Lector del Suplemento
Dominacal de La Opinión Austral de Río Gallegos, encontramos en él una reciente
referencia a los 50 años del comienzo de la formación de Maestras Normales en
Río Gallegos, entre las cuales encontré a Clorinda Muñoz, quien ejerciera la
docencia en nuestro medio: como maestra en el María Auxiliadora, y dando
Educación Física a las niñas del Don Bosco.
Ella ha dicho:
Nací en Piedra Buena. Mi
padre era jornalero y mamá, empleada, pero ella murió cuando yo tenía trece
años. Me costó mucho recuperarme…No tenía ganas de hacer nada. Mi padre
trabajaba en el campo, entonces después de haber hecho el primario en otra
escuela me inscribieron en María Auxiliadora que ofrecía el curso de
profesional: actividades prácticas, bordado y lencería en blanco.
En ese momento no existía
la posibilidad de que fuéramos maestras hasta que antes de que termináramos
tercer año, comenzó el magisterio y nos “enganchamos” porque podíamos ser
maestras. Me quedaba en la casa de la familia Saldía aunque vivía la mayor
parte del tiempo dentro de la escuela como parte de COBIMA (Centro de Obra del
Instituto María Auxiliadora), Acción Católica y el Oratorio.
En esta reunión junto con
mis compañeras conversábamos que tal vez tuvimos por la época una educación un
poco castrante con un sentimiento de culpa que se nos inculcaba, sin embargo
tuvimos las herramientas para construirnos como personas.
Una vez recibida me
trasladé a Río Grande donde ejercí la docencia, después estuve como maestra en
el Aspirantado en Bernal y luego trabajé veinte años en Bajo Flores. Más
adelante me incorporé en escuelas confesionales con carencias, después volví a
la escuela estatal donde existen otras carencias. Me gusta mucho el trato con
los adolescentes. Me jubilé como directora de secundario, disfruté mucho de mis
cuarenta y seis años como docente.
Clorinda es quién aparece
en la foto, leyendo el discurso conmemorativo:
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