Lo hacíamos en el puesto tercero. Primero fue Sergio Barrientos, justicialista como yo. Después Marta Mondino que reemplazaba a Roberto Campanella que renunció para asumir como ministro provincial. Cuarto Enzo Filosa, que asumió por corrimiento de la lista radical. Quinto Osvaldo Raúl Pagano, que nos tomó juramento a todos.
Pagano fue el primero en jurar, era el de mayor edad, formaba parte de la Agrupación Vecinal y había integrado el gobierno del proceso, siendo entonces secretario de Gobierno en la gestión municipal.
Hace 30 años tenía 30 años.
El día de mi cumple se había hecho presente en casa Miguel Ángel -Tito- Martínez, me traía un regalo de mi comadre -Mirta Honoria Ferrrari, una ficha de afiliación.
Un día cuando militaba en las filas de la Unidad Básica Eva Perón me llamaron por teléfono en medio de la la noche, y me ofrecieron el cargo. Dije que sí y seguí durmiendo. Al día siguiente, a la hora del almuerzo, cuando me preguntaron quien había llamado recordé lo que había pasado, y la noticia parecía una broma.
Después entramos en serie en el trabajo que nos llevó con cierta facilidad: llevábamos la camisera ganadora de peronismo, y nos conoccia tanta gente: por ser de aquí, por ejercer la docencia en el único secundario del pueblo, por trabajar en la radio.
Hace treinta años se procedió a elegir autoridades del cuerpo, había acuerdos entre la UCR y el PJ. Se habían movido en esto Trejo y el Nene Martínez. Se buscaba coincidir en la elección de los nombres de los concejos y la flamante legislatura. Pagano se abstuvo.
Ya en funciones Sergio Barrientos le tomó juramento al flamante intendete: el primer fueguino en la función -lo es hasta ahora-, el primer peronista, ha sido el único.., ¡Esteban Chiquito Martínez!
Con los nervios Sergio, que había sido concejal los los 70, le pidió juramento al intendente "por los santos evangélicos..." Y Chiquito dijo:¡Si juro!
Iniciamos una gestión a la que el tiempo caracterizará en algún momento.
Un tiempo después llegaron al Concejo cinco placas de bronce para que nos identificaran en nuestros vehículos. El único que las usó fue Filosa, que tenía entonces una cupé fuego Ranault.
Cuando terminaba nuestro mandato, casi dos años después, acertamos en devolverlas. Mabel Jacob, la secretaria del cuerpo, decidió que podíamos guardarla de recuerdo:
-¡Para lucirla en un rincón del quincho!
Yo que soy el que sobrevive de aquel grupo de ediles, se las muestro en este rincón mientras se me apretuja el corazón...
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