Por una gentileza del maestro Omar Hirsig leímos un trabajo de Pablo Barbieri y Carina Altonaqga que nos retrotrae a cruel mundo donde nació y vivió el primer asesino serial de argentina: Cayetano Santos Godino, conocido como El Petiso Orejudo.
Un prolija investigación de Pedro Barbieri, una visión artística extraordinaria en manos de Carina Altonaga.
Historia que se vuelve fueguina cuando este personaje detestado y detestable es condenado por sus crímenes a purgarlos en el Presidio de Ushuaia.
Agregamos una entrevista realizada por IRREVERENTES donde emerge mucha información sobre la dibujante que hoy nos convoca.
P.: ¿Cómo nació su vocación por la historieta? ¿Cuáles fueron sus inicios?
C.A: Mi vocación por la historieta surgió con los cuentos. Me gustaba mucho inventar mis propios personajes, y los iba separando en cuadritos. Como a los 9 años, por primera vez supe de qué se trataba, desde que conseguí un comic de Vampirella, después de eso vinieron algunas revistas Creepy. Por supuesto, los cuentos de terror siempre fueron mis favoritos. A los 16 años estudié historieta con Oscar Capristo en la escuela de Bellas Artes de Quilmes.
P.B: Lo mío fue bastante más naive. Comencé con las revistas de “Tío Rico”, “Mickey” y “Tribillín” de Editorial Novaro. Me atraían particularmente sus historias por lo bien desarrolladas. Me gustaban los embates de los Chicos Malos, los ladrones numerados que querían vaciar infinitas las bóvedas de dinero ocultas por todo el mundo y que, ahora que lo pienso (risas) tiene mucho que ver con la actualidad. Luego llegó la “Anteojito” con Las Aventuras de Pi-Pío, Pelopincho y Cachirula, Coco y Cilindrina. Más tarde, “Locuras De Isidoro” y el salto a las revistas de Editorial Columba… Pero creo que el primer comic que tuve en mi vida fue “Asterix Y Cleopatra”. Por los garabatos que le realicé, calculo que yo tendría unos 3 años. Aún lo conservo.
P.: ¿Qué autores los influenciaron?
C.A: Mis autores favoritos en su momento fueron los creadores de The Crow (la versión blanco y negro) y algunos autores argentinos como Horacio Altuna, Mandrafina, Breccia.
P.B: Creo que mi primer influencia, presente hasta hoy, fue de la escuela franco belga, con René Goscinny (Lucky Luke, Asterix) y André Duchäteau (Ric Hochet). En Argentina (y en orden de influencia) me nutrí de las historias del paraguayo Robin Wood, luego del maestro H. G. Oesterheld y el gran Alberto Saichann en su rol de guionista. Más tarde por el comic europeo de ciencia ficción del chileno Alexander Jodorowsky (La saga de los Metabarones) y del italiano Eleuteri Serpieri (Druuna). Mi último faro, hasta ahora, fue Frank Miller (Sin City, USA).
P.: ¿Cómo surgió la dupla Barbieri-Altonaga?
C.A: Algo extraño, fue que empezamos a trabajar juntos en algunas colaboraciones y después nos conocimos por medio de amigos.
P.B: Era inevitable. Primero me habló de ella una amiga, su cuñada. Quedó ahí… Luego, trabajé en un ministerio junto a Rafael, su esposo. Pasó también… Más tarde me interesé por su trabajo al verlo en internet y le ofrecí, sin conocernos, hacer una historia para mi libro “Crónicas del Hombre Frío”. Así lo hicimos y debo decir que fue uno de los trabajos más destacados del libro. Quedamos luego en conocernos en una exposición y como llegué tarde, ella ya no estaba. Hasta que finalmente nos conocimos en una cena de familias en su casa y, como cocina muy bien, pronto se hizo costumbre. Perdió.
P.: ¿Por qué llevar a la historieta al Petiso Orejudo? ¿Por qué el interés por la historia criminal?
