Fernando Romero, empresario fueguino.


 El 2 de noviembre de 1995 entrevisté en su departamento de Avenida del Libertador a este hombre que integró la progenie de José Romero y Teresa Mesina, si quisieramos simplificar uno de los 23 hermanos a los que se los conocía en Ushuaia como LA ROMERIA.

Llegué con mi grabador National a cassette, y mi cámara compacta las que me serían arrebatadas esa misma noche al volver a Lomas de Zamora en el tumulto de un tren.

Perdí lo material y testimonial que había logrado en ese encuentro, se salvó un cassette guardé en la campera, y lo que fue quedando en la memoria poética.

La memoria de su esposa, que no intervino en nuestras conversaciones, un lugar lleno de testimonios que permitía que habían viajado mucho, y el recuerdo continuo -a falta de hijos- de los numerosos sobrinos y sus protagonismos en la vida fueguina, Romeros, Cobianes, etc.

    "Que le voy a decir de Río Grande, cuando llegué ya tenía de todo"- señaló humildemente, y el llegó en 1926.

Y me entregó dos hojas mecanografiadas, una daba cuenta de los donativos que efectuó cuando por razones de salud y vida debió buscar otros horizontes, en la otra resumía sus desempeños. Vamos a transcribir lo que posteó en esta última:

Algunos datos personales de Fernando Romero nacido en Ushuaia el 14 de junio de 1905.

Año

1926 Llego a Río Grande para administrar el negocio denominado El Tropezón.

1930 Se me adjudica la tierra denominada hoy estancia Las Violetas.

1935  Vendo a mi hermano Federico esta pequeña estancia y Dirección de Tieras me adjudica dos leguas que denomino estancia Popper.

1939  Adquiero a Miguel Sucic  el loto Nro 80 denominado esancia La Caida.

1941 Vendo a Camilo Pastoriza la fracción de campo La Caida quien se asocia con Alejandro Lías propietario de la estancia Margarita.

1942  En sociedad con Camilo instalamos un aserradero en la estancia Margarita, muy completo ya que  contaba con secadero de maderas y carpintería muy completa. En el mismo se fabricaba toda la madera necesaria para la construcción de una casa, como ser puertas, ventanas, maderas para pisos y forros interiores, molduras etc. Hicimos también casas desarmables que se vendíam em Río Grande con facilidades de pagos y que solo en cuatro días las entregábamos totalmente armadas.

Hasta que nos instalamos nosotros con estas casas, todo este material se importaba de Punta Arenas, Chile, lo que desde ese momento se dejor de importar totalmente.

1946 Por escacés de  materia prima en estancia Margarita, nos instalamos en la estancia Ushuaia (La Caida)  donde contábamos con un bosque muy bueno.

1955  Vendo a Camilo el aserradero y a Lombardich la estancia Poper y adquiero a Rafael Uranga la estancia Pilarica que con la veranada hacíann un campo de 21.000 hectáreas.

1972 Por razones de enfermedad vendo a Camilo dos leguas, y a Miguel Raful otras dos leguas y a Jorge de las Carreras la veranada con 11.500 hectáreas y desde entonces estoy radicado en Buenos Aires.

Esta historia continuara...













 


 









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CARTAS Y ENCOMIENDAS

 


Crecí en un tiempo donde de pronto alguien aplaudía en la puerta de tu casa y se acudía presto a su llamado de atención. Era alguien que estaba por partir de viaje y anunciaba que estaba dispuesto a llevar una carta o algún paquete a parientes y relaciones.

A los pocos días se pasaba a retirar el envío recibiendo indicaciones de como llegar rápido y seguro al destinatario. Allí la ceremonia del alerta se repetía, y en medio de una gran sorpresa los destinatarios se hacían receptores casi siempre de buenas noticias o algún encargo. Entonces se trataba de retener al mensajero, haciéndole partícipe de un agazajo, pero como seguro este aseguraba que tenía muchas otras cosas por realizar, convenían cuando podría pasar de vuelta se habia retorno. Sinó que tendrían que pesar con quien terminar las diligencias. Ese volver por la respuesta podía ir acompañado, ya sin escusa, de alguna comilona.

Cuando llegó mi tiempo de ir a estudiar a la universidad repetí alguno de estos servicios. Entonces visitaba a la media docena de hogares de otros tantos estudiantes riograndenses y la familia de estos debía dejar en mi casa sus envíos, tarea que se sumaba a la actividad materna de preparar la valija.

Cuando llegaba el momento de partir se advertía sobre la necesidad de conseguir mayor capacidad de equipaje. Es que no se podía decir que no a los remitentes.

Por suerte en Aerolínas no cobraban exceso de peso a los jóvenes que viajábamos en esta condición. Al igual que la Aduana no revisaba nuestras maletas, privilegio que era compartido con los colimbas que venían con frecuencia de Río Gallegos debiendo regresar con abundancia de cigarrillos.

El tema era llegar al Aeroparque y ver complicado el transporte. Lo menos había que llegar a Retiro, de allí tomar subte a Constitución, de aquí en tren a La Plata, y hacer el último tramo hasta nuestro domicilio. Para eso aveces teníamos a alguien que nos había ido a buscar, y agradecíamos no caer en la mafia de los taxiste que te paseaba por toda la gran ciudad. Yo que vivía a tan solo nueve cuadras de la estación hacía casi siempre el último trayecto de a pié. Ahora ya se viaja sin tantas gentilezas.


