RASTROS EN EL RÍO.91*“En el recuerdo emerge en sus detalles el origen de una fiesta juvenil y popular que no ha decaído entre nosotros.”



Desde una iniciativa tan remota como nuestra adolescencia, Río Grande celebró el día de la primavera con desfiles de carrozas. Sólo 1990 quebró la rutina que alegra las calles mostrando los casi siempre precarios, aunque algunas veces ingeniosos arreglos de los camiones. Y la rutilante juventud fueguina que se revela sin darse cuenta.

La Municipalidad ha dado la señal de largada, y los jóvenes esperan. En el 90 se olvidaron los funcionarios, y se olvidaron los adolescentes. Se quebró la continuidad lograda desde aquel día..

Clareando el domingo 25 de septiembre de 1966 terminaron en San Martín 101, donde funcionaba el Club del nombrado prócer, los festejos de la primavera y del estudiante. Era la primera oportunidad en que tal acto acontecía en nuestro medio y aquella noche el momento culminante lo había dado Carlos Zavala, un empleado bancario en trance de animador de espectáculos, cuando anunció la proclamación de la Reina de la fiesta; nunca antes se había elegido una soberana por otro sistema que no fuera la venta de votos que siempre servía para levantar el estado de las arcas de alguna institución. Y fue así en esa oportunidad en que la decisión del jurado determinó la elección de Elina Heredero, rubia, 15 años, a la que colocó la banda respectiva con la mejor de sus sonrisas Godofredo Videla, profesor del Don Bosco y próximo Director del Canal de Televisión. Las chicas estaban emocionadas, no podía ser de otra forma y un poco cansadas de bailar “a go go” en 4eso que no terminaba de convencer a los más grandes: una fiesta sin orquesta.

Hemos rescatado unas fotos que nos muestran a Elina I y Graciela Molina y Susana Tomioso sus princesas, y y muy poca gente a la que esperamos identifican antes de publicar, claro. También nosotros nos olvidamos del pequeños Río Grande de hace 25 años.

Los festejos habían comenzado muchos días antes y en el origen de toda la batahola que conmovió a varios hogares al principio y a toda la población luego, un comentario de sobremesa en la familia Alamo luego de una visita a Punta Arenas. Allá durante los festejos de la Semana Magallánica contemplaron el singular espectáculo de un desfile de carrozas, y el magnífico dragón lanzallamas de la 7ma Compañía de Bomberos recorriendo la calle Bories. Miriam con la facilidad que convencía a su padre, Don Ernesto, llevó la idea a la escuela y el grupo de chicos y muchachas hicieron de sus sueños realidades.

Y mientras en el galpón de la carpintería se trabajaba en dos carrozas: la jaula de los gorilas y el barco de los novios; en casa de Barrientos, a la vuelta de manzana, se fabricaba “El pato loco.”

En la escuela no hubo grandes solidaridades por parte de las autoridades del establecimiento, ni a las carrozas ni al baile que debió disfrazarse en la tarjeta bajo el rótulo de Reunión Social.

Pero la muchachada había puesteo en marcha la maquinaria de su entusiasmo y hsta se prensó en la realización de un Show Musical la noche de la reina, para la cual trabajó mucho la mamá de Titi Martínez, traduciendo al castellano las canciones inglesas en boga, y Doña Emelina, la mamá de Miriam, con la casa invadida, debió afrontar también los ensayos del coro femenino y las guitarras de Lito Castro y Luis Guerrero. Es cierto, no hubo tanto coraje y el espectáculo fue postergado indefinidamente.

Mientras tanto lleguemos al desfile triunfal que es la primera impresión que yo tengo cuando desde lo alto del Hotel Atlántida sintiendo las bocinas me acerqué a verlos y allí venían, en el anochecido 21 de septiembre: un escarabajo mal parchado al frente, el barco, los gorilas y el pato loco, doblando por Belgrano como quien fuera para Kioslandia.

