Sostengo que llegará un momento en que nuestra población no
se dividirá entre antiguos y nuevos pobladores, sino entre aquellos que lo
conocieron o no lo conocieron al Cura Gaucho.
Hay múltiples referencias que aluden a su persona en la
identificación de lugares e instituciones, hay bustos, murales y monumentos..
De todo lo que se podría decir, de lo que se está diciendo,
tomamos una entrevista publicada en EL SUREÑO, el 7 de agosto de 1994, en la
que Daniel Pueblo da vida a una Charlas del domingo, bajo el título de El “Cura Gaucho” habló de los jóvenes de la
sociedad y su vida.
José Zink es uno de
los curas del pueblo, para muchos el más pintoresco, simpático y respetado.
Pertenece a la Misión Salesiana.
El primer día de marzo
de 1923 nació en la provincia de La Pampa y es el penúltimo de doce hermanos.
Su familia llegó al país proveniente de Alemania, años más tarde se instaló en
esa provincia y trabajó en el campo.
Dice que es feliz y
que si no hubiese sido cura seguramente habría sido compañero de fechorías de
un conocido bandolero pampeano.
Aunque él no quiera
admitirlo, es un personaje en el pueblo:
Hace treinta y siete años que el padre José Zink llegó a Río
Grande (“era por dos meses y medio, y me
quedé para siempre”) y siente orgullo de haber bautizado a niños que años
más tarde le trajeron a sus hijos o nietos y darles a ellos también el mismo
sacramento.
Su apellido es de origen alemán y ello le recuerda que sus
padres provenientes de la zona del Volga, arribaron a la Argentina en 1905. En
ese tiempo, el Gobierno los envió a Entre Ríos y luego se mudaron a La Pampa
donde trabajaron intensamente en la chacra. “Era un estilo de vida que ahora
muy pocos podrán entender, pero eso sí, nunca nos faltaba nada”, comenta.
Luego relató que desde pequeño los padres lo enviaron a
General Acha para estudiar como pupilo y el empeño que puso en los libros
también lo demostró en Buenos Aires cuando inició los estudios de Latín y
Filosofía. Posteriormente, José Zink hizo tres años de práctica e ingresó a la
Congregación.
“Nosotros los salesianos tenemos la vocación de trabajar con
los jóvenes”. A partir de ese momento la charla se volcó hacia la juventud.
“Yo comparo esta época que viven los adolescentes con la
nuestra y me maravillo de como estudian ahora nuestros muchachos. Creo que
antes no nos costaba mucho, pero ahora los chicos tienen televisión, radio,
video y un montón de cosas”.
A pesar de sus
palabras, mucha gente critica a los jóvenes diciendo que andan en la droga, que
son vagos…
Que andan en la droga es cierto, pero tendríamos que ir a la
raíz de las cosas y buscar el porqué ya que nadie hace las cosas sin motivo.
Por lo poco que conozco de los jóvenes en la “falopa”, en muchos casos he visto
que el mal comenzaba en la familia, o que no tienen padres, o estos ya no son
padres y están en mil cosas o qué se yo.. y el muchacho necesita hacer algo. ¿Quién les da trabajo?, nadie,
entonces el muchacho qué hace…
¿Los jóvenes se
drogan por falta de trabajo?
Me parece a mí que esa es una de las causas, pro todo nace
en los problemas personales del muchacho y eso siempre viene por la falta de
cariño, de afecto y del amor de hogar.
Y en Río Grande,
¿cómo está el tema de la droga?
…pienso que hay bastantes “falopeados”.
¿Usted conoce gente?
Si, muchos.
A veces me consultan algunos “cachorros” que andan medio
boleados; es un tema muy complicado porque el que mete la pata hasta el
cuadril, ¡miércoles que le va a costar!, solos no van a salir. Ellos necesitan
un acompañamiento muy inteligente a base de diálogo y cariño, pro no de
condena.
¿Qué le comentan
ellos?
Piden alguna orientación y con lo poco que uno sabe le puede
decir algo. Pero yo creo que aquí debería haber una información, una educación
específica destinada a nuestros adolescentes. Información sobre el
comportamiento personal y que cada uno sea el mismo y no parte de una patota:
que haya integración, un trabajo en conjunto y confiar en nuestros
adolescentes.
Primero quererlos, darles nuestra confianza y enseñarles a
desarrollarse; creo que más que una vida de imposición debe haber una vida de
diálogo que es lo que construye y que nunca fallará.
En su humilde oficina de la Misión Salesiana; el padre Zink
tiene muchísimos libros de variados temas, varias docenas de mates que no
colecciona sino que son regalos y él dice que de esa manera le rinde culto a la amistad. Y como no podía ser de otra
manera, los banderines de River Plate su gran pasión deportiva.
Padre, ¿por qué hay
gente que dice que es católica pero no cree en los curas?