Este escrito fue ilustrado por IA.





LRA 24 Y SUS CINCUENTA AÑOS.30.La administración.

 



La tarea inicial de la emisora, en los aspectos administrativos, no revestía mayor complejidad, pero llevaba su tiempo.

La radio recibía mensualmente una caja chica que debía rendir, la provisión de insumos llegaba de Buenos Aires, los técnicos de Pacheco.

Los trámites internos eran diligenciados como TI –Trámites internos- y los externos como Nota. Las diligencias que podían significar alguna observación a las conductas del personal se hacían en un sobre celeste, la restante correspondencia en sobre rosa.

El personal cobraba en el Correo, donde a partir del 20 de cada mes, se comenzaba a guardar recaudación en la caja fuerte para que no faltaran dineros para los pagos de haberes.  Los sueldos, dado el tiempo inflacionario, llegaban en abultados sobres rosa.

Había un despacho desde y hacia LRA 1 de correspondencia y material grabado, programas  producidos para todas las filiales del país, lo que se hacía en una maleta de madera. Con el tiempo esta se reemplazó con un bolsín.



El encargado de llevar este envío retiraba el de que ahí llegaba, y numerosas publicaciones periodísticas del país a donde se había demandado una colaboración gratuita, con los años el último rollo de periódicos que llegaba regularmente era La Arena, de La Pampa… después llegó internet y este flujo se cortó.

Las iniciativas internas y externas pasaban por una petición escrita, eran años de las máquinas de escribir, la Administración  tenía la suya, había buena provisión de papel y carbónicos, no así de cintas bicolores: negra y roja.

La oficina se fue mudando al principio estaba en planta baja en una amplio recinto junto a la dirección, luego este lugar fue ocupado por la discoteca que estaba en la planta alta. Y administración de trasladó a la pequeña oficina de Técnica, que rotó escaleras arriba.

El primer administrativo fue José Finocchio, Nani, que era a la vez el único riograndense nativo, en el tiempo podemos nombrar a Gloria Novak, Yolanda González, Ricardo Ferreyra, Juan Juárez, Patricia Valle, Alberto Bendaña, Verónica Angelosante y Romina Torres.



Cuándo no estaba alguno de ellos su tarea debía ser subrogada por personal que revestía en otrs tareas, casi siempre en un escalón superior.

Para el cincuentenario los vínculos de internet limitaron el uso de papel en las tramitaciones, subsistiendo las carpetas de los legajos de personal.





Algunos integrantes del personal asministrativo, en fotos, Nani Finocchio, Gloria Novak, Yolanda González, Patricia Valle, Verónica Angelosante y Romina Torrez.












LOS PUENTES DE LA MEMORIA.33.“Brilla el tiempo aquel, en que uno que creía que había crecido tanto, al recuperar ciertos escenarios descubre los valioso de su pequeñez”.

 



 

En el año 1968 volví a mi escuela, con mi colegio.

 

Fue cuando los salesianos decidieron, definitivamente, asumir la responsabilidad de la Dirección del Instituto Don Bosco, que en aquellos tiempos preconciliares, su carácter mixto le había permitido funcionar, solamente, bajo la tutela del Obispado.

 

Durante dos años concurrí a las mañanas en el enorme edificio de la Escuela Nacional donde, por la tarde, las aulas eran utilizadas por los pequeños, lo que nos obligaba a mudar, entre las tareas de despegar las pestañas, los asientos que a veces resultaban chicos y otras oportunidades enormes para nuestras anatomías adolescentes.

 

De mañana se congelaba la cerradura y era imposible entrar, un pícaro duende mellizo concurría a cortar instalaciones eléctricas, irrigaba caloramas y tornaba imposible nuestro acceso puntual a cada asignatura.

 

El diario decía que los muchachos fumaban, el Rector –el Ingeniero Canga- se enojaba por eso, y Tita o Faletti nos  daban unos sermones que no lograban conmovernos.

 

El Profesor de Inglés era checoeslovaco y daba clases de mecánica en Actividades Prácticas, lo que le costó la rectificación total de su escarabajo al que utilizó, circunstancialmente, de banco de pruebas de los cocimientos impartidos.

 

Las clases de gimnasia se desarrollaban los sábados por las mañanas en un galpón -en el cual se jugaba al basket- que quedaba en las proximidades del puerto; allí, en invierno, mezclábamos la calistenia con prolongadas sentadas en los radiadores para descongelar las partes.

 

Pocos lucían el buzo y el rompevientos azul que determinaba el reglamento, se prefería el vaquero y las “flechas” sin mayor identificación con una fajina deportiva.

 

Eso era para los varones, puesto que las niñas se daban cita en el Colegio María Auxiliadora vistiendo una indumentaria medieval y los poco eróticos bombachones; allí al imperio del silbato de la seorita Rosario, realizaban marchas y contramarchas, al menos eso era lo único que, en las exhibiciones anuales, podíamos ver.

 

No éramos cuarenta en primero, y nos juntábamos de gente de todas las escuelas, pero no eran más que cuatro, incluyendo la del Frigorífico de donde vino Górriz y Antuco. Hubo que modelar rivalidades. Ese año –hago memoria que fue el 66- no hubo Quinto, puesto que un tiempo antes, el incipiente colegio perdió un curso, cuando solamente Coco Barrientos paso de tercero a cuarto y con tan pocos alumnos no se podía abrir la división.

