RASTROS EN EL RIO.91.*“Y así es que nos proponemos un nuevo momentos con reflexiones nominativas sobre nuestra identidad, producto del diálogo con quien a la postre resultaría el prologista de este libro.”



Con Miguel, paciente corrector de estos trabajos y del conjunto de lo publicado en El Sureño, conversamos hace algo más de dos semanas sobre un apellido a aclarar.

Es que mis originales llegaron a su computadora con una doble trascripción para quien fuera el cosmógrafo de la expedición de Magallanes, que en este caso aparecía como Ruy Faleiro y/o Ruy Falario.

Las variadas fuentes consultadas –hace ya cinco años de la reciente publicación- me colocaron ante esta doble identificación de un personaje promotor de los hechos del descubrimiento en el espacio sur que nos habita.

En Faleiro lusitano quedó en lugar de un Falario más castellano. Nos reímos un poco imaginando el por qué de la raíz del apellido, más que en la desinencia. Y la cosa quedó allí, Pero en la reflexión de lo cotidiano fueron apareciendo otras cosas, hechos de hombres, de tiempos y espacios, que nos sirven de argumentos para pasearnos pro la indefinición del ayer. De esa indefinición en la cual a veces caemos, y otras veces salimos, en busca de nuevos Rastros en el Río.

Maluco, la atrayente novela que ya he citado, me agrega un Rodrigo Falero que bien puede haber sido otra forma de conocer a nuestro protomagalánico cartógrafo. Es que es de señalar que en los albores del “descubrimiento” no estaban consolidadas en “europas” las nacionalidades, el patriotismo no era una moneda circulante, el imperio de la fe justificaba los vasallajes a cualquier monarca, y allí donde fueras cambiaba tu sino y tu nombre. Colombo fue Coulom o Colón. Magalhaes pasó a ser Magallanes, su Hernando debió ser Fernando. Y sólo llegando a las actas bautismales es donde encontramos la primera grafía, que no tenía por qué ser la más usada a lo largo de su vida. Recordemos nada más en tiempos más recientes todos los nombres de Picasso y su escueta firma. Recordemos al padre de la bandera...

Faltaba mucho tiempo para que Mera Figueroa firmara el acuerdo con los franceses para obtener una eficiente documentación de identidad. Así que cada uno pasaba a llamarse como la gente quería, o como pretendía hacerse llamar, según los egos.

Esta circunstancia pasó del hombre al paisaje.

Cuando el “descubridor” llegó a la Tierra nuestra, ¿qué fue?¿Tierra de los humos o Tierra de los fuegos?

Las fechas verdaderas aparecen desbordadas pro las efemérides. El 1ro de noviembre Fiesta de Todos los Santos, oculta la verdadera fecha del descubrimiento del Estrecho interoceánico, cuyo avistamiento se registró el 21 de octubre de aquel año del señor.

El mismo nombre de la tierra –de los Fuegos y/o de los Humos- es objeto de variadas controversias para quienes quieren encontrar la voz aborigen que lo signifique. Mientras que para algunos es Karukinká –Bartolomé Soler se la atribuye a los tehuelches como “tierra que se ve entre las brumas del sur”-, para otros el Yak Haruin es lo preciso, son los que leyeron El Ultimo Confín de la Tierra. No falta el que reclama la pertenencia al Onaisín, que sería la tierra de los onas, pero según los Yámanas o Yáganse, siendo el término Ona para ellos el viento del norte.

-¿Y quienes eran los onas?
-¿Los aonas?
-¡Eran los selk’nam!
-Los Kóiuscas.
-Eso viene a ser la Morada del Oeste.
-¿Los que vivían en tierra firme?
-Los del cielo del Oeste.
-¡Los Choncoiuskas?
-Los hombres de la Morada del Oeste.

Todo esto da para muchas explicaciones, puesto que según los autores e investigadores distinta es la acepción nominativa.

Ellos –los que nos precedieron- vivían en esta Tierra del Fuego norte, donde unrío de caudal importante divide espacios de estepas y bosques. El río, nos dice la Toponimia Fueguina del Instituto Geográfico Militar ha de llamarse por el indo: Orr, Hoorr, Oroski, todo en referencia a lo que sería “Río de los róbalos”. Pero se sabe también otra grafía Horwn, en tanto que hor?on, significaría desembocadura del cañadón.

El norte del solar sobre la desembocadura recibía el nombre de Kasen, al sur –eso que era CAP hasta hace poco- el llamado era Hósi.

Pero llegó el hombre blanco y lo llamó Juárez Célman. Cambió el presidente y sucedió al río el nombre de Pellegrini. El primer bautista blanco fue Popper, de segundo Lista, y al río se lo reconoció parcialmente como Río Popper o Río Lista, cuando ya muchos lo llamaban simplemente Río Grande. Es que se contraponía su caudal con el otro río importante –frontera norte de Kasen- el Carmen Sylva, el Río Chico.

Aquí en el Grande, O’Connor pensó que debía emplazarse el Puerto Golondrina, que luego fue solamente Puerto y luego el Pueblo y luego la Ciudad, capital económica de la nueva tierra.

T en la ciudad misma las contradicciones de los nombres. Elcano se escribe todo junto, y Piedra Buena se escribe separado, aunque los indicadores de las calles, desde largos años, digan los contrario.

Mientras el hombre sea esclavo de la idea, se liberará el nombre como un rasgo de la independencia del pensante.

Y seguiremos siendo, dos y uno, muchos y ninguno, nosotros y los otros, según el uso que demos del verbo en la dominación del mundo.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

Efectivamente, el tema de los topónimos fueguinos a veces parece convertirse en un laberinto lingüístico de ligustrinas bastante altas y raíces de significados bastante profundas ...

Ruy Faleiro es como yo lo conocía, aunque seguro existen otras formas. "Tierra de Humos", lo he leído también ...

Creo que en algunos casos, los topónimos deberían mantenerse en sus aceptaciones originarias. Por ejemplo, estaría bueno que el Lago Roca en el Parque Nacional pueda llamarse sin dualidades "Acigami" no solo para los fueguinos o residentes sino también para los miles de turistas que lo visitan cada año (Acigami, en yamana significa "bolsa alargada"). Pero el nombre que más peso tiene parece ser el nombre de Roca. En el caso del Lago Fagnano, sin embargo, parecería estar más pareja la cosa, ya que es bastante común leer o escuchar el nombre de Kami para referirse a él. Aquí aparece la cuestión terminológica también, ya que a veces aparece escrito como Khami o Kami.
El Río Pipo, con su topónimo original Ajej, también fue popularizado con el actual, por un preso del presidio que tengo entendido llevaba ese sobrenombre y en un intento de fuga se perdió en las aguas de dicho río.

Un saludo Mingo ... !

Hernán (Bs. As.)