Las puertas del 2013.2



Puerta de la casa en que viviera Frane Slatar.


Aquí funcionó el bar El pingüino, de Marcos Zuvela.



Puerta cegada del María Auxiliadora.


Puerta al patio de María Auxiliadora



Puerta de Médical Sur.


Puerta de acceso a dependencias de la Unión Obrera Metalúrgica.


Kiosko que fuera de la familia Subiabre.


Puerta en Don Bosco y Bilbao.


A su frente familia Balcazar.


Iglesia Sagrado Corazón.


Piel Sureña de Margarita Montalba.


Posada de los sauces.


Iglesia Sagrada Familia.


Detalle exterior e interior de la puerta del tambo de la Misión.



El tambo, propiamente dicho.


Museo Virginia Choquintel.


Jardín Arco Iris.

Las puertas del 2013.1


Antigua usina de Martínez Martos.



Casa que fuera de Bernarda Santibáñez.


Aquí funcionaba la Bolognessa, de la Tana Lolli.


Esquina de Caicheo.


Camuzzi - Gas del Sur.


Por aquí atendía Celentano.


Centro de Cultura Oriental.



La gran puerta del Centro de Jubilados ley 244.


Fue en su momento Centro Histórico Documental.



En esta esquina nos recibía la Clínica del Dr. Saul Ferrá.


La hermosa casa de Agustín Alvarado.



La entrada principal a nuestra Intendencia.



Puerta de acceso al Carlos Casinelli de ATE.



Campolter, es polígono de tiro.


Aquella Confitería Libertad.




La doble puerta de la academia de inglés.



Así estaba La Caldera del Diablo.


En esta casa viví siendo niño, más tarde la ocupó don Esteban Sekúlovic.


Hotel Coihue.


Entrada principal al Instituto María Auxiliadora.



La iglesia de Jesús Nazareno.


El correo argentino.




La esquina tuneada del Bar Austral.

RASTROS EN EL RÍO.91. “En la medida de las necesidades y la picardía de algunos que se ponían al margen del respeto a la propiedad privada, surgen estas evocaciones que nos muestran a los riograndenses saliendo del cascarón de la inocencia.”

La galería de la mala fama en nuestro pueblo se encuentra ilustrada por la presencia de múltiples gestores de oficios “non sanctos”. Funcionarios venales o prepotentes, contrabandistas de autos y galpones, traficantes de cigarrillos, peleadores de fonda frecuentemente alcoholizados, tahúres, asesinos al volante, chicas que fuman, gestores de negocios inconcretos, cafishos, morosos y la familia plural de los rateros.

Intocables los inimputables. Apellidos libres de toda sospecha. Reincidentes barriales que delimitan el espacio de sus trastadas en el hampa no colegida del pueblo chico. Prestidigitadores para meter la mano en la lata. La suerte de quienes ocupan el lugar de los peligrosos no siempre ha pasado por condenas, juicios y reincidencias.

Pero allí donde se dice, como en tantas otras partes, que el ladrón de guante fino lo sueltan enseguida y el de gallinas lo sepultan en la sombra, es donde aparece el nudo de hechos y costumbres que habremos de desatar.

Nunca faltaron en Río Grande los ladrones de esta categoría, y su número creció proporcionalmente en aquellos años en los cuales los largos y prolijos sitios cercados tenían un lugar destinado a guardar varias docenas, y hasta a veces un centenar de ponedoras; sin otros afanes que la subsistencia familiar.

Dividamos los ladrones de gallinas en tres grupos perfectamente definidos por sus móviles y objetivos: los que roban por divertirse, los que roban por hambre, y los intermediarios.

Entre los primeros ocuparon un lugar privilegiado los empleados de comercio y los amigos. La mayor diversión resultaba cuando se invitaba a la víctima a participar de la cazuela que indudablemente sucedía al hecho delictivo. Y las ocultas sonrisas cuando el agasajado discutía sobre la mayor calidad de sus propias gallinas en relación a la carne o el caldo que  le daban a probar. El episodio era muy comentado siendo el hazmerreír centro de la atención socarrona de sus relaciones, y llegando a no enterarse nunca. Claro que se recuerda aquella vez que alguien fue víctima de la sustracción casi total de su gallinero, puesto que al día siguiente encontró un letrero que decía: A media noche el gallo quedó viudo.

