RIO GRANDE: BOSQUEJO DE UN PUEBLO- DEL TIEMPO SIN LEY, A UNA LEY SIN TIEMPO.

El pueblo de Río Grande se organizó espontáneamente sobre el lote XLI de la mensura que realizara por 1890 el agrimensor Julio V.Diaz. Protagonista del primer ilícito de nuestra región –Díaz cobró por un trabajo que sólo realizó parcialmente- el espacio “civilizado” por el trabajo del teodolito y su inclusión en los mapas nos dejó marcados por ese signo venal.

Al poco tiempo el lugar será visitado por los oficiales de la Marina O’Connor y Montes – descubridores a la vez de Lago Fagnano, los que estudiaran las posibilidades de navegabilidad del Río que en la década anterior –fines de 1886- fuera visitado casi simultáneamente por Julio Popper y Ramón Lista, en momentos en que ambos protagonizaban expediciones de exploración por el litoral atlántico fueguino: la del primero de carácter privado, la del segundo oficial. Uno bautizaría al río como Juárez Celman, y el otro Pellegrini.

Popper resultaría con los años, y el oro que garantizaba encontrar en distintos parajes de la isla, beneficiario por la propiedad de la margen sur del Río donde pensaba en levantar una colonia pastoril con indígenas.

Los Onas consideraban a la tierra con un espacio de propiedad en común, divididas en hábitat de caza, tránsito y supervivencia correspondiendo a distintos linajes, era el haruwen. Para el caso de lote XLI este se encontraba situado en un enorme haruwen, lo que lleva a pensar que no eran grandes los recursos disponibles para la subsistencia en el lugar, de allí la compensación por extensión.

A este espacio llegaron los salesianos para fundar su Misión, partiendo en un invierno en momentos en los cuales Popper y sus sueños eran sepultados en la Capital Federal. La gente de Fagnano se instala en la zona de los Barrancos Negros, sin autorización previa concedida, inaugurando todo un estilo de ocupación de la tierra que aún perdura.

Su éxito en la captación de nativos estuvo inicialmente limitado a los recursos alimentarios que podían distribuír. No les fue fácil llegar al lugar apropiado y realizar las primeras construcciones. Pero para fines de 1896, un templo con una capacidad para 1000 concurrentes, dos colegios –de niñas y varones- y varias casas fueron devoradas íntegramente por el fuego. La misión se encontraba entonces en las inmediaciones del cementerio, se llamaba de Nuestra Señora de La Candelaria, y el puerto recibía en nombre de Torino, situado donde antes O’Connor registrara al Puerto Golondrina.

Desde 1895 los salesianos experimentaron la presencia continua de la Policía Fueguina, destinada a vigilar a sus indígenas. Se trataba de alguna manera de contener los riesgos de una población no acostumbrada a la idea de la propiedad, para cuando llegaran los propietarios.

Y esto ocurrió a fines del 96 cuando el vapor Amadeo trae a la gente de José Menéndez que se afinca en la margen sur, ayer posesión de Popper, ahora propiedad del empresario magallánico asturiano que la había adquirido aun primer comprador de la sucesión del ingeniero difunto: la inversión dará lugar a la instalación de La Primera Argentina, un gran establecimiento ovino.

Río de por medio, alejados los salesianos del peligro que concitaba para su causa moralizante el contacto del indio con el mundo pionero, alejados la Policía hacia el Frigorífico donde se le construyen comodidades –se inaugura una modalidad de servicio policial al capital existente- , en tanto que el territorio del actual Río Grande queda expuesto a un poblamiento informal.

Por 1897 un juez de paz, el primero, Javier Soldani deja la función pública para instalar un boliche, embrión de la que más tarde sería la “Capital económica de la Tierra del Fuego”. Pero, claro, para ese tiempo Ushuaia estaba consolidando su identidad, como reducto administrativo de las pocas cosas que había por administrar, ciudad cárcel de la cual dependería durante medio siglo, puerto activo y operable en mejor medida que el gran río del norte. Pero separada de la cordillera constituyendo de alguna forma dos piases distintos.

Con la distribución de las tierras entres los grandes inversores de la primera hora, los establecimientos ganaderos encontraron en la desembocadura del río el lugar de salida a su producción.

