La prehistoria fueguina, la de Río Grande, es
aquella época en la cual vivían en esta comarca los aborígenes cazadores y
recolectores.
Los que se encontraban en las inmediaciones de
nuestro pueblo se los conoce como Selknam, que en su lengua quiere decir: los
hombres.
Aprovechando los recursos del medio vivían en
forma trashumante –de un lado para otro- pero no se salía de un territorio que
desde tiempos inmemoriales pertenecía a sus antepasados.
El hombre tenía a su cargo la tarea diaria de
conseguir el alimento principal: el guanaco. Para ello construía su arco y sus
flechas. Se levantaba después del medio día –cuando el animal que ya se había
alimentado estaba más pesado y haciendo la digestión- y salía en su búsqueda
eludiendo el viento que podría llevarle su olor. Flechado el guanaco seguía
corriendo hasta que finalmente moría desangrado. El cazador lo trozaba y con él
regresaba al Kohwi, la casa, donde las mujeres mantenían el fuego y cuidaban de
los hijos.
Decimos las mujeres porque entre los Selknam
era permitido al cazador tener mas de una, siempre y cuando las pudiera
mantener.
El Kohwi era una construcción liviana en la
zona norte de la isla: ramas y cueros que la mujer debía transportar en cada
mudanza. En la zona boscosa del sur donde la conducta era más estable se erigía
con troncos en forma cónica.
Los Selknam eran dueños de un secreto que no
debía caer en manos de las mujeres, ese secreto era transmitido en una
ceremonia dirigida a los adolescentes varones, en un rito llamado Hain. El hombre
era el que sabía que los dioses eran un invento destinado a someter a las
mujeres por el temor.
Los blancos que llegaron a la Tierra del Fuego
condicionaron la desaparición de los aborígenes.
Se apropiaron de sus tierras y ellos buscaron
otras comarcas donde la caza fue escasa porque había que compartir entre muchos
más, esto llevó a que entre ellos mismos se combatieran.
El blanco también t rajo sus enfermedades,
contra ella para el indio no había defensa.
Y además le trajo el vicio del alcohol, y finalmente
la bala que eliminó a muchos.
Para poblar sus campos de ovejas, muchos de
los primeros estancieros se deshicieron del indio.
Una forma de hacerlo fue destinarlos a las
reducciones.
La más conocida es la Misión de Nuestra Señora
de La Candelaria. Allí el indio estaría seguro, pero ya no sería lo mismo. Las
enfermedades adquiridas por los que concurrían a su protección terminaron
fácilmente con ellos. El proyecto fracasaría rápidamente por mas que no fuera
esta la intención de los salesianos que lo dirigían. Se llevó la empresa
misionera al bosque, pero ya era tarde.
En 1825 se reserva una superficie de tierras
en las proximidades del Lago Fagnano, allí podrían vivir como quisieran pero la
experiencia no prosperó. Los pocos que la hicieron casi no tenían familia, y el
desamparo de la ancianidad los llevó a perder el control de sus dominios.
Mientras tanto las estancias crecían.
Al norte del Río Grande, la María Behety que
era llamada Segunda Argentina, al sur la Primera, hoy conocida como José Menéndez.
José Menéndez fue un comerciante español
radicado en Punta Arenas (Chile) que ocupó para si una concesión que primero el
gobierno dio a Julio Popper, un ingeniero rumano que encontró oro en la zona de
El Páramo, al norte de la bahía de San Sebastián.
Las estancias de Menéndez, la Primera en 1896,
tres años después de la Misión, atrajeron otras inversiones.
Un día por 1906 en lo que hoy es la margen sur
comenzó a funcionar una grasería, entonces no solo se aprovechó la lana de la
oveja, sino también una parte de la carne. Cuando diez años más tarde se
instala el Frigorífico las ganancias son mayores. Se venía de una guerra mundial donde la venta de lana había dado
grandes dividendos. En dos años se recuperaba la inversión de comprarse una
estancia.
Al frente del Frigorífico existía un terreno
destinado desde hacía muchos años para uso poblacional.
En él fueron creciendo espontáneamente varios
viviendas, almacenes –boliches se les decía entonces- que comenzaban a prestar
servicios a los que ocasionalmente llegaban para distraerse y aprovisionarse.
La policía también llegó, para controlar.
En 1921 un decreto del Presidente Yrigoyen
crea la Colonia Agrícola de Río Grande, y con ella otras 300 en todo el país.
No fue un acto pensado exclusivamente para nuestro pueblo, sino en un proyecto
global de favorecer el desarrollo agrícola en un país donde la tierra estaba en
manos de unos pocos.
No cambió mucho la vida de Río Grande con ese
decreto.
En 1926 funciona la primera escuela, es su
maestro Telmo Suárez, un puntano que dirigía Tierras, al tiempo sería la
Escuela 2.
Para 1928 cobraría vida la primera Comisión de
Fomento, y con ella el primer Gobierno Municipal. Durante todo ese tiempo la
figura que se destaca es la de un español que –empleado por los Menéndez- llegó
en 1905 comprando el primer comercio que tuvo el pueblo: El Cañón, de un tal
Javier Soldani. Funcionaba en la actual esquina de Elcano y Newbery. El nombre
del pionero: Francisco Bilbao.
El progreso llegaría lentamente