dispone nectarios misterios.
Más allá del hechizo
que limita
entre el progreso y la clausura
la ciudad se extiende como un lujo.
Con los años vendrán dos publicaciones que casi cierran nuestra biblioteca de poesía:
Pasajera efusión y Leyendas del Calafate, donde firma como Pachacho; en un reportaje de ocasión afirmará que su pseudónimo quiere decir “de piernas largas”, y èl se estaba yendo.
Por esos días supimos una anécdota ligada a su llegada, y la llegamos a publicar en noviembre de 1994, número 5 de la revista Jarana fueguina, dónde tras el título ¿Con qué motivos construimos nuestra novela regional”, era presentada en tercer término:
“Pachacho viene haciendo caminos en el sur. En Río Gallegos permanece un tiempo con su primo. Un día se dio cuenta que le faltaba dar el gran salto, y parte hacia Tierra del Fuego”
“En Ushuaia permanece 17 años, hasta que se jubiló por invalidez”.
“Decide partir y lo hace despidiéndose de todo el mundo. En Río Grande en casa de un amigo cuenta como fue su llegada a Tierra del Fuego, le habían dicho que saldría hasta Ushuaia y en una semana estaría de vuelta, pero en realidad nunca volvió a Gallegos ni se había comunicado con su primo”.
“Le preguntan por la identidad del pariente, y resulta ser que era el vecino del departamento de al lado”.
“No había que hacer más que una cosa: correr a saludarlo. Cuando se abre la puerta, inmediata es la exclamación del dueño de casa…¡Pachacho, como te fue por Ushuaia”.
¡Sigue el viajero su viaje!
¿Pasaremos a conocer la historia de cada uno de los primos?
¿Estamos ante un fin o un principio?
En Spegazzini –Mansión de las Mil botellas- se esperaba que otra prima pase por la morgue a retirar su cuerpo.
El Tuni mientras tanto en su Neuquén se fue a tomar una ginebra y a comerse un Mantecol, en recuerdo de nuestro amigo.
De la historia podemos decir que el primo es el Catu Rodríguez, y Julio Leite con Diego Castro fueron testigos…
“Hoy a la mañana en Spegazzini, Bs As, en casa de Daniel Quintero y Graciela, nuestro templo sagrado de las Mil Botellas falleció Manuel "Pachacho" Salazar en brazos de Daniel Quintero”.
Tras la noticia una comunicación con Daniel y los pormenores en medio del dolor, estaba de visita allí cerca de Ezeiza, celebrando con su compañera –Berta- el año nuevo, cuando a las 10 de la mañana sobrevino la crisis que viene a consternarnos.
Uno este momento a aquel otro en que lo conocí, junto a Silvia Milat, en ese entonces hasta hacía poco habitantes de Las Goteras, un paisaje natural cercano a Ushuaia; allí donde él tenía su desempeño como trabajador portuario mientras que ella, desplegaba su actividad como educadora.
Ya había un hijo y además una creciente inserción en la cultura del lugar por su participación en el taller literario de Alicia Viladoms.
A la hora de ordenar nuestros papeles Patricia me trajo una destapada antología donde se lo identificaba de la siguiente manera:
“Nació en la Capital Federal en 1944. Hace 11 años que se ha radicado en Tierra del Fuego. Participó del taller literario de Ushuaia. Ganó el primer premio en el concurso “101 Aniversario de Ushuaia” con el poema palabras. Participó con Silvia Milat en la edición de la revista literaria “Tiempo Desvelado”. A esa revista había llegado yo en dos oportunidades, con un relato vinculado a la inauguración del monumento a Jerónimo Luís de Cabrera, titulado “Complot en la vieja casona” y un reportaje a Vicente Zito Lema que reeditaba con la vuelta a la democracia la célebre revista Crisis.
En encuentro con la antología de los 101 nos lleva a saber que también se llamó Héctor, Héctor Manuel Zalazar, de allí tal vez lo suyo, de guerrero caído…
El concurso organizado por LRA 10 premiaba sus Palabras a Ushuaia, que eran las siguientes:
Siempre al escribirte un poema
me siento clandestino,
profundo,
extraviado.
Sobre el marco carcomido de un sendero
como hacha
el sol se hunde.
Se deshace en oscuridad la tarde
en el orgullo eterno de un jardín.
Compasiva la noche apoya en el suelo
la rutina escarchada,
mis pasos la transitan como una anécdota.
La bahía
espolea con sus tobillos de sal
a la luna,
que frutando para mis ojos
dispone nectarios misterios.
Más allá del hechizo
que limita
entre el progreso y la clausura
la ciudad se extiende como un lujo.
Con los años vendrán dos publicaciones que casi cierran nuestra biblioteca de poesía:
Pasajera efusión y Leyendas del Calafate, donde firma como Pachacho; en un reportaje de ocasión afirmará que su pseudónimo quiere decir “de piernas largas”, y èl se estaba yendo.