Junto al boliche, un caserío con antiguos nombres de vecinos que no siempre se afincaron definitivamente en el medio, lugares de descanso y diversión; fueron dando forma al disperso y masculinizado mundo de los riograndenses.

En 1905 asociado a José Menéndez llega otro español, Francisco Bilbao, un hombre que acompañará por medio siglo las iniciativas del progreso local.

Son años donde se generan un conjunto de inclusiones oficiales en la vida cosmopolita de la región, situación que es prolijamente enumerada por Alejandro Maverof en sus escritos que son de fácil lectura para los menos iniciados.

Pero fue mucho más importante para la vida de la región la instalación en la primera década del siglo XX de una grasería en la Primera, y su transformación tras una década de experiencia en un Frigorífico que a fines de la Gran Guerra diversificó los ingresos del sector rural, dependiente casi exclusivamente hasta aquel entonces de las ventas de la lana.

Río Grande es puerto de salida de toda esta producción, y sus muelles son privados. En 1917, recién, llega la Ayudantía de Puerto a establecer controles.

El acontecimiento que se celebra el 11 de julio, dada la orfandad de origen descubierta mucho después, no fue la creación de un pueblo sinó de su transformación den Colonia Agrícola de Río Grande. La mensura de la misma se dio en 1926, en años en que tuvo mayor implicancia de poblamiento y dinamización económica por la distribución de las tierras fiscales en manos de nuevos estancieros: en su enorme mayoría llegados de lejos. Serán estos los nuevos pobladores que en su primer momento entrarán en contacto con los viejos que pastoreaban hasta entonces en aquellas comarcas sin propiedad.

El espacio ganadero, el propio de la región, se extiende rápidamente hacia el antiguo Lago Kami, y por el litoral atlántico avanza hacia península Mitre.

La vida activa de Río Grande se manejará por los flujos y reflujos estacionales del trabajo rural y el fabril frigorífico.

La transformación urbana será lenta. No es fácil encontrar quién se quiera  quedar aquí. Los primeros comercios y hoteles los que posibilitan cierta configuración sobre la que ya en 1820 el Capitán Reppetto, en su condición de gobernador, había mandado a hacer un primer amanzanamiento.

Hasta entonces el pueblo crecía solamente protegido por el barranco de la playa, pero pronto comenzó a desbordarse en un conjunto de sitio que pasaban a pertenecer en alguna medida a quién los podía cercar. Después de vería como pagarlo.

Por 1928 nace la Comisión de Fomento, vecinos del lugar designados por el gobierno para hacerse cargo de la cuestión administrativa del lugar. La idea era que fijaran sus propios tributos, y durante años esta administración municipal no tuvo mas de uno o dos empleados permanentes; y contratos esporádicos que fueron dando forma a las calles del pueblo.

Bilbao, al frente de esta institución, se ocuparía a la vez de reunir esfuerzos para la construcción del primer edificio escolar –hoy Intendencia- corporizando la iniciativa que a principio de los 20 tuviera por primer maestro a Telmo Suarez, Juez de Paz, encargado del Registro Civil, de Tierras, Créditos Prendarios, y Oficial de Enrolamiento; hombre que había dado en su persona el puntapié inicial para la existencia del pluriempleo en la región.

Las construcciones trascendentes de este período en que el Estado esta ausente, y la ganadería mueve la vida regional, esta dada por suscripción pública: Escuela y Juzgado. Los primeros clubes nacieron sin subsidios  oficiales, y algunos lograron perdurar (Social y San Martín).

Luego de la Gran Guerra creció la migración chilena por sobre la europea de los primeros años, configurando un cambio social que dio tintes característicos a la población que para determinadas fechas se embaderaba y festejaba con la tricolor, como si se estuviera en su propio suelo.

El flujo del transporte era marítimo, y correspondiente mayoritariamente al cabotaje regional que operada desde Punta Arenas. Aquella ciudad operaría hasta entrados los años 40 como virtual capital de esta región. Todo lo que debia decidirse de trascendencia para este lugar pasaba por la población Chilena. Argentina y sus autoridades parecían estar distantes, e inoperantes.

Por 1935 se hace regular la vinculación aérea con el norte de país a través de AEROPOSTA ARGENTINA.

