Fue un día de agosto del año 1946 cuando este joven natalino
llegó a nuestro Río Grande. Joven, bien vestido, con pariente policía y oficio
de cocina.
Nos contó su andar, hace dos inviernos, cuando estrenaba los
90 años y era figura en el Hogar San Vicente de Paul. Una dolencia prostática
lo tenía alejado de sus cafés a media mañana por El Roca o Autosur, a donde
llegaba traido y llevado por su amigo Cuello. Vestía por entonces un traje
celeste, de tela fina y muy bien planchado. Con delicadeza acomodaba la sonda y
el drejaje para que no sea visto y no le molestara en su andar.
Don Pepe, el Doctor, que fue de sus patrones en Rolito nos
comentó que “fue un de las bases de la gastronomía de Tierra del Fuego” y como
era tan bueno en lo suyo cometía sus desarreglos, total, siempre alguien lo
buscaría para trabajar.., porque era muy bueno en lo suyo.
-“Era muy tomador –decía- costaba que me llevaran de vuelta”.
“Todo el mundo lo quería”- aclaró el médico que pasó raudo a ver a sus
pacientes viejos. Y nosotros seguimos con él que terminaba la merienda.
La historia pasó a recordar a su familia en este lugar. Su
tía Rosa Contreras estaba casada con un policía: El Lungo Flores, y tenía una
prima, una muchacha muy linda llamada Irma. La joven había sido reina del San
Martín y la pretendía uno de los Sevillano. Alquilaban una pequeña casa a
Federico Ibarra, y allí vino a parar. Pero un día tía y prima viajaron a Buenos
Aires en una ausencia que se prolongó, y entonces El Lungo tomó una
determinación fatal: se pegó un tiro en la cabeza con su revólver calibre 38,
arma reglamentaria, y así lo encontraron en un mar de sangre en su cama.
Hirondo ya no vivía con ellos porque rápidamente había
conseguido trabajo, y estaba de pensión.
Un tío que era sastre
lo había provisto de buena pilcha, y así,
bien presentado, asistía a trabajar y a la salida se perdía en la noche.
Maestro de cocina en los hotelitos de estancia no tardó en
darse cuenta que la gran ganancia estaba en el campo, y eso fue a partir del
momento de su primer contrato para Don José Raful.
En el campo había que levantarse temprano: ¡seis de la
mañana arriba! Prepara las chuletas y el café, para el mediodía fideos a arroz –pensando
siempre en un guiso-, y a la noche asado con papas.
Al poco tiempo de estar aquí llegó la gente de la Comisión
Sismográfica de YPF donde era mozo en la gamela, el Ingeniero Lisandro
Guarnieri le dijo que si se hacía argentino entraba de inmediato en la empresa,
y allí ganaría posiciones, y tendría diversos destinos. Pero él no lo hizo.
Guarnieri noviaba con Norma Santomé, que era muy amiga de la tía.
En el campo la actividad no era constante a lo largo del año.
Cuando llegaba la esquila había que atender a unos 30 hombres en estancia
chica, y el convivía con ellos en la casa de peones. Todos hablaban de lo que
iban a cobrar al finalizar la campaña, el soñaba con bajar al pueblo y perderse
en los cabaret. Pero para eso ardía en una abstinencia de tres o cuatro meses.
Así que fue a vivir a la casa de La Olga, en lo que ya
pasaba a llamarse Espora y Moyano, La Olga también era amiga de su tía, pero él
no tenía trato con las mujeres del lugar, que en número de seis o siete
trabajaban por las noches y descansaban en el día. Pero él se encontraba en
rienda suelta la mayor parte de su tiempo. Ya sea en lo de La Isabel, ya sea junto
al mostrador del Coihue, donde llegó también a ser cocinero cuando lo alquiló
López, y recibía personal de vialidad.
“”¡Gastar, gastar, gastar!”-Enfatizaba. Y hablando de esos descuidos los anotaba como
la causa por la cual no tenía un sitio, ni un rancho donde vivir. La noche, que
lo atrapaba temprano y no lo soltaba, antes de las 6 o 7 de la mañana.
Hubo un tiempo que ganó prestigio, y trabajó en Los Yaganes;
Manuel Vera lo recuerda como su compañero de tareas.
Pero finalmente la muerte le ha traído su reposo, y así se
lo está velando en la Sala de Sepelios de la Cooperativa; a él que si bien no
ha tenido familia, ha encontrado amigos en este Río Grande donde trabajó y
vivió por más de 70 años.
1 comentario:
Cuando se lograba que este en condiciones , excelente cocinero , en señalada o inseminación , hasta postre te preparaba, el apodo "panza de Huevo". la mejor historia fue con Pato Aguila , antiguo Capataz de ovejeros ,que tenia por costumbre comer el primer bife , sin que Panza de Huevo diera el ok , entonces un dia nos aviso a todos que el primer bife seria de zorro, Don Pato se lo comio , pero nunca mas se sirvió sin tener el ok del cocinero
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