RASTROS EN EL RÍO 1991.

La aparición del diario EL SUREÑO me trajo en Río Grande una interesante oferta laboral. Yo la reduje a lo posible en ese momento: publicar una serie de 72 artículos que años antes habían constituido el prólogo a un importante ciclo radial LOS GAJOS DE LA TIERRA.
No creí que el diario pudiera durar más, nos reímos con GONZÁLEZ y FAYANÁS cada vez que lo recordamos.
Lo que tenía que hacer era escribir una columna dominical.
Con los años la producción de ese año, más una cronología de eventos culturales fue convertida el libro. Hoy ese ejemplar está agotado y en este domingo pensé en que podría volver a publicar algunos de esos escritos, al menos los domingos, por si se mantiene el interés por nuestra mirada de entonces. Perdonen si me vuelvo autorreferencial, pero es por provecho ajeno.., alguien que venga y pregunte por algún tema en particular puede ser remitido a estas columnas que pasan a sí a tener estado público.



“Y fue con un primer censo que encontramos elementos de reflexión sobre la población colonizadora del antiguo Río Grande.”

El 10 de mayo de 1895 se realizó en la República Argentina el Segundo Censo de Población y Vivienda, que en Tierra del Fuego resultó ser el primero aplicado por las autoridades nacionales.

Creemos oportuno traer algunas cifras de aquella experiencia estos Rastros en el río, ya sea al ingresar en la anécdota o bien al sumirnos en la realidad social de aquellos días. El Territorio gobernado entonces por Pedro Godoy sumaba aquel año para el Departamento de San Sebastián un total de 73 habitantes, 17 casas, e inexistencia de familias.

Los datos -que hoy se insiste son reservados- nos sirven para configurar algunas referencias, teniendo en cuenta que no se atendió a censar a la población aborigen que no estaba reducida; aparecen nombres, edades y profesiones de aquel segmento de la isla que hoy es el Departamento de Río Grande.

Si atendemos a las nacionalidades diremos que aparecen 13 argentinos, a los que podemos agregar 6 cuyo lugar de nacimiento resulta Tierra del Fuego, hecho que puede atender a una cuestión de mestizaje o condición aborigen. Al final 19 connacionales sobre 73.

Los austríacos, que luego se llamarían yugoeslavos, llegan a sumar 16, todos hombres.

En realidad la presencia femenina es mínima, llegan a ser 8 las identificadas, cuatro de ellas religiosas más una niña de ocho años, lo que hace suponer que la vida galante estaba reducida a su mínima expresión.

Quince aborígenes son censados como procedentes de San Sebastián, en los informes de Ushuaia, sin saberse si estaban de paso, o los datos se tomaron mediante otro recurso.

La profesión del lugar y del momento era ser minero, los austríacos continuaban los derroteros y ambiciones de Popper. Seguían en interesante número de policías, en demasía para la población blanca existente lo que lleva a prefigurar en su accionar una presencia dirigida esencialmente a anteponerse a los aborígenes. Los trece policías bajo la jefatura de José Pezzoli, el Comisario censista, eran seis argentinos: dos de Santa Fe, tres de Buenos Aires y un cordobés, el primero, Vicente Castro que por entonces tenía 39 años de edad. Pero además de los argentinos se registran cuatro españoles, y un representante de cada uno de los siguientes países: Portugal, Italia y la República Oriental del Uruguay.
Los militares de aquel censo son cinco, es que se viene desempeñando en la zona la Comisión Demarcadora de Límites, bajo la jefatura de José Castro Sumbland, porteño, secundado por Carlos Backhausen, alemán de 48 años.

La ganadería que apunta a aparecer –todavía no se instalan estancias en la zona- está representada por tres ovejeros: un portugués Samuel Martínez, un inglés Jack Dicks, que en las crónicas de la Misión aparece con el apodo de Chale, y Andrés Beltrán, con ese apellido se lo sindica de nacionalidad escocesa. El único estanciero es un inglés, Normand Wodds de 25 años; años después su apellido aparecía ligado a la firma Waldron. Los Wood tenían su ámbito de acción del lado chileno, Estancia San Martín, donde su nombre aparece ligado a casos de matanzas de indígenas.

Desconocemos el propósito de su inclusión en nuestras estadísticas a no ser que fuera un habitué del medio argentino, porque la metodología no parece haberse basado en una encuesta realizada en un solo día, sino en la observación continua de la autoridad policial.

La Misión era uno de los establecimientos visibles, allí se registró al único sacerdote José Maria Beauvoir, italiano de 44 años; dos coadjutores Juan Ferrando y Antonio Bergese aparecerán como carpinteros, el tercero del oficio es un argentino Miguel Ipeconi.

Las religiosas son Rosa Mosobrio, italiana, Rosa Gutiérrez, chilena, y una joven de 15 años de nacionalidad desconocida: Maria Oyarzo.

Tres jornaleros formaban la fuerza laboral, uno de ellos es francés, en tanto que del lado de la peonada sólo aparece un sanjuanino de 26 años: Gregorio Morales.

El panadero del lugar –vaya a saber si venía con el oficio o lo desempeñó aquí- era un paraguayo Juan de la Cruz Franco. En tanto que en alarde de ciencia y técnica se nos daba la presencia del agrimensor Carlos Glade y del químico Bruno Ansörge.

La única costurera era Candelaria Arpi, chilena, moza sin edad definida, en tanto que otra de las damas de lugar Isabel Chamorro, es la madre de Marcos Chamorro, el más joven de los censados que tenía aquel 10 de mayo de 1895 sólo dos años.

Los más viejos serían Antonio Bergese de la Misión y Luis Botazzi, minero, eran los veteranos de cincuenta años.

No se registran en los datos de este censo apellidos que luego se hayan perpetuado en familias antiguas de la localidad. El hecho demográfico europeo no estaba garantizado aún. Los indígenas, ni siguiera incluidos, Sus mujeres, en el mestizaje forzado o inevitable, fueron pediendo identidad racial y nominativa. El celibato de algunos y el golondrinaje de otros no configuraban un afán de poblamiento que tanto tiempo tardaría en manifestarse.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo,

Por supuesto claro que interesa el material de este libro ... Espero poder conseguirlo, ya que es uno de los que ando buscando. Más allá de tus textos aquí volcados, y ahora conocidos, sólo había podido llegar a conocer la portada ... Así que mirá lo difícil que se torna la búsqueda, y eso que vivo en Bs. As. !

Un saludo,
Hernán (estudiante de Comunicación Social).