Los años cuarenta dieron la sorpresa. El frigorífico pasó a la esfera de la CAP, el dominio local se perdió, y las funciones ayer privadas se semiestatizaron. La Gobernación Marítima impuso un plan de obras públicas y pronto todo lo que se erigía en el pueblo era de cemento. Si la incitativa privada había dado la luz –Pinola y Martínez- ya oficial llegaría con el agua. Donde el ejército no había conseguido consolidarse en 1942, llegaría mas tarde la Marina que hacía que toda la isla funcionara como un verdadero ministerio. Las decisiones estaban cercanas, y las políticas de la fuerza se confundían con las del partido gobernante: el Peronista.

El pueblo, no obstante todo ello, cambiaba su dinámica con las actividades ganaderas, siendo los de mayor significación los de la esquila y las faenas frigoríficas. Y de mansedumbre los días invernales donde hasta la escuela pública tenía sus largas vacaciones.

El cambio por la constitución de 1949 trajo derechos políticos a los argentinos de estas regiones y así se votó por primera vez en las presidenciales del 51, el triunfo oficial fue ajustado pero muy festejado.

Por estos años los Salesianos se instalan en el pueblo y lo mismo las hijas de María Auxiliadora para contribuir al servicio de una población creciente urgida por la obra pública.

El 17 de octubre de 1947, los servicios de salud pública instalados recién a principios de la década ascienden a la categoría de Hospital.

El petróleo, descubierto en 1949, comenzó a ser explotado una década mas tarde. Al tiempo que estas innovaciones permitían el confort del gas en el espacio domiciliario. Era el momento del gran boom económico y del puerto libre. El pueblo creció demográficamente hacia La Vega. 





Creció entonces cierta migración argentina. Manteniendo la población su fisonomía de lugar tran quilo –donde se dejaba la puerta sin llave-, con grandes dividendos salariales, vehículos baratos, estímulo al consumo; deportes de ricos: automovilismo y pesca. Pero con una situación de masculinidad propia de todo campamento.

Nacería más tarde el primer gobierno municipal electivo, en la persona de José Finocchio, durante muchos años el referente permanente en la Comisión Municipal y Jefe de Vialidad. Pero la asunción de Arturo Illia a la presidencia de la nación derogó los contratos petroleros y sumió a la población en la incertidumbre y en el estancamiento.

Crecía para entonces la latencia de un conflicto con Chile, y los gobiernos militares equilibraban presencias mediante planes de obras públicas que mantenían activas a la población en el camino de la modernidad. Esas eran las circunstancias que se vivían cuando apareció en nuestra historia la ley 19640.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno el artículo, una revisión general sobre la historia de Río Grande y el norte de la isla, abarcando sus personajes principales (como Popper, Don Francisco Bilbao), los salesianos y los aborígenes; los topónimos; las estancias y el frigorífico.

Como aporte, comparto esta información conexa a algunos fragmentos del artículo:
Aníbal H. Allen, antiguo poblador que llegara en 1939 Tierra del Fuego, cuenta que la línea aérea AEROPOSTA ARGENTINA S.A. había sido creada por un decreto de 1932; el objetivo era establecer una línea hacia el sur uniendo Bs. As. con Río Gallegos en beneficio del futuro de aquella parte de la Patagonia. En 1935, día 2 de septiembre, se autoriza una extensión del servicio. Y el 5 de septiembre de 1935, se realiza el primer vuelo regular de la AEROPOSTA ARGENTINA a Río Grande con el avión LATE 25 (los aviones de esta línea aterrizarían en la pista del Frigorífico).

Por otro lado, el mismo poblador, contemporáneo de Don Francisco Bilbao, cuenta que Don Francisco Bilbao era un hombre de mucho carácter, trabajador y un estimulador del avance y el progreso; siempre en búsqueda de sus objetivos. Era el presidente de la Comisión de Fomento, se había dedicado a la Comisión de Fomento como su gran tarea y la manejaba con total dedicación. Aníbal Allen recuerda que "un día vino un señor que se quería hacer una casita y tenía una hoja de cuaderno en donde estaba hecho un plano con lápiz. Don Francisco Bilbao lo miró y le preguntó los metros que tenía, el material que iba a usar y lo aprobó. Entonces yo me acuerdo que le presenté algunas dudas sobre el asunto y él me dijo: 'mirá hijo, cuando en un lugar no hay casas y uno quiere hacer alguna, no le presentes trabas, inconvenientes'.

Un saludo Mingo ...
Hernán (Buenos Aires).