En el segundo grupo, el menos numeroso de todos, se dio la presencia simultánea en una persona de cierto infortunio laboral y alguna manía cleptómana, el ladrón en este caso debía atender a la dieta familiar, no era el más idóneo en los procedimientos sustractivos, y en muchos casos se trataba de alguien que de regreso al hogar encontraba a la avecilla alimentándose en la vía pública.. y de allí a que ocupara un lugar en el bolso o bajo su ala había un solo paso.

Y al fin nos toca mencionar a los que hacían de esta tarea un negocio rentable, suministrando furtivamente el producto de su lucro nocturno a alguna pensión o restaurante, con clientes fijos en la barriada, o los que trabajaban por encargo cuando alguien necesitaba un buen gallo joven, o media docena de castellanas, o una bataraza clueca. Es de recordar que era procedimiento habitual colgar a la clueca en una bolsa de arpillera por varios días hasta que se le pasara el embarazo. Rn este caso la sustracción se facilitaba por llevarla con envase y todo. El intermediario muchas veces encubría sus funciones teniendo en su propio patio un hermoso gallinero, perfectamente cercado con alambre de púa para evitar incursiones ajenas, renovado de viruta tres veces por semana, con el enrejado que permitía solamente a los pollitos llegar hasta donde se colocaba el alimento más fino y especial, y en donde en una lata de dulce de membrillo se colocaba el agua con una botella invertida con una válvula de bolita que garantizaba, como un primitivo sifón, la reposición inmediata del líquido que se iba consumiendo. En estos casos las incursiones nocturnas daban lugar a las reinversiones en aves de corral, alimentos balanceados, o semillas para la quinta donde una vez al año ingresaban también las dueñas del corral para recorrer los rastrojos.

Vamos a ver que sabemos en cuanto a los procedimientos.

Es “vox populi” que el principal escollo estaba dado por la presencia de un perro guardián, al menos un “quiltro bochinchero”. Si ya había una mistad de por medio, el problema estaba fácilmente solucionado, si no los procedimientos podían ser más drásticos, como por ejemplo el envenenamiento. Más siempre se aseguró que el perro no ataca a la persona desnuda y no dudo que esta haya sido la actitud de muchos rateros en las cortas noches de verano. Era así que resultaban mucho más seguros por alborotadores, una pareja de gansos.

El procedimiento una vez llegados al gallinero no debía ser violento, porque esto daría lugar al despabilamiento y alboroto generalizado de consecuencias fáciles de prever cuando el dueño tenía sueño ligero y el Winchester en la mesita de luz.

Así que los más avezados llegaron a ejecutar sus fechorías mediante el siguiente método que demuestra un profundo conocimiento de la fisiología y psicología animal Vistas las víctimas en la escalera, se rozaban las falanges de los dedos anteriores en forma reiterada
y horizontal, el animal molesto sin despertarse comienza a agarrar el dedo del captor hasta que finalmente como un lorito caía en manos del ratero, el segundo paso consistía en tomar la cabeza de la gallina y colocársela bajo el ala... es entonces cuando el animal se despierta pero en esa posición se lo coloca en un esquinero de la bolsa apretando firmemente para evitarle todo movimiento. Las restantes aves de corral se van colocando una a una en apretado paquete hasta completar la capacidad de la arpillera.

El cargamento no podía superar en peso la necesidad que tenía el ladrón de sujetar con los dientes el paquete y saltar cercos con el universal procedimiento de impulsarse con los dos pies, y repicar con ambas manos cuando era sorprendido “in in”.

Otro procedimiento era el químico: una barrita de azufre encendido producía un humo que aletargaba a las plumíferas. Rascatuloro ensayó cambiar de método en el gallinero de la Mayica, con tal mala suerte que por estar bastante borracho, el humo lo volteó a él y así lo encontraron en brazos de Morfeo a la hora del desayuno.

¿Quieren conocer el nombre de algunos conocidos ladrones de gallinas del Río Grande de antaño? La lista podría se extensa y debería omitir los nombres de quienes me han confiado los secretos de esta profesión, así que solamente transcribiré un artículo periodístico que da pruebas de la importancia de esta actividad; fue el 24 de octubre de 1964 cuando El Austral en su última página anunciaba:

-Un ocurrente vecino al cierre de la presente edición, nos pidió que insertáramos el aviso que a continuación transcribimos:

“Se avisa a las personas que tengan gallinas que las cuiden, ya que en la calle Tomás Espora se sorprendió a Juan Hernández (Rascatuloro), sustrayendo gallinas; pero no tuvo suerte, porque fue alcanzado por sus perseguidores y entregado a la policía”.


