Lecturas de LA PRENSA.32: Ministerio de Guerra.

1900. Octubre, 5.

En estos días saldrán de esta capital para el sur los remolcadores Tehuelche y Fueguino. Uno de ellos llevará provisiones para la División de Bahía Blanca y quedará adscripto a esa división en calidad de aviso.
El otro seguirá a la Tierra del Fuego en cuya gobernación y también en la Isla de los Estados la embarcación quedará por algún tiempo, prestando los muchos y eficaces servicios que puede prestar allí una embarcación de esa clase, principalmente en casos de naufragios u otros de los tantos contratiempos que pueden experimentar los muchos buques que navegan por aquellas aguas.

Observaciones del Mensajero:
El diario de Paz hace el seguimiento de los remolcadores que ya hicimos aparecer en este blog.

La situación de los naufragios ha sido motivo de curiosidad y ahora de estudio en el ámbito fueguino.

El pasado 11 de enero se lanzó en Ushuaia el Programa Arqueológico Costa Atlántica con el objetivo de relevar los yacimientos arqueológicos y restos de naufragios a una escala regional amplia. Los objetivos del programa son obtener información sobre la localización y características de los yacimientos prehistóricos y los restos de naufragios, recuperar muestras de material orgánico destinadas a fechados radiocarbónicos y otros tipos de análisis eventuales. El fin último es disponer de un corpus de información lo más completa y actualizada posible que permita arbitrar planes de manejo adecuados, actuar en términos preventivos sobre eventuales acciones que comprometan la integridad del registro y trazar futuros lineamientos de investigación.La coordinación de los trabajos de campo desde el punto de vista logístico está a cargo de la dirección del Museo del Fin del Mundo.
FM Aire Libre registró los detalles de la presentación de esta actividad señalando que los responsables de los equipos de trabajos por área son la Dra. Mónica Salemme, Lic. Fernando Santiago y Lic. Jimena Oria de la zona norte; el Dr. Luis A. Borrero, Dr. Ramiro Barberena y Lic. Karen Borrazzo de la zona centro, la Dra. Myriam Álvarez y Lic. Martín Vázquez de la zona sur y la Dra. Dolores Elkin, Lic. Cristian Murray y Lic. Mónica Grosso del área de Arqueología Náutica.
El Programa Arqueológico Costa Atlántica tiene alcance provincial y cuenta con el apoyo financiero de la Empresa Total Austral S.A. y Apache S.R.L.

La Costa Atlántica de la Isla Grande de Tierra del Fuego es una zona de gran relevancia desde el punto de vista histórico-arqueológico, por su riqueza en yacimientos de cronologías prehistóricas y restos de antiguos naufragios. Por un lado, las poblaciones humanas originarias han hecho uso intensivo y recurrente de los recursos costeros durante los últimos 6000 años, las evidencias de estas actividades se encuentran diseminadas ampliamente a lo largo del litoral atlántico fueguino.
Por otro lado, las dificultades para la navegación propias de los mares australes y la cantidad de naves que los surcaron antes de la apertura del Canal de Panamá, han contribuido a la conformación de uno de los registros de naufragios más densos del planeta.