 

Se armaban partidos de fútbol y la mecánica era unir a segundo con tercero, y cuarto con primero. ¿Y a que no se acuerdan quiénes ganaban siempre?

 

Muy poquitos estaban de novios, no crecíamos tan rápido por aquel entonces, pero nuestros celos se desarrollaban tormentosamente en los celos que nos prodigaba el hecho de ser nuestras niñas las que suspiraban cotidianamente por los gansos de la Misión, a los que sólo veían de tanto en tanto.

 

Domina mi recuerdo el trabajo del padre Virgilio Campos, lo llamábamos “Poncho Negro”, con su infatigable 4L azul; el mismo que una mañana -en que hubo golpe de estado- empujamos los patinadores que así concurríamos al establecimiento durante julio, para verlo descender raudamente sin atreverse a saber qué pasó luego.. ¡en la bajada de Los Yaganes!

 

Si había que juntarse a fumar, se elegía el edificio que tenía Don Avelino en construcción sobre la calle Piedra Buena, y en la esquina de lo que quedaba de la quemada farmacia de Mutio. A veces aparecían los residuos plásticos de las incursiones sexuales de los conscriptos, a los que no les faltaba nunca un par de ardientes partenaires.

 

Los lunes todos tenían algo que contar: que el baile en la confitería Libertad, que Chimba y Bombolito, un viaje a Porvenir, la audiencia de Telecómicos en la radio de Gallegos, un asalto, los cafés del Villa.

 

La señora de González –el marido era Subprefecto- nos quería hacer cantar la Marcha de la Libertad.

 

Scheison nos maravillaba con sus aparatos de física, que finalmente nunca los mas chicos vimos funcionar.

 

Los guardapolvos blancos de ellas y, nosotros con el infaltable sello de Lord Cheseline en la cabeza.

 

¡Temo tanto olvidarme de esos días que, ahora que el tiempo ha tripilicado mis años de entonces, los escribo como un reaseguro de mi memoria!

 

Éramos la clase díscola de la juventud del pueblo, no podíamos estar a la altura de los santos varones que concurrían a la Agrotécnica. Nosotros no trabajábamos. Fuimos –en buena medida- los primeros adolescentes del pueblo, aunque entonces no sabíamos el sentido de ese término.

 

Y nos creció el bozo y la patilla, y no salieron las ganas de vivir, de ser grandes antes que ser sabios.

 

En marzo del 68 volví a mi escuela, con mi colegio. El Don Bosco comenzaba a funcionar en el Ceferino Namuncurá donde había transcurrido la mayor parte de mi escuela primaria.

 

Los pisos se habían levantado para fabricar tabiques elegantemente cepillados y barnizados, paredes que no habían podido contener mi espíritu crecido, bancos en los que no cabría mi cuerpo mayor, donde ya no sería lo mismo: mi libertad, ni mi tiempo.


LA FOTO se corresponde con la promoción de maestros de aquel 1968. Junto al profesor Godofredo Ludovico Videla formaban: Beatriz Arato. Miguel Ángel Castro, Elsa Aguilar, Federico Guifford, Teresa Mallada, Malvina Peñalver, Juan Carlos Bazot, Érika Rogel  Gustabo Suarez y Graciela Molina.



 

 

LRA 24 Y SUS CINCUENTA AÑOS.29.Ema Susana Cobos, aquella redactora.

 



Susana llegó de San Juan en 1967. En su condición de docente se la conoció como maestra, y profesora de Geografía. Se presentó en diciembre de 1972 al concurso pretendiendo ser para la radio una locutora o una redactora, resultó esto último.

El trabajo era intenso y continuo a través de siete horas de labor: debía corregir los mensajes, escribir la pauta para el locutor, y a la vez libretear diversos programas. Grandes obras de autores argentinos, Conociendo la Tierra del Fuego son algunos de aquellos producidos por ella que conserva la memoria de los primeros oyentes de LRA 24.

Pero donde cobró memoria fértil fue entre los niños con la realización de un espacio vespertino de tan solo 15 minutos, justo a la hora en que los escolares tomaban la merienda y esperaban que el Canal comience con los dibujitos animados. Eso fue LA HORMIGUITA HIPPPIE.

Susana perdió su nombre, se la conocía como la hormiguita, y un día –después del golpe- la censura se paró ante la radio, exigiendo el retiro del tema musical identificatorio. Pero esto lo vamos a dejar para otro momento.

Una pequeña cuota de suspenso.

En algún momento la redactora se dio cuenta que en la emisora no tenía el futuro que ofrecía la educación, allí podría ascender y aplicar sus mejores conocimientos y capacidades de manera creciente, en la radio –le dijeron- quedaría en el mismo cargo pertinentemente. A las discriminaciones propias de aquellos tiempos se agregaba su condición de mujer.

Y fue así que un día decidió dejar la radio, en una de esas jornadas tristes en que la isla se armaba para un conflicto fatricida que no llegó a concretarse.

Susana ponía un gran esmero en la realización de programas especiales algunos domingos diferentes: el del día del padre, de la madre, de los niños.., logrando la concurrencia de artistas del medio, de todas las edades.

Recuerdo que cuando ingresé –en el verano de 77- mi antigua profesora me escuchó hablar, tal vez con un lenguaje muy erudito, y me sugirió hacerlo de manera sencilla con este argumento: -Tené en cuenta del el promedio de instrucción de nuestros oyentes es de cuarto grado.

MEMORIAS ENTREVERADAS.

 


Generamos este informe donde damos cuenta de la oferta que en torno a la historia de nuestro lugar se vienen dando por estos días en diversos medios.

Por las mañanas, en FM AIRE LIBRE, se llen las Efemérides que fueron redactadas por Alejanda Romagnino (foto) y Diego Castro.

Franco Riquelme aparece en el medio televisivo, haciendo por la TPF un encuentro denominado RESPIRAR LA HISTORIA, donde se incluyen también historias locales.

En tanto que los jueves cerca del mediodía se puede escuchar por RADIO FUEGUINA, las conversaciones con la historia que realiza Esteban Rodríguez.

Por la misma emisora se escucha CRONICAS RIOGRANDENSES -yo lo hago a las 18 y 30- pero pueden darse en otro horario. Autoría Alejandro Romero.

MEMORIA POPULAR DEL CENTENARIO nace del trabajo de Ana Berbel, y las seguimos por Facebook.

Y en lo que a mí me toca salgo cada dia en el diario EL SUREÑO, con CORDON CUNETA, y una vez al mes con RASTROS EN EL RIO, Río Grande hace treinta años, trabajando sobre la hemeroteca del periódico. Desde mi casa trabajo  dos blogs Mensajero del rio y Museo Virtual Fueguino. De lunes a viernes de 21 a 22 LRA 24 comenzó a difundir el programa Fronteras del pasado, que realizara hace treinta años, y ya van por el número 87.


PAPELES CINEMATOGRÁFICOS 1941 11 22 La luz de una estrella.


 ¡Dónde se vería ese cine en Río Grande por aquellos años'

Los testimonios orales apuntan al Club San Martín.

¿Quién era el exhibidor local?

Manuel Arias.

Y podemos agregar que estas experiencias primeras se anticipan al Cine Roca que comenzaría con su local construido a tal fin en 1946.

Pòr esos años se veía ocasionalmente cine en la Csa de Administración construiuda bajo la dirección de Juan Martín Menotti Bianchi, y a la que hoy llamamos Oveja Negra.

En un tiempo una hermana del Padre Aurelio Muñoz del Val visita la Misión y más tarde envía como regalo un proyector de 16 mm, donde se exibían las películas que enviaba sin cargo ARMANDO BO, que era exalumo salesiano.

En está página el distribuidor comodorense parece mostrarse tranquilo con el distribuido fueugino. Hay un giro de $ 66,90 y de 39,20 que es lo primero que se destacan.

El tema de transporte nos habla de películas que llegaban a Río Grande desde Ushuaia en el aviso Parker. Se habla de un regreso del correo terrestre con Ushuaia para el 24 de noviembre, y de la existencia de la firma EIRS Y MAZZELLA luego de comprar el cine a Elstein.



El remito  que acompaña la carta refiere a la existencia de 35 carbones que era la forma en que producía la luz del proyector.

Y cambiando de luz buscamos referencias en la enciclopedia libre sobre una de las películas que se pudieron ver en esos días, eligiendo para ilustrar esta del conocido hombre del tango -Enrique Santos Discépolo-que se había estrenado en Buenos Aires en mayo del mismo años.


En la luz de una estrella es una película de Argentina en blanco y negro dirigida por Enrique Santos Discépolo según su propio guion escrito en colaboración con Armando Discépolo que se estrenó el 7 de mayo de 1941 y que tuvo como protagonistas a Hugo del CarrilAna María LynchMaría Esther Gamas y Zully Moreno.

Sinopsis

Un cantor de tango atormentado por la fama y por su éxito con las mujeres.1

Reparto

Intervinieron en el filme los siguientes intérpretes:1

Comentarios

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Para Manrupe y Portela el filme es una "visión sombría del mundo del espectáculo y la búsqueda de un amor verdadero. Demasiado hablada pero de interés en la particular filmografía de su director"1​ y el crítico Roland escribió:

"Es hermoso y humano, en esencia, el tema de En la luz de una estrella. Pero parece vulgar y convencional. Y es que al público cinematográfico hay que hablarle de otra manera, con otras palabras...está llena de altibajos. Acomodar un esbozo de tragedia moderna, que hasta tiene personajes simbólicos...y situaciones de ensueño realista...en un marco de comedia musical, en el que no deben faltar los consabidos chistes y los indispensables tangos...provoca.


Cantata fueguina. NACIMIENTO (*).

 


 

Yo siempre estuve aquí, desde los antiguos tiempos del sol y la madera, vi crecer estos lengales y transformarse a las montañas.

Aún recuerdo el comienzo de las aguas y la nieve, ellas viven en mí con esa convicción que les da verme transitado tantos siglos.

Encareciéndome las cumbres es una y surcándome el cuerpo la otra, pacientemente, ininterrumpidamente-

Yo recibí por primera vez el viento, este inseparable compañero, viajero de mi alma y prometedor de otros sueños. Con él compartí mi nacimiento feliz y asombrado, descubriendo mi piel de turba y bosques, reconociendo a los primeros humanos en habitarme.

Ellos también fueron hermanos del hielo y la ventisca, que no son más que el modo que tengo de expresarme, con esta voz fría y seca, que no es otra cosa que el amor que entrego sin tregua ni pausas con arrebatos de temporal como hembra herida o con la calma de los lagos que son mis primeras pariciones como madre.

Yo soy la madre del guanaco, el río, la bandurria y el hombre. Vengo del tiempo ancestral de los antiguos, soy la parte del lado que nos falta, pues soy tan de ustedes, como ust4edes míos, más allá del tiempo, la flor y la nevada, de lo justo o lo injusto, de la verdad y la mentira.

Desde mi mar hasta la cordillera, y de la estepa a los bosques, soy la tierra. Me han puesto muchos nombres y me han dividido mil veces, desde los días en que me acompañaban kree y kreen en el antiguo idioma, o sol y luna en estos nuevos tiempos. Más yo crezco al cobijo de los años, con mi propia historia y mis recuerdos, con la misma ilusión y amor que irrumpía el universo. Vengo a decir que aún persisto, más allá del olvido y más aca dela vida. Con la entrega de siempre, con el mismo ser que camina mi piel, el delas largas cacerías antes y el que me trepana las entrañas ahora.

Más quiero decirles que los amo, que soy vuestra madre joven y esperanzada, con el anhelo de contar juntos la historia, de la de ustedes y la mía. Pues al fin de cuentas la libertad se elige y gratifica. Yo, que he visto al hombre morir a manos del hombre, digo que ya basta. Hoy he vestido de rojo todo el cielo, pues les regalo mi sangre que es nuestra vidam vengo a contar mi propia historia, en las voces de ustedes y los otros, vengo por la vida, pues yo siempre aquí estuve. Tierra del Fuego o Karukinka me han llamado, humildemente solo digo, soy tierra, mar y viento, soy la isla.




(*) Transcribimos en toda su poesía el segundo acto de la Cantata de Walter Buscemi, que en el CD fue interpretado por Juana OIyarzábal: Pocha. Su voz aparececió grabada siempre en las representaciones de la Cantata.


FAMILIA BEGG, PIONERA DE RIO GRANDE (Segunda parte). Especial para LA CIUDAD NUEVA. Por Héctor Van Aken.

 


Hoy completamos la entrevista que Héctor Van Aken realizara hace tres décadas a los hermanos Begg. Descendiente de un tronco de migrantes británicos más que centenario.

Este trámite se da luego que pasaran por mi domicilio, para hacer un VIVO en FCB Susana Ghermas y Rubén Arismendi, integrantes de aquella progenie.

El relato nos hace avanzar hasta hace un siglo atrás, y hay detalles que merecen ser recordados por todos los que valoran el conocimiento sobre el ayer riograndense.

De Porvenir en auto una vez.

V.A.- Señora, usted me contó que hizo el viaje a Porvenir en auto una vez.

Sra.- Sí, en 1926.

V.A.- ¿Cómo fue ese viaje?

Sra.- Malo, malo

E.B:- Perdió las zapatillas en el camino… (Risas)

Sra.- La manta se quemó… Se incendió el motor del coche y se incendió la manta escocesa que llevaba porque la tomaron para ahogar el fuego. Era un auto de marca Martini. Tardamos quince días en llegar a Porvenir. Estuvimos empantanados, caminando de noche en la nieve… Yo lloraba. Porque yo vine de Inglaterra en 1925… y en el 26 venir acá a la isla, para mí era un… no había caminos, no había nada, y nieve, y frío… la nieve tenía como un metro. ¿Quinde días de Porvenir a “Despedida”! ¡UUhh!

 

Indios

V.A.- ¿Y usted cuenta, don Ernesto, que en la estancia “Sara” trabajaban algunos indios? ¿Era gente buena, trabajadora?

E.B.- ¡Ah, sí!

V.A.- ¿Eran competentes no?

E.B.- Sí

V.A.- ¿No recuerda algún nombre de indio que fuera amigo suyo?

E.B.- Yo sabía… ¡Pero me olvidé!

Sra.- ¡El indio Pacheco! Y bueno… Él estaba en “Despedida”.

V.A.- Yo me acuerdo cuando Pacheco pasó por la estancia “Río Claro”, antes se llamaba “E.V.A.” creo que fue en el año 1934… Pasando la estancia nuestra había una reserva que ahora la usan como campo de veranada. Pasó el indio Pacheco, dejó el caballito con una bolsa de harina y fue a tomar café, y cuando volvió quiso subir al caballo y se le rompió el estribo. Entonces yo fui a la fragua, lo calenté bien y se lo remaché. Y subió. Me puso la mano en el hombro y me dijo: ¡Lindo “pachano”!

Sra.- Yo le preguntaba, cuando venía a “Despedida”, porque a mí me decía novia. Venía siempre a la casa grande a ver a mi hermana porque quería cebollitas, porque decía que su señora cocinaba muy bien, cocinaba scones y todo… y yo le preguntaba: “¿Cómo está Margarita?”, porque se llamaba Margarita.

V.A.- ¿Era también india?

Sra.- Si. ¿Por qué no viene?, le decía yo. - ¡Ah!, no puede… muy ancha, che… muy ancha…, porque era muy gorda.

V.A.- ¿No sabía decir gorda?

Sra.- Muy ancha che… muy ancha che… Mata caballo… (risas)

V.A.- ¿Y él? ¡Que era tan grande! ¡Pobre caballo con Pacheco, porque yo creo que tenía como 150 kilos…

E.B. Sii… era muy grande.

V.A.- ¿Y “Carnaval”? ¿Se acuerdan?

Sra.- ¡Sí! ¡Era grandote!

V.A.- ¿Por qué le habrían puesto “Carnaval”? ¿Se acuerdan? A lo mejor lo llamaban así por el sombrero de alas anchas que usaba. Vestía así un poquito… pero que buen esquilador que era… esquilaba muy bien.

E.B- Si, esquilaba muy bien.

V.A.- ¡Qué interesante todo!

Sra.- Había muchos en “Despedida”, mujeres, varias mujeres… llevaban acá atados a sus bebés.

E.B.- Muchos indios había antes.

Sra.- Acá, atados… Venían en fila india, los días domingo… porque tenían sus toldos aparte de “Despedida”, abajo de un cerro, y venían uno detrás del otro, y venían así y miraban por la ventana. Yo tenía una amiga india, Micaela, era jovencita, linda… Y yo la llevaba a la casa, la llevaba al baño, para que se lavara, para que se peine bien… Le gustaba mucho el perfume. Mucho perfume le gustaba.

V.A.- ¿Ah? ¿Mucho perfume?

Sra.- Después se fue a vivir con el sargento Álvarez… después murió.

V.A.- ¿Y las hijas del indio Carnaval? Eran muy lindas también. Eran dos, vivieron en la chacra después. Una de ellas sufría de asma.

Sra.- Si, si.

V.A.- Federico Martinez, que tenía uno de los boliches de aquellos años estaba casado con una nativa, lo mismo que don Simón Imperial y don Ferrando. Ferrando tenía tres hijas muy lindas.

 

El automóvil.

V.A.- ¿No recuerdan qué estancia tuvo el primer automóvil?

E.B.- No, no me acuerdo.

V.A.- En la estancia “Sara”, en 1911, ¿había automóvil?

E.B.- No, eso sí que no me acuerdo. No. No. En la estancia “Sara” había un camión grande, un T, encajonado…

Sra.- ¿Cuándo vos eras chico?... ¡Ah!

V.A.- ¿Lo habrán llevado en carreta?

Sra.- Seguramente.

V.A.- ¿Así que todo a caballo? Usted me contaba que su papá hacía viajes desde Porvenir a San Sebastián, con correo.

E.B.- No, yo vine con el correo.

V.A.- Acompañando al correo. ¿Quién era el que hacía el correo?

E.B. Un yugoeslavo, no se cómo se llamaba… Felipe se llamaba… Cambiaban de caballos en San Sebastián, en caleta.

V.A.- ¿Cuántos días demoraban en hacer el viaje a caballo?

E.B.- Como tres días.

V.A.- ¿Dónde terminaba el viaje, en San Sebastián o en Río Grande?

E.B.- Río Grande. Traían la correspondencia acá.

V.A.- Así que la correspondencia era traída desde Porvenir a Río Grande. ¡Qué viaje!

E.B.- ¿Usted se acuerda en que año vinieron los camiones a “María Behety”?

V.A. Los camiones a “María Behety”… Creo que en 1935

Sra.- Papá todavía manejaba el carro… cuando estábamos en la chacra… Puede ser 1934.

V.A.- Yo digo 1935 porque en esa fecha llegó el primer camión para la Comisión de Fomento.

Sra.- Si, si… porque Luis Barría manejaba el primer camión.

V.A.- El Sr Sterling, de estancia “Susana” igualmente tenía un camión.

E.B.- Su papá tenía un camioncito.

V.A. El de Sterling lo manejaba Antonio. Y mi papá también tenía uno en el año 35.

Sra. Su papá tenía un camioncito en el 33. Y tenía un auto, porque venía a la chacra… era de vidrio, ¿no era de vidrio?

V.A.- ¡Ah, sí! Ese era un Chevrolet modelo 29. Era un modelo cerrado.

Sra.- Cruzaba la vega, de la chacra a la vega. Tenía un camino, que creo hizo su papá.

V.A.- Yo me acuerdo cuando iba a buscar a la vaca, para ordeñar, yo no demoraba nada desde el muelle a la chacra, porque era todo pampa y se hacía en un minuto porque se cruzaba en diagonal.

Se hacía en pocos minutos. En cambio, ahora, a pie es posible que se demore una hora porque hay que ir por las calles.

Sra.- Yo iba de la chacra a su casa, a comprar… ¡Lo hacía en un ratito! También iba a la chacra de Chamorro, de allá en unos diez minutos… porque no había casas como ahora…

V.A.- ¿Qué otras cosas puede contar, D. Ernesto? ¿Conoció al Sr Livasic?

E.B.- Si…

V.A.- Él llegó en 1905, a caballo.

E.B.- Si, lo conocí yo.

V.A.- ¿Usted hizo muchos viajes a Porvenir, a caballo?

E.B.- Sí, unos cuantos.

Sra.- Mi papá iba a caballo a Porvenir.

V.A.- Su papá también. ¿Y don José?

Sra.- Vino a caballo.

J.B.- Si.

Sra. -Tenía 18 años. A trabajar acá. Y después nunca. ¿No viniste con el caballo de papá? Papá llegó con el caballo a Porvenir y dijo: Hijo, a trabajar.

J.B.- Por Casa Latas, que era un hotel en el camino. Y luego a Río Grande.

V.A.- Don José, ¿en qué año vino?

Sra.- En el 23… no, no, en el 25. Yo hacía poco que había vuelto de Inglaterra y papá te mandó acá a trabajar. En el 25.

V.A.- Mucha gente inglesa vino a la Patagonia. Yo tenía entendido que era D. José Menéndez que ponía avisos en los diarios de Escocia…

Sra.- Todas las estancias…

V.A.- Claro, todas las estancias eran de ellos, casi.

Sra.- Sí… “Sara”, “María Behety”, los únicos peones eran chilenos, los demás eran ingleses: administradores, capataces generales, capataces de ovejeros.

V.A.- Yo me acuerdo de don Mc. Kay. Que era conductor de los carros, que murió trágicamente, cayó de uno de los carros y fue apretado por los caballos. Y me acuerdo de Mr. Roberts, que clasificaba carne en el frigorífico…

E.B.- Miguel.

V.A.- A Mr. Roberts lo invitaban mis padres los domingos, con otras personas, a almorzar. Un domingo falló el…

 

Y así los recuerdos, durante una hora tomaron los caminos del pasado, una huella larga y polvorienta, surcada por caballos, carros y carretas y a la que al automóvil comenzó a cambiar en camino, muchas convertidas en modernas rutas y otras, aún en etapa de transición. Nuestros recuerdos retornan por ellas dejando la ensoñación de la remembranza y tornándonos a este presente de progreso, pujante, febricitante, que ha convertido a Tierra del Fuego, demográficamente, en la zona de mayor crecimiento del país. Quienes vimos nacer a sus poblaciones podemos sentirnos hondamente satisfechos.




 

 

 

 

La Candelaria y sus tres destinos

 

    

  PRIMER DESTINO: Los barrancos negros.


SEGUNDO DESTINO: Los manantiales



TERCER DESTINO: El cañadón de la porotera.

LOS PUENTES DE LA MEMORIA.31. “Si la casa es el hogar, el hogar es la cocina”



Me acosté una vez junto a un río, y al despertar vi que mis años se habían ido.

El río había crecido, me había lamido los pies, las manos, la cara, me había mojado y ablandado, llevándose el tiempo adherido a mi piel.

A mi lado pasaban ya otros años, los años de otros durmientes sorprendidos río arriba, despojados y desnudados por la corriente.

 

                                                                    Marcial Souto

 

 Cuando a mis 17 años participé por primera vez de un censo no podía entender eso de los ambientes de una vivienda, sobre todo porque no se consignaba a la cocina que para mí era el corazón de toda casa. Aunque después me di cuenta que no podía haber vivienda sin cocina.

 

A todo esto ya Ud. Ha observado la fotografía que acompaña nuestro Rastro, y será sobre esa imagen que continuaremos este relato. Coexisten en la misma dos elementos de idéntica significación en el hoy y en el ayer, en un primer plano la antigua Istilar que luego sería adaptada a gas, a su lado, algo más moderna pero en desuso la de tres hornallas. Probablemente sus dueños le llamaron a la primera: estufa, y a la segunda: cocina; aunque con el tiempo se tomarían otras voces y hoy la Istilar pasó a ser la cocina económica.

 

¿Por qué coexisten ambas si con una sola bastaría? Probablemente por una imposición de la cocinera. ¡No era fácil pasar de una tecnología a otra! La de hornallas era realmente más económica pero en los primeros tiempos del servicio de gas por red los cortes en el suministro eran frecuentes dada la precariedad de las instalaciones y entonces estaba al lado la viejita que con un poco de leña, que siempre se guardaba en el patio, o con alguna madera de cajón se salía del paso. Aceptar la nuevo sin tirar lo viejo fue la estrategia de esos años. Es que la cocina de hierro representaba también otra forma de cocinar basada fundamentalmente en el guisado. La cacerola podía dejarse largo tiempo –mientras se salía a hacer los mandados o a saludar a la comadre- y existían en la “plancha” distintas temperaturas que la cocinera conocía perfectamente y que resultaron mucho más estables cuando se la pudo “adaptar”. La enorme pava tenía un lugar donde se mantenía con la temperatura apropiada para el mate o para lavar los platos. La cafetera supliría el confort de las eléctricas que años después nos permiten tenerlo preparado a toda hora. Estas últimas funciones eran impensables en la de hornallas donde la llama directa, aun en su mínima expresión-o colocando el recipiente sobre un anillo de hierro para alejarlo de la fuente de calor- provocaba inevitablemente la acelerada consumisión del líquido y el deterioro de los artefactos que no fueran de hierro.

 

La vieja cocina de hierro aparece aquí con su rudimentario compañero de hojalata, ese que debía orientarse afuera bien alto, para evitar  que el viento reingrese las emanaciones que nos ponían llorosos, y contenía en su costado una lámina de tiraje, indispensable en los tiempos de la leña cuando lo que escapaba era el humo; muchas veces el caño salía directamente por una ventana contra la cual se encontraba instalada nuestra estufa, de esa manera se evitaba romper tanta pared y se dejaba una visión continua de lo que pasaba afuera a los ojos de la más laboriosa de las patronas. Se ahorraba también tela para cortinas.

 

Por los años 60 comenzó a darse esta coexistencia que muchos ambientes perpetúan hasta nuestros días. Se ingresaba a la cocina y se descubría a veces las dos funcionando: es que había que calentar grandes cantidades de agua en tiempos en que el calefón era más extraño que La Biblia, y muy pocas estufas tenía instalada la serpentina y mientras tanto se usaba “la otra”. Y así se la llamaba: una era la negra, otra la blanca, una la vieja, otra la nueva, una la estufa, otra la cocina, la estufa y “la otra”. Esa sensación de otredad resultó muy difícil de superar para muchas de nuestras madres que si bien renegaban dándole a la virutilla para que la plancha permaneciera reluciente, no dejaban de elogiarla cuando sobre ella se preparaban directamente los churrascos –de carne y de pan- o se templaba el agua del baño y hervía toda la ropa de los que en casa tenían parásitos...

 

Existió también un artefacto superior: la cocina blanca enlosada. Mi madre tuvo una de esas que la acompañó en varias mudanzas. Aprovechando la fortaleza de mi padre alternaba la instalación de la Domec de hornallas para el tiempo de verano, y la antigua para el tiempo frío. La mudanza de  cocina llevaba todo un día: era de ver lo que pesaba la cocina de hierro. Mi padre daba clases de .palanca y en el momento del cambio de domicilio: una a la casa y la otra al galpón, se lo llamaba a Torres, el gásfiter del barrio, que realizaba los ajustes llave en mano.

 

La estufa daba además calefacción a los ocupantes de la vivienda y en muchos casos, salvo un octogonal –también de hierro- era la única fuente de abrigo en el lugar más sociable del hogar.

 


La de hierro estaba ligada a la historia fundacional de la familia, “la otra”vino después, y a veces fue un regalo del hijo con el primer sueldo, hijo que esperaba una vida de mayor comodidad para una madre que había sido hasta ese momento eje de la gran prosperidad doméstica con el conjunto de sus desvelos.

Foto: Cocina de Carmen Torres de García.

Video Alicia Barón de Huineo.



PAPELES CINEMATOGRÁFICOS.1941.04.12 Una correspondencia llena de reclamos.



La firma Roque Gonzalez, de Comodoro Rivadavia, en la firma de Ricardo Molina se formulaba una serie de reclamos a ManoloaArias -exhibidor riograndense de películas- de las cuales ustedes podrán dar lectura.

Yo los motivo con este agregado: "Necesitaria saber si la película EL VIEJO DOCTOR fue remitida a Ushuaia en su oportunidad, pes el Sr.Fernández Gimen me telegrafía que no la pagará por cuanto no la ha recibido. En este caso me extrañaría que la película hubiera estado en Río Grande tres semanas y ustede no me hubiera hecho saber nada".

Mueve a nuestra curiosidad saber cuales habrán sido las respuestas de Arias, puesto que no es documentación que tengamos a nuestro acance.

En tando lamentamos no haber vidio en esos tiempos y haber podido ver los 24 actos de la serie TARZAN EL INTREPIDO DE LA SELVA.

Cerramos cn la signatura de enlace para que puedan ver este fin de semna esta cinta de 1939 dirigida por Mario Sófici, que habla de los pormenores de la vida de un profesional de la salud de aquel entonces,......


https://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/70540





 

LRA 24 Y SUS CINCUENTA AÑOS. 28. Guzmán, María de Luján.

 


Su aparición en la emisora fue de la mano de María Nélida Falcón, productora publicitaria que encaraba en aquel espacio mañanero a la hora del despertar.

Más tarde, y por 1995, se sumó al recién llegado en un programa vespertino donde traía noticias del mundo de la cultura y la farándula, simplificado como “el cotilleo”.

La oportunidad de acceder a un contrato la llevó a ser partenaire de prácticamente todas las figuras de la radio.

Y cuando al fin, por el tiempo de Néstor Kirchner, se consiguió dar titular al personal que arrastraba inestabilidad de empleo, debió acercar nuevos protagonismos, en la mayoría de los casos sin compañeros de micrófonos. Es recordada la conducción de Mundo Argentino donde el teléfono la llevó a sentar en torno a la mesa imaginaria de LRA 24 a un variado y valioso conjunto de protagonistas de la realidad artística argentina.

Su cordialidad en el trato la llevó a que fuera presentada como: la comadre de Walter, la comadre de Leda,La Morocha,  La Mary, o María de Nacional.




Después de leido ella dijo: Mil Gracias Jefe! Qué decirle? Ese Mundo Argentino que agradezco me lo haya encomendado cómo cada trabajo era volcar todo de mí, supo sacarlo con charlas, guiandome, como aquel contenido que orgullosa hice por su pedido con tan solo un grabadorcito a recorrer el diario El Sureño y mostrarlo por Radio en su Aniversario. Fué hermoso todavia no empezaba la era de la tecnologia y lo haciamos!...
Tantos momentos vivido Mingus y supe ir cambiando adaptándome a distintos espacios, que requeria la Emisora...siempre me digo...me Faltó y si...pero le puse el Alma Entera...hoy me toca cuidar mucho de mi Salud, en los dias que esa mi casa necesitaba que más pusiéramos el hombro, porque ya no retumba por los 4 vientos ya susurra casi en voz baja, yo no puedo estar presente acompañando a mis compañeros que van siendo pocos a los que éramos. El no estar presente me llena de mucha tristeza y un nudo en el pecho siendo un momento que debería reir y bailar porque llegó mi momento de jubileo, no puedo disfrutarlo...y quedará cómo que La Mary se fué de viaje...y quien sabe cuando volverá...sin despedidas es mejor❤️
Gracias Jefe...por tanto...