“Pero ya volverá a sus correrías habituales y...  a cuidar las avecitas estimados lectores”.

TRIPTICA NACIONAL.GEOGRAFIA.10. El territorio de Tierra del Fuego en la enseñanza pública de 1925

Allá por el año 1925 la firma CABAUT y Compañía Editores publicó una GEOGRAFIA ARGENTINA donde daba cuenta de la existencia de un distrito federal y 14 provincias a las que se sumaban las gobernaciones del norte y del sur.

Las del norte eran Chaco, Formosa, Misiones y de los Andes.

Y las del sur de La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

¡Que decían para que aprendieran los niños argentinos sobre lo que hoy es nuestra provincia!

Gobernación de la Tierra del Fuego. Comprende la parte oriental de la isla de su nombre y confina al Norte con el estrecho de Magallanes; al Oeste con la parte chilena de la tierra fueguina; al Sur con el canal de Beagle, y al Este con el Océano Atlántico. Tiene 21.610 kilómetros cuadrados, y unos 2500 habitantes, entre ellos varias tribus indígenas.

El territorio es montañoso, con elevaciones de 800 a 1000 metros, y hay bosques y praderas fértiles, regadas por varios cursos de agua. El clima es hùmedo y frìo. Los rìos principales son: el Grande y el Ewan; los lagos: el Chepelmesh y el Fagnano, y las sierras: la cadena de los montes Martiales al sur y Carmen Silva al Nor Oeste.

Hay minerales de valor, bosques de hayas, robles pinos y frutales y vastas praderas; pero la ganadería y la agricultura son todavía muy rudimentarias. Abundan los animales silvestres. La capital es Ushuaia, 1600 habitantes, con puerto sobre el canal de Beagle. Figuran también San Sebastián y Puerto Bridges.

A esta gobernación pertenece la Isla de los Estados, situada al oriente y separada por el estrecho de Lemaire. Tiene 720 kilómetros cuadrados; su clima es muy frío y está destinado a establecimiento penal. Su escasa población está en San Juan del Salvamento y los puertos Cook y Vancouver.

La publicación de de Cabaut y compañía formaba parte de una serie de obras recomendadas para la enseñanza primaria, junto a la Geografía elemental, el mundo, la argentina; Geografía elemental, Nociones de moral e instrucción cívica, escrita por el doctor Condomí Alcorta y el Compendio de Instrucción Cívica del mismo autor.


El material leído que forma parte de la serie La Escuela Moderna que se distribuía desde La Librería del Colegio (foto)

Aquellos fueron los días.6

A consecuencia del desalojo en Ushuaia de la fábrica Contiental, y la muerte del obrero Víctor Choque, en el año 1997 se realiza un juicio en que aparece inculpado el dirigente metalúrgico Oscar Mártinez.

El hoy diputado nacional es defendido por numerosos sectores de la comunidad, y esas posturas se presentan en un folleto que vamos desglosando. 

Uno de los que suma su respaldo es Luis Velázquez del Sindicato de Camioneros, entonces dirá:


Pensamos que esta es una muestra más de este gobierno autoritario que estamos padeciendo los argentinos, especialmente los trabajadores, es un ataque, no a un trabajador como Oscar Martínez, sino a la masa obrera de nuestro país.
Desde nuestro gremio repudiamos totalmente este accionar de la patronal, con complicidad también de la justicia que pretende acallar de esta manera, los reclamos de los trabajadores, atacando a su dirigencia.



Con el tiempo la política encumbraría a Martínez, y circunstancias personales -que lo involucrarían en la muerte de un niño, llevarían a Velázquez a prisión, donde ahora se encuentra.




HISTORIAS DEL VIENTO.3 AROMAS 1

Mi padre tenía una extraña reacción que el identificaba como alérgica: no soportaba tocar la piel del durazno.



Y cada tanto recordaba que ese fruto no tenía cáscara, era piel.

Y su piel no soportaba la del durazno.

Si por casualidad llegaba a rosarlo retiraba la mano como si se estuviera quemando, y luego se miraba el lugar, buscaba una llaga invisible, y decía que un dolor se había instalado en él.

Pero el problema estaba en que era la fruta que más le gustaba.

