La misión allí instalada será conocida con el
nombre de San Rafael, y se complementará más tarde con la de La Candelaria,
situada en Territorio Argentino donde el estado no tuvo políticas de
deportación, ni presupuestos siquiera para atender el tema del indio que se
quedaba sin tierra con los loteos que ponían el espacio fueguino al servicio de
la ganadería.
En la Monografía de Magallanes, del Padre Lorenzo Massa
–fundador por otra parte del Club San Lorenzo de Almagro- encontramos una
referencia al espíritu de Monseñor Fagnano y la Isla Dawson :
“Quería enseñar a los Indios de la Isla Dawson a trabajar
y aprovechar la madera. Colocó dos motores, tendió “vías férreas” de madera con
una extensión de tres kilómetros, y arrancó al bosque virgen de “la perla del
estrecho”, los tesoros de sus bosques milenarios. Los postes que más tarde
sostendrían los cables para el telégrafo que ordenó tender roca en la Patagonia , serán de
allí”.
“Estableció un lavadero de lanas en la misma
Isla. Un centenar de indias trabajaban guiadas por las Hermanas de María
Auxiliadora. Y hacían luego toda suerte de tejidos para si y para vender a
favor de la misión. Instaló también curtiembres en Dawson y Río Grande. Y como
entonces los frigoríficos estaban en pañales, contrató a un industrial chileno
para establecer en Dawson un saladero de carnes. El mismo hizo los estudios
técnicos. Desgraciadamente cuando ya tenia construidos los galpones, se le
quemaron y la industria pasó a la categoría de anhelo potencial”.
Los salesianos no verían renovada la
concesión, y la fatalidad de las enfermedades haría mermar el número de
nativos, los que serían a la postre enviados a nuestra Misión de La Candelaria , no
superando en mucho en número de 20.
En la Imágen: Dibujo de la Capilla de San Rafael Arcángel, en Isla Dawson.
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