Por esos días supimos una anécdota ligada a su llegada, y la llegamos a publicar en noviembre de 1994, número 5 de la revista Jarana fueguina, dónde tras el título ¿Con qué motivos construimos nuestra novela regional”, era presentada en tercer término:
“Pachacho viene haciendo caminos en el sur. En Río Gallegos permanece un tiempo con su primo. Un día se dio cuenta que le faltaba dar el gran salto, y parte hacia Tierra del Fuego”
“En Ushuaia permanece 17 años, hasta que se jubiló por invalidez”.
“Decide partir y lo hace despidiéndose de todo el mundo. En Río Grande en casa de un amigo cuenta como fue su llegada a Tierra del Fuego, le habían dicho que saldría hasta Ushuaia y en una semana estaría de vuelta, pero en realidad nunca volvió a Gallegos ni se había comunicado con su primo”.
“Le preguntan por la identidad del pariente, y resulta ser que era el vecino del departamento de al lado”.
“No había que hacer más que una cosa: correr a saludarlo. Cuando se abre la puerta, inmediata es la exclamación del dueño de casa…¡Pachacho, como te fue por Ushuaia”.
¡Sigue el viajero su viaje!
¿Pasaremos a conocer la historia de cada uno de los primos?
¿Estamos ante un fin o un principio?
En Spegazzini –Mansión de las Mil botellas- se esperaba que otra prima pase por la morgue a retirar su cuerpo.
El Tuni mientras tanto en su Neuquén se fue a tomar una ginebra y a comerse un Mantecol, en recuerdo de nuestro amigo.
De la historia podemos decir que el primo es el Catu Rodríguez, y Julio Leite con Diego Castro fueron testigos…
8 comentarios:
Y así se fue cumpliendo su promesa de no estar aquí fisícamente como un viejo, esas promesas que se hacían en Ushuaia de bohemios... de hasta 65 añños.
Adiós querido Calafate..., porque seguirás vivo en las poesías que nos dejaste... Adiós Manuel y gracias por dejarme entrar a tu casa...
Gracias Mingo, hermoso lo que escribiste
hola..si no le molesta puedo usar esta foto del recordado poeta para ilustrar una nota en www.ushuaianoticias.com ?ya que no tengo fotos de el y necesito para publicarla.
pd.voy hacer mencion del autor de la foto en el pie de la nota. gracias.
Mingo querido:
Gracias por las palabras al amigo, al poeta...
Fui también testigo del reencuentro con el Catu y su "Pachacho"!!!
Ahora me acuerdo de sus teorías sobre la eternidad...
Tenía razón...
Pachacho es eterno!!!
Abrazos.
Tuni Castro.-
Hola Mingo, es en estos momentos cuando me salta la palabra ¡Mierda! y siento q se me desgarra un poco el alma. Se nos fue Pachacho y nos quedó su alma ofrecida a pleno, las charlas, los pocos vinos compartidos, sus visitas a mi programa "bienvenidos al tren", sus conversaciones filosóficas y me viene también su hipótesis sobre que los que se matan en accidentes en realidad se quieren suicidar...algo más profundo, pero la idea era esa! Pachacho junto al oso Quinteros y al Mochi, son los tres pilares fundamentales de la literatura fueguina, de eso no tengo dudas y lo recontra firmo! y eso ha sigo pachacho, un pilar en la vida de muchos, aún con sus "locuras" no bien entendidas por muchos.
ABRAZO A TODOS SUS AMIGOS, LES DOY MI PÉSAME Y MI "EL SIEMPRE ESTARÁ ENTRE NOSOTROS" Klaudia
ahora mismo lo recuerdo con su sombrero, ya levantando una copa compartida como si a un arbol comun se brindara poesia o caminando a mi lado para separar alguna discusion de potenciales manotazos. Manuel siempre ahi.
Parece parece que Pachacho esta aguaitando a la vida, que sigue en nosotros, desde el fondo de alguna de esas ml botellas vacías.
MINGO
Parece parece que Pachacho esta aguaitando a la vida, que sigue en nosotros, desde el fondo de alguna de esas ml botellas vacías.
MINGO
tube la suerte de conocerlo,solo por mi amistad con el oso y con el mochi y con el flaco Montini y con tantos otros...
los que no podemos escribir como ellos lo hacen merodeamos cuanta noche de poesia se nos presenta y nos dedicamos a escuchar
hace unos meses pude reencontrarme con el en la ultima mil botellas y me quedo con la promesa de su venida a Ushuaia para poner sus cosas personales en orden
mientras tanto seguire releyendo sus poemas y acordandome de alguna de sus muchas anecdotas.
un cariño a Berta y un abrazo a Francisco
LUIS FERREYRA
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