De por sí consumía gran cantidad de huesillos hervidos, pero no era lo mismo. Aquello era el tradicional postre de las estancias, lo otro un “bocatto di cardinale”, como solía pontificar.

Cundo aparecían duraznos en el comercio venía con varios de ellos, frutas que el dependiente había envasado a su pedido, pero él no los había tocado. Ya a la hora del postre mi madre con su cuchillito de las papas lo dejaba en carne viva y mi padre lo iba comiendo, jugoso, sintiendo escurrir el jugo de la fruta por su barbilla.

Siempre que se comía duraznos, aunque fueran en almíbar y en lata –recuerdo los de marca Inca- aparecía la historia: era alumno de los capuchinos y una tarde de sol con otros dos amigos invadieron el jardín y consumieron de una árbol, árbol del prior, los sabrosos melocotones. Los padres no tardaron en darse cuenta de lo que había pasado. Fueron en búsqueda de frutas y no encontraron ninguna. A la hora de ir a la cama reprendieron al conjunto de los alumnos. Por la noche uno despertó con fuertes retorcijones, el otro con una cagadera infernal, pero mi padre niño solo con su culpa. Esa culpa, el pensaba, se tradujo en su reacción al tocar los duraznos.

Una vez ensayamos humedeciendo la fruta. Entonces papá tomó coraje, la tomó en sus manos, y como no sentía nada la comió entera. Le sobrevino a las pocas horas una cagadera ancestral.

Otra vez trajimos damascos, y nada le paso. Los tomaba en sus manos sin que le produjeran la menor urticaria, y los comió sin ocasionarle ningún trastorno.

Cuando fui a estudiar al norte disfruté de la buena fruta que desconocíamos en el sur. De los pelones, ue aquí no llegaban y fue por eso que en un bolsillo de mi blazer del secundario –que todavía seguía usando- traje uno de ellos que entregué a mi padre ni bien nos encontramos en la pista de Río Grande. Papá no se atrevía a tocarlo, pero luego vio que se bien era como un durazno, no tenía pelusa. Lo guardó en su bolsillo y camino al pueblo, en el taxi de Barrientos, lo comió alegremente mientras yo contaba cosas de ese mundo que estaba descubriendo.

Me había comprado un vaquero, de una tela a la que llamaban piel de durazno. Se lo mostré y pedí que la tocara. No era un imitación perfecta, puesto que nada alteró su tacto.

Al año siguiente llegué con otra novedad.   Un compañero de familia turca, turca en serio no árabe, me había enseñado como se pelaba el durazno. No era cosa de perder su pulpa, debía retirarse pacenciosamente la piel del fruto, y en ese despellejado no se debía perder su jugo. ¡Quedaba realmente hermoso! Durante el verano los duraznos que comió mi padre los recibió así, pero mi madre se fastidió, no quiso aprender, y con mi partida se volvió al viejo y único cuchillito papero.

Pero cada año tenía sus novedades. Radicarme en el norte para estudiar cambiaba aspectos cotidianos de mi vida, uno de ellos ligado a soportar el calor. Fue así que conocí el desodorante, que inicialmente compraba en barra. Pero de pronto llegó el salto tecnológico: el desodorante antitranspirante en aerosol. Compre uno de aroma a durazno que me duró toda la primavera. A mi regreso ese fue el regalo de navidad para papá. Le expliqué de que se trataba, lo usó, y no le causó ninguna molestia. Fue su primer y último desodorante porque lo usaba solamente los domingos, y en unos años falleció.

Yo busqué otras marcas y no me di cuenta como salió de mercado.

Pero hace un par de semanas yendo al médico me vi urgido de ir al baño. Sobre la mochila del inodoro había un desodorante de ambiente que use, y grande fue mi sorpresa porque tenía el mismo aroma a duraznos de otro artículo que estaba sepultado en mi memoria desde hacía cuarenta años.

Si la visita al baño había sido al ingresar al consultorio, en la siguiente fue al salir.

Y para la última visita llegué con la intriga de conocer la marca del producto. Pero no tuve tiempo, entre y ya el médico me estaba esperando. Presté poca atención a sus recomendaciones pero al salir me mandé raudamente al sanitario, sin pedir permiso. Allí estaba el envase: Lisoform, era la marca (no sería el producto de entonces), y el aroma ¡lavanda! El durazno se había transformado en otra cosa.


