Su apreciación da un contenido mágico más a
esta periferia del mundo conocido. Las Islas Pepys coexistirán en los límites
primeros apreciados para Malvinas, pero pos su nombre aludirán a la posibilidad
de contener perlas, lo que las hará un objetivo preciado para otras
navegaciones.
El navegante Británico se desplaza por
entonces en las aguas de la América Meridional , y en algún momento se ocupa
por describir la magnificencia de la naturaleza, “como un surtidor surgía el
agua de la cabeza de las ballenas mientras estas hendían el mar con sus cuerpos
poderosos y los veloces tiburones tigres dejaban huellas de luz fosforecente
cuando perseguían a sus presas”
El Dolphin, la nave de Byron, navegó entre
un grupo tan numeroso de ballenas que peligraba su estabilidad. Un cetáceo
monstruoso, una enorme ballena del Cabo frotó su cuerpo voluptuosamente contra
la pulida superficie del casco del Dolphin. Un poderoso chorro de agua empapó a
los oficiales que hacían guardia en cubierta. Poco después otro gigantesco
cetáceo cargó contra las cuadernas y tablas de roble de la nave, que
experimentó una recia sacudida mientras las aguas de mar se teñían de rojo con
la sangre del atacante.
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