Una vertiente
nacionalista ha pretendido darle a Rivero, sobre el cual se sabe poco sobre
quien era antes y que hizo después, una condición de caudillo popular
anti imperialista. Pero nada se documenta en ese sentido.
Antonio Rivero fue
así un mito más de los argentinos, formándose comisiones de homenajes,
levantándosele monumentos, y tratando en algún momento –cuando se logró la
ocupación militar el 2 de abril de 1982- la imposición del nombre Puerto Rivero
para el Stanley británico.
No obstante ello, en
el momento se impuso el análisis documentado de los acontecimientos del Rivero,
gaucho alzado, sobre todo desde las perspectiva que tenía analizada del caso el
principal referente historiográfico de la Armada Argentina.
Sobre el particular
ha escrito Laurio Destéfani:
Durante el año 1833,
las Malvinas estuvieron la mayor parte del tiempo sin gobierno efectivo. Si
nuestros compatriotas no hubieran estado
en lucha política y permanente guerra civil, quizás algo podrían haber
hecho para recuperarlas.
No habiendo
autoridades inglesas en las Malvinas, se produjeron los hechos del 26 de agosto
de 1833.
Dos gauchos y cinco
indios charrúas mandados por Antonio Rivero, que trabajaban ganado en el campo,
llegaron a Puerto Soledad y por que Juan Simón –administrador de las
propiedades de Vernet- les había negado el cambio de dinero metálico, en lugar
de los vales que cobraban, realizaron un asesinato a mansalva de los hombres de
Vernet a saber: el capataz Juan Simón, encargado permanente a la vez del
gobierno argentino, Brisbane, hombre de confianza de Vernet, un alemán, un español
y un escocés: Dickson. Este último había sido el encargado de izar el pabellón
inglés los domingos y avistar buques ingleses.
Cometidos estos
asesinatos, el terror reinó en Puerto Soledad y el resto de los habitantes
criollos, loberos argentinos, ingleses, etc, huyó a un islote cercano para
refugiarse. Desde allí solicitó auxilio y entonces llegó una nave inglesa que
desembarcó al teniente de Marina Henry Smith, un suboficial y seis soldados de
infantería de marina. Estos persiguieron a Rivero y sus hombres, que a su vez
habían dado muerte ya a unos de los suyo, el gaucho Brasido.
Los hombres de
Rivero, siete en total contando el cabecilla, se rindieron de a uno y el último
fue el mismo Rivero.
Rivero y cinco de sus
compañeros fueron llevados a Inglaterra, pero allí, se consideró que el juicio
de los gauchos no era conveniente, o quizás los jueces se consideraron
incompetentes. Rivero y sus compañeros fueron devueltos a Montevideo y dejados
libres.
Esta es toda la
historia que prueban 42 documentos publicados por la Academia Nacional
de la Historia..
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