Actualmente, las crecientes exploraciones petroleras y el incremento de la actividad turística implican potenciales factores de riesgo para la conservación adecuada de este valioso registro. El director provincial de Patrimonio Cultural, Lic. Martín Vázquez, explicó que “la diversidad de condiciones de la Costa Atlántica implica, a su vez, una diversidad igualmente amplia en cuanto a potenciales problemas de conservación que podrían afectar los sitios. Estos factores de destrucción o pérdida de información histórico-arqueológica incluyen agentes naturales como la erosión en cualquiera de sus formas y agentes culturales relacionados con actividades económicas como la ganadería, la explotación forestal, la actividad petrolífera, el turismo, etc.”
El Lic. Vázquez citó como antecedentes de destrucción del patrimonio histórico-arqueológico importante e irreversible a Puerto Almanza en el canal Beagle, a causa del desarrollo urbano, y algunos sectores al norte de San Sebastián, por ejemplo Cañadón Beta y Alfa, resultado de la explotación petrolera. Esta pérdida masiva de yacimientos e infinidad de otras menores o puntuales se deben fundamentalmente a la ausencia de previsión y datos precisos sobre la existencia o ausencia de estos bienes. La detección temprana de los yacimientos es la mejor y más potente herramienta de preservación de nuestro patrimonio histórico y arqueológico. En este sentido, el Programa Arqueológico Costa Atlántica busca reunir información para arbitrar planes de manejo del patrimonio, previniendo con ello su destrucción. El director de Patrimonio Cultural, quién también conforma el equipo de trabajo, finalizó diciendo que “las investigaciones ponen de manifiesto el gran potencial de esta zona que se ha desarrollado en forma dispar. Existen segmentos de la costa o yacimientos con trabajos intensivos y puntuales y, por el contrario, en otros importantes sectores nunca han sido efectuados relevamientos generales o aproximaciones iniciales, lo que genera espacios ‘en blanco’ en el conocimiento arqueológico regional. Además este programa enfoca sus esfuerzos en un importante sector de la costa en el cual, salvo espacios acotados no se cuenta con información exhaustiva y actualizada sobre la existencia y el estado del patrimonio histórico-arqueológico”.
El tema de los naufragios ha sido atrapante en ámbito fueguino a tal punto que ni bien se ingresa en el Museo Territorial se encuentra un emblemático mascarón de proa: referente no de una cultura del lugar, sino de los que accidentalmente fueron a devenir en nuestras costas.
¡Así se ha dicho sobre el espíritu náufrago de la reciente población fueguina!. Los que llegaron aquí para salvarse…
Conversando con Daniel Puebla me señalaba los diversos discursos que sobre los naufragios advirtió en los guía de museo, sean unos del Territorial y otros los del Marítimo, para uno los naufragios estaban originados en las duras condiciones de navegación en la zona, para otros el la conveniencia de hacer hundir las naves para cobrar el seguro.
La espiral de nuestro relato se abre a la metáfora social de los naufragios…

En un artículo publicado por Tecnopetrol, accesible desde Internet se alude a los naufragios en la Isla de los Estados de la siguiente manera:

La historia de la isla está rodeada de hechos de muerte y de violencia. "En sus contornos naufragan, según Piedrabuena, 7 u 8 navíos anualmente", recuerda Payró, quien relata en su libro 16 naufragios que tuvieron lugar desde 1884 hasta la época de su visita en 1897: Ana, River Lagan, Mountaineer, Garnock, Dunskerg, Colorado, Glenmore, Córdoba, Seatollar, New York, Crown of Italy, Guy Mannering, Louisa, Amy, Calcutta y Esmeralda. Beascoechea relata los naufragios de cuatro buques: North Star, Mac Lellan, Poctalus y Rubestein. De Agostini reseña los del Swanilda, Brignardello, Prussia, Eagle y Dr. Hanson. Zanola enriquece la lista con los siguientes: Vayari, Albert Gallantin, Prince Arthur, Mercator, Cosmopolit, Juliet, Rescue, Gulf of Arden, Fervaal, Astree, Capricorn, Yndores y Tekla. Las cifras son elocuentes: casi 40 naufragios en un período de aproximadamente 30 años, cuando ya estaban instalados los faros (primero el de San Juan del Salvamento, y después el de Isla Observatorio, más apto que el anterior). Además de las difíciles condiciones de navegación en la zona, la cartografía deficiente y la falta de datos, (Pablo) Zanola –quien era director del Museo del Fin del Mundo- sugiere la existencia de otra causa, de carácter económico, que se sumaría a las anteriores: "Cuando a mediados del siglo pasado apareció el motor, en la era de la revolución industrial, todas las compañías navieras europeas se vieron en la necesidad de renovar su masa flotante; es entonces que previo seguro de sus embarcaciones, muchas de ellas fueron mandadas a encallar o naufragar en el Fin del Mundo... "

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