Muchas veces hay que escuchar en el mismo individuo a las
dos campanas. Mire, yo tengo una comparación un poco “pajuerana”: mirá hermano,
cuando un caballo anda mal y comienza a corcovear, lo primero que hago es
revisarle las bajeras y ver que tiene allí.
Yo creo que siempre hay una causa, ese católico pudo haber
tenido una mala experiencia, algún disgusto o también una falta de instrucción.
Pienso en muchas personas que adoptan esa postura se han quedado con las
primeras nociones de su Primera Comunión, y la vida cristiana no es solo eso
sino que es algo vivo y cada uno a su edad necesita más cosas. Al adulto hay
que enseñarle que rezar es un derecho, que Dios no es una estampita, no es una
simple imagen. Dios es mucho más que eso y se acomoda a cada uno.
El que dice eso ¿Qué clase de católico es, práctico o de
herencia? La gente que habla así le falta diálogo consigo y su fe.
Fijate hermano que el apóstol dice que aquí abajo tenemos
“fe, esperanza y amor”. Lo único que dura más allá del tiempo, es el amor, para
que vamos a tener fe si después nos encontramos cara a cara con Dios: esperamos
¿qué cosa? Si ya lo poseemos.
¿Usted es de aquellas
personas que piensan que antes Río Grande era mejor, cuando no había tanta
gente y no tenía que cerrar las puertas de las casas con llave?
No, esa era una etapa. No quisiera comparar, de aquella
época a mí me gustaba porque todo el mundo se conocía y ahora los viejos nos
tenemos que mirar dos o tres veces para saber si somos nosotros. Es otra etapa.
Ahora estamos viviendo los cambios que se producen en un
pueblo joven que crece.
¿Le gusta cómo está
creciendo?
Me gusta cómo crece en lo positivo, porque lo negativo
muchas veces es inevitable.
Escuchá hermano, aquel que viene la Patagonia con la actitud
de dar, de hacer y de brindarse, sale enriquecido material, moral y
espiritualmente; pero aquel que viene al sur para “sacar” no goza y pierde la
salud, la moral y la trascendencia hacia Dios. La Patagonia es como la
naturaleza, no habla pero hace.
Aquí ha venido muchísima gente maravillosa y otros que han
hecho de las suyas, como en todos lados.
¿Cómo observa y
analiza el comportamiento de nuestra comunidad?
Es un pueblo joven que crece con valores muy lindos en
cuanto a familia y responsabilidad cívica comenzando por arriba, siguiendo por
el medio y terminando por abajo.
Porque no obstante sr un rejuntado o “mezcla de hacienda”
hay valores muy lindos y cada cual puede aportar -¿y cuántos lo hacen!!- cosas
positivas.
Me gusta la ciudad y por eso más tiempo de mi vida lo he
pasado en la Isla que en cualquier otra parte.
¿Y qué le pasa cuando
regresa a La Pampa y visita a sus familiares?
Bueno, ese es el derecho y mi obligación de visitar a mi
familia y amigos porque la amistad es algo sagrado y hay que cultivarla.
Allá tengo una gran familia, con hermanos, sobrinos,
sobrinos nietos y hasta sobrinos bisnietos.
¿Su familia le pide
que se vuelva a vivir allá?
Ellos ya saben que lo mío es una decisión tomada y me
comprenden. Allá siempre dicen “¿para qué tenemos un tío cura si no nos viene a
casar o a bautizar a las criaturas? O cositas así.
¿Sus 37 años de
residencia los pasó en La Misión?
No siempre vivió en La Misión porque también estuve
trabajando en el pueblo con el padre Astolfo (un petiso macanudo). Lo hacíamos
en la única escuela que había en esa época, y mire cómo ha cambiado todo y la
cantidad de escuelas que ahora existen en Río Grande… no sé si en el resto de
las provicias hay tantos establecimientos como aquí.
Es que hay muchos niños, mucha juventud. Pero también me
preocupa el futuro de nuestros jóvenes a dónde van a ir a estudiar después del
secundario. Por ahí, hay algunos terciarios, pero me parece que no alcanza para
la cantidad de adolescentes que egresan de la secundaria. Muchos van al norte a
estudiar, pero no todos pueden.
¿Si le pido que hiciera un pequeño balance de su vida, ¿qué
me diría Padre?
Le diría que cada cual es feliz en la medida en que sepa ser
feliz. Yo considero que en la vida fui y soy feliz.
En mi vida hice lo que estuvo a mi alcance y cumplo con mi
vocación que es la de ser sacerdote. Además, como yo no era nada angelito, si
no hubiese sido un cura seguramente hubiera sido compañero de fechorías de
“Bairoleto”, que era uno de los bandoleros que había en La Pampa.
¿Usted sabe que mucha
gente lo considera un personaje?
No me hagas reír che hermano (risas), lo que sucede es que
conozco a mucha gente que eran alumnos míos y ahora son abuelos; y hay madres
que les dicen a sus hijos “¡a vos te bautizó el cura, así que andá y casate
allá”, eso y nada más.
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