En el tercer comercio que visité encontré el producto similar. Probé su olor, era el de antes. Comencé a lanzarlo al viento, y poco a poco, mientras se consumía, fueron apareciendo los otros recuerdos, tal cual se los he escrito….

EVOCACIONES* 23 de Diciembre de 1708. Woodes Rogers, con el Duke y Duchess, de Bristol, alcanza las Malvinas y señala algunas de sus características.


Recién en la segunda mitad de ese siglo Inglaterra manifestaría en interés por el archipiélago, pero para el tiempo del viaje de Rogers eran muy frecuentes los viajes de navegantes franceses.

La Duke se encontró en el derrotero malvínico con una de ellas, a Assomptión de Porée, y por estar ambas naciones en guerra –por la sucesión del reino de España- el británico procedió a desalojarlos de su recalada.

Woodes Rogers, otro corsario inglés en los mares del sur.          

     

El personaje en Wikipedia.

Woodes Rogers (ca. 1679 – 15 de julio de 1732) fue un corsario inglés que se convirtió en el primer Gobernador Real de las Bahamas. Es también conocido por haber sido el capitán del navío que rescató al náufrago Alexander Selkirk, cuya aventura se piensa que pudo haber inspirado la obraRobinson Crusoe, del escritor inglés Daniel Defoe.
Rogers pertenecía a una familia integrada principalmente por marineros. Pasó su juventud en Poole y Bristol, y trabajó como aprendiz de marino de un capitán de esta última ciudad. Su padre, que poseía acciones en varias embarcaciones, murió cuando Rogers estaba entre sus 20 y 30 años de edad, por lo que Rogers quedó a cargo del negocio familiar a partir de ese instante. En 1707, el capitán William Dampier lo contactó para pedirle que se integrara con él en un viaje de corso contra los españoles, con quien los británicos estaban en guerra. Rogers encabezó la expedición, que consistía en dos navíos bien armados, el Duke y la Duchess; era el piloto del primero. Partió de Bristol el 2 de agosto de 1708. En tres años, junto con su tripulación, navegó por todo el mundo y capturó varios navíos en el Océano Pacífico. También rescató a Selkirk el 1 de febrero de 1709, que se encontraba en el archipiélagoJuan Fernández, en la isla hoy conocida como Robinson Crusoe. En la Baja California capturó el Galeón de Manila en un sangriento combate en el que perdió a muchos de sus tripulantes, al tiempo que fueron atacados por la enfermedad. Después, puso nuevamente rumbo a Europa donde realizó una carta náutica en español con la descripción de todas las costas entre Acapulco y Chiloé.
En octubre de 1711, la expedición de Rogers regresó a Gran Bretaña, después de haber circunnavegado el mundo y preservar los barcos y a la mayoría de la tripulación; los inversores duplicaron sus fondos en la expedición. El corsario pasó a ser considerado como un héroe nacional. Poco después, resultó herido en algunos combates en el Pacífico y su hermano fue asesinado. Aunado a ello, su tripulación lo demandó debido a que alegaban no haber recibido la proporción justa que les correspondía de las ganancias obtenidas por la expedición; Rogers quedó en quiebra a causa de eso. Posteriormente, escribió sobre sus experiencias navales en un libro titulado A Cruising Voyage Round the World, que tuvo una buena recepción comercial en parte a que el público sentía una cierta fascinación por el rescate de Selkirk.
Rogers fue elegido como Gobernador de las Bahamas en dos ocasiones, durante las cuales tuvo que enfrentarse contra españoles que amenazaban el territorio, y también tuvo que erradicar la colonia de piratas que habitaba ahí. A pesar de esto, en su primera gestión a cargo de las Bahamas, su situación financiera era caótica, por lo que al regresar a Gran Bretaña fue aprisionado por deudas. Murió a los 53 años de edad, durante su segundo mandato como gobernador del citado territorio.


RASTROS EN EL RIO.-91.“De cómo el escritor –sin saberlo- comenzaba a escribir una obra inconclusa, la Historia de la Muerte en Río Grande.”


Del hundimiento de El Cóndor solamente pudo rescatarse el cadáver de uno de sus cuatro ocupantes.

Papá hablaba del hundimiento cuando recordaba cada tragedia en el río, aunque en realidad sólo se trataba de botes dados vuelta por la fuerza del la corriente, la colisión de un témpano o el imponente viento fueguino.