C.A: Pablo me dio la idea de hacer la historia del Petiso Orejudo, porque él era un fan del tema, además de gustarle mucho las biografías. Coincidía también con mis estilo, un poco oscuro y realista. Al principio, dudé en hacerla, por lo violento de una historia que incluyera chicos de tan poca edad, pero después de varias charlas nos fuimos poniendo de acuerdo.
P.B: Te respondo las dos en una. Creo que lo que tiene la historia del Petiso Orejudo en particular y la criminalística en general es la atracción ineludible que produce el morbo. Es inherente al ser humano, es casi imposible no querer saber qué tragedia le ocurrió a otra persona o espiar un accidente para ver qué pasó. En base a esta fascinación humana el género policial, criminal y de suspenso serán siempre atractivos tanto para el autor como para el lector.
P.: Es notable el trabajo artístico y de documentación, ¿cómo fue el proceso?
C.A: No hubo muchos bocetos previos, los personajes los planteo directamente mientras voy armando las páginas. Me va llevando la historia, a veces los modifico en medio del proceso. En este caso, ya conocía la historia y el personaje, después fui armando el resto con fotos de internet y hasta fotos de mis abuelos, que eran inmigrantes españoles. Como me gusta mucho hacer historias de época, fue muy interesante recrear ese momento. También busqué los informes periciales con las imágenes de archivo de la escena del crimen. Y hasta incluí algunas fotos en la historieta.
P.B: En mi caso pasó por el gusto personal por recolectar datos sobre las vidas de algunos personajes históricos. Tengo archivos recortados de diarios que datan de hace 20 años donde podía leerse entrevistas a sobrevivientes de la prisión del fin del mundo, Ushuaia. A la hora de ponerse a investigar en pos de escribir el libro, hube de recurrir a una gran cantidad de artículos de internet y algún libro de base que me ayude a armar el rompecabezas de lo que fue la historia de Cayetano Santos Godino (el petiso), del que mucho se dice y poco se conoce con certeza. Tracé una línea de tiempo (para mi organización personal) en la que acomodar todos los hechos y luego la volví a desarmar, a los efectos narrativos.
P.: ¿Apuntan a un público determinado?
P.B: Te diría que apuntamos a nosotros mismos. Creamos aquello que nos gustaría consumir o leer. Nuestros gustos son bastante convergentes; el de ella es algo más gótico y el mío más físico, más de aventuras. Así, a veces ella me empuja hacia las historias de vampiros, brujas y ángeles caídos y yo, en cambio, la llevo hacia el género criminalístico-policial, el histórico, el psiquiátrico, o mafioso/carcelario. Como dupla nos beneficiamos mutuamente, ya que nos sacamos de nuestras zonas de confort y eso nos enriquece.
P.: ¿Han realizado otras obras? ¿Cuáles son sus planes?
C.A: En este momento estamos haciendo otra novela, en color, y tenemos algunos proyectos a futuro.
P.B: Lo primero que hicimos juntos fue el capítulo de los mafiosos del libro “Crónicas…”. Luego reincidimos con una colaboración conjunta para el libro homenaje a los soldados de Malvinas de Editorial La Duendes. Después nos largamos a hacer la novela gráfica del Petiso Orejudo. Y ahora vamos por nuestra segunda novela gráfica con una historia que trata sobre la vida después de la muerte y el influjo esotérico de la mujer. Tenemos algunas ideas para lo que seguirá después… todas ellas teñidas de un clima oscuro y victoriano.
P.: Por último, ¿qué historieta reciente los ha sorprendido?
C.A: Últimamente me regalaron “Millenium” y también me gustó mucho “La Burbuja de Berthold” y “Eden” de Agrimbau e Ippoliti.
P.B: Los últimos comics que leí y me gustaron fueron “Aram, el armenio” (de Alves – Majox, Dragoncomics Editorial), “Bull Rocket” (Oesterheld – Lalia, LocoRabia Editora), “La burbuja de Berthold” (Agrimbau – Ippoliti, Historieteca Editorial), “Titeuf” (del suizo Philippe Chappuis, Editions Glenat), y “Basura” (Trillo – Gimenez, LocoRabia Editora).
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