El barco había sido montado sobre un camión y allí elegantemente disfrazada la juventud afanosa que originó el desfile, una gigantesca torta de matrimonio hecha en madera sus tres pisos, los novios: Rubén Salinas y China Draguísevic, vistiendo el desabilé que no mucho tiempo atrás había usado en su boda la hermana de Miriam; en el timón de la nave Pina Portolán vestida de marinero.

La jaula de los gorilas fue construida con tirantes de tres por tres, de la habilidad de Don Ernesto surgió además un gigantesco candado y unos eslabones de cadena de barco completaron los apariencias, adentro en su condición vocacional de simios Luisito Ibarra y René Díaz, desconocidos por sus máscaras y su indumentaria peluda compuesta por algunos tapados viejos, pieles de conejo y anilinas, y un estado atlético que nunca antes ni después les vimos desarrollar.

Y finalmente el “Pato Loco”que tenía una historia más azarosa: lo habían comenzado a construir en el patio de Chunka, ¡con tanto frío!, querían montarlos sobre la Rabbit Junior de Miriam Alamo, pero como esta el día del desfile no quiso arrancar, la adaptaron en su estructura de maderita y papel crepé sobre las cabezas de Chunka y Rogelio Pacheco, y en su condición pedestre y ante la ceguera de sus transportistas fue lo que causó más gracia entre los chicos.

Porque además hubo efectos no deseados como el de los gorilas que consiguieron literalmente espantar al Bocha Luraguiz.


Pero no vamos a entrar en mayores detalles, solo apuremos sobre estos recuerdos algunas conclusiones, la sana alegría convención al Director del Colegio que no era mala idea, pero aunque mejoraron las relaciones el producto de lo recaudado en el baile no se entregó al colegio sino al Hospital; muchos pibes que no participaron en este acontecimiento juraron estar en la línea de partida al año siguiente; aquella noche por espacio de más de dos horas no hizo frío ni se sintió el viento, y al fin se inauguró por el entusiasmo de algunos pocos un rito juvenil que por ser así resultaba eterno; por eso aunque ya pasaron de esto más de 25 años, en mi memoria El barco, Los gorilas y El pato loco vuelven a desfilar en cada primavera.

Advertencia: la foto es de un reciente desfile!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo ...

Al leer este artículo, me acordaba de una visita que hice a Gualeguaychú hace un par de años, donde había un desfile de carrozas en camiones también, por la calle principal del pueblo. No era por carnaval. Creo que era una celebración anual que hacen los estudiantes de cada colegio ahí, y se da un premio a la mejor carroza.

Volviendo a tu artículo, agrego algunos datos sobre el Club San Martín, que aparece mencionado. Son tomados de "A hacha, cuña y golpe":

1- El primer dato lo tomo de los recuerdos de Eduardo Rogollini, quien nació en Punta Arenas, llegando primero a Río Gallegos en 1918 cuando tenía 8 años. En esa ciudad empieza a trabajar en La Anónima en la década de 1930. A Río Grande arribará en 1937, enviado por La Anónima de Gallegos para organizar la sucursal de la misma firma abierta en Río Grande pocos años antes. Dice Rogollini: "Se me ocurrió fundar el club San Martín porque acá no había club. Se me ocurrió hablar con los muchachos que estaban acá y venían de Gallegos y todo eso ... Yo dije que tenía idea de formarlo porque no había y que íbamos a reunirnos en mi casa. En la casa que alquilábamos yo y otro muchacho, nos reunimos más o menos treinta o cuarenta y se fundó el club ahí. Yo le puse Club Deportivo San Martín porque mi padre fue el fundador del Club Deportivo San Martín de Punta Arenas".

2- La antigua pobladora Dominga Stanic, recuerda también aquel club: "Mi padre había sido boxeador cuando era joven, y el hermano también, y fueron campeones en Chile en el año 1928 o 1929. Mi padre siempre estaba en el deporte, y le enseñana box a los chicos. En el Club San Martín había una especie de gimnasio, o sino les enseñaba en casa (...)".

Un saludo Mingo ...!

Hernán
(Bs. As.)