Los restos de Daniel Maimae Caicheo, un chileno de 31 años, fueron los únicos recuperados después del percance que sorprendería a la nave el 25 de marzo de 1951 en horas del mediodía, y a la vista de los que esperaban en una y otra orilla.

Lo que quedó de Daniel, un jornalero de Estancia Ruby, fue localizado a unos quinientos metros del campo de aviación de Aerolíneas Argentinas, que en aquel entonces aterrizaba del lado del Frigorífico; sólo por las ropas adheridas comprobó su identidad un compañero de labor. Este era el procedimiento acostumbrado para agilizar los trámites de esta naturaleza, y el lugar conocido con el nombre de “La Punta” en la zona portuaria de la ribera fue el túmulo de la marea para más de un cristiano solitario.

Teodoro Ojeda Sierpe, un peón en 1954, fue inhumado en septiembre, pero sus dedales con los cuales la Prefectura comprobó la identificación recién se reencontraron con el cuerpo a fines de diciembre.

Papá recorría el cementerio domingo a domingo, de octubre a diciembre.
Era su rutina de cuatro mañanas en las cuales muchas veces lo acompañé, y sus recuerdos saltaban ente cruces y lápidas, entre nombres borrados y fechas olvidadas, su mente era un catálogo dramático que servía para que valoráramos juntos lo efímero de la existencia humana.

Hubo un tiempo –él me lo decía- en la que el río compitió con los partos y la tuberculosis en ganarse los favores de la muerte, y la asfixia por inmersión era el trámite corriente para encontrarse con San Pedro: Daniel Quedimán en el 44, Edmundo Calisto en el 51, Alfonso Gallardo Garay y José Roberto Cárcamo al año siguiente, en el 54 el río se tragó a Eduardo Faustino Gallardo y en el 55 a Amador Vivar. Cinco años estuvimos fuera del pueblo, sin embargo Papá averiguó que en ese lapso murieron en el río: Avendaño, Muñoz y Eliécer Witto.

En 1960 el viejo trabajaba de sereno en el malecón de la Punta Triviño cuando pisó un cabo y se fue abajo. La barcaza estaba en seco y así con tres costillas rotas, clavícula y homóplato partido pudo contar el cuenta y llevar la cuenta de que ese año el río se tragó a Valentín Galindo y Sergio Bitterlich en marzo y a Manuel Maldonado y Germ{an Gallardo el 23 de julio.

Los ritos de octubre se afianzaron a partir de la muerte del tío Marcial, que había quedado en una mesa de operaciones de la Clínica San José: primer domingo limpiar y sacar yuyos, segundo los de los amigos sin nadie, tercero pinta la cruz y las simples cadenas o perímetros que indicaban la morada delos deudos más cercanos, cuarto domingo..¡siemrpe quedaba algo para hacer!

Pero la jornada consistía también en un prolijo itinerario de recuerdos y el encargo a Jorge Smolsic luego –que tan buena letra hacía- para que retocara epitafios.

-Mirá.. aquí está Antonio Miranda, un caballo le coció la cabeza... el primero de enero del 45, trabajaba ....¡ya no puedo acordarme!

Yo me interesaba más –lamento confesarlo- en caber como habían muerto que cómo habían vivido. Entre los congelados se recordaba a Abraham Velázquez Velásquez, Francisco Vivar Alvarez, José Eliseo Arteaga, Antonio Oñate y Bartolo González; la lista de ahorcados se integraba por la viuda de Silva –la llevaron a Punta Arenas- y también Manuel Ojeda y Manolo Núñez, cada uno con su motivo; había suicidas en los que cayeron por la bala, pero ya no puedo recordar cuales de la larga lista que integraron entre otros Flores, Piña, Varela, Santana, Cobián, Ventura Martínez, Valenzuela Y Autterland; la cuota del cuchillo terminó con las vidas de Pedro Vargas, Manuel Lopez Vivar, José del Carmen Chaura y Antonio Jorge, un indígena de 60 años muerto en el 44.

Una vez le pedí a Papá que me identificara a los onas, y entonces me contó sobre la desaparición de la especie –siempre habló en términos de genocidio- y de los sepultados en la necrópolis de la Misión que finalmente nunca visitamos juntos; desde entonces no dejo de asistir con respeto a las últimas moradas de Arturo Alimik, Juan Fuego quetrabajara con Papá en Laura y con el cual tengo una borrosa foto en que estoy en sus brazos –foto que pretendo ilustre esta nota- Felipe Ona Ishnton, Doña Luisa Honte –hija de Paká y Manuela Jaimiles, madre de Don Luis- que falleció en el el 48 a los 78 años de edad.. y los simples túmulos que guardan a Francisco y Eusebio Kankot, los hijos del cacique.

Mi padre que me mostraba todo, un cuadro patético de muertes, nunca me comentó cual quería que fuese la suya.

Siendo niño me quitaba el sueño el relato de la tragedia del pibito de los Leiva, a la que uní la desaparición de un amiguito: el flaco Mc Donald. Pero la muerte no podía estar distante para un niño cuyos padres –pienso en la edad- podrían haber sido sus abuelos.

¿Qué saber del australiano Alfredo Sholl, de profesión pintor? ¿Quién es este Guillermo Enrique Breffit, nadico en Nottinghan en 1885 y muerto en Tierra del Fuego en 1942?¿Qué llevo a Efraín Diaz a perderse en el delirium tremens cuando tan sólo tenía 27 años?¿Qué hacía el suizo Walter Tiljander entre nosotros?

El, mi padre, tenía la respuesta.

Confesaba que Tierra del Fuego no era un lugar para quedarse toda la vida, y cuando pudo soñar, soñó con radicarse en Neuquen, más cerca de la tierra que lo vió nacer.

En una de esas visitas a la ciudad de los callados nos fuimos distanciando al caminar y una bruma que descendió lo desdibujó mientras él seguía su paso calmo,haciéndome pensar que pese a sus anhelos aquí estaría su última casa.


Tenía cincuenta años sobre esta tierra cuando comenzó a transitarla por abajo, donde estoy seguro no se siente solo.

Aquellos fueron los días.5

Corría el año 1997 y se preparaba el juicio por acontecimientos ocurridos dos años antes, durante el desalojo de Continental, en Ushuaia.

Atrás del enjuiciamiento a Oscar Martínez -todavía no se hablaba de la criminalización de la protesta social, parecían testimonios de la comunidad:

LO QUE PIENSAN LOS GREMIOS Y LOS POLITICOS

Sr. Catucci, FREPASO
Yo pienso que el juicio a Oscar Martínez, es una afrenta contra las luchas de los trabajadores y este juicio que hoy se plantea contra Martínez, es una muestra más de que la justicia inclina la balanza hacia un solo lado.

Porque a esos famosos sucesos, (semana santa) donde involucran a Oscar Martínez, por el solo hecho de levantar un reclamo, en esos hechos hubo una muerte y más allá de la muerte de una persona, un montón de gente quedó con deficiencias físicas importantes y los culpables, me refiero específicamente a las fuerzas policiales que actuaron, no fueron condenadas y tratadas de la misma manera y hoy se plantea un juicio a Oscar Martínez.


En la foto una imagen actual del entonces concejal socialista de Río Grande.


HISTORIAS DEL VIENTO.2 Polvo en el viento.

UNO

¿Cómo  describir esta obra?
ES EL DOCUMENTO DEL GENOCIDIO ONA.
Los personajes, los lugares, la sucesión de hechos, son verdaderos, como así también la presencia devastadora del hombre blanco en el extermino:
EL PODER y la ambición desmedida como objetivo y explicación de tanta crueldad.
El Wot’n o cuerpo del muerto… el salvajismo del blanco al manipular al insepulto cuerpo.
PERO…, como Bien lo explican los autores de esta obra:
“Con el tiempo el insepulto Wot’n se transforma en polvo en el viento, el más poderoso JoOnn de la tierra del Ona, y en lugar del silencio del olvido, el viento con su fuerza-poder renujeva los emblemas de la muerte violenta del ona”.

Esa fuerza del viento ha sido capas de penetrar en cada célula de nuestros autores y pone en ellos capacidad para investigar, describir y contar… y así NO PODRA HABER OLVIDO.
Pablo Garrido B. Editor de Wot’n – Documentos del genocidio ona. Nelly Iris Penazzo de Penazzo y Guillermo Tercero Penazzo.

DOS

Para designar a la tierra de la superficie, los mapuche utilizan la expresión trufken mapu, “el polvo que vuela en el viento”. Según suelen graficar sus abuelos. En términos estrictos, la noción mapu hace relación a todos los elementos de la naturaleza que se encuentran sobre, por encima y por debajo y también en ella.

KOMUTUAM. Descolonizar la historia mapuche en Patagonia. De Adrián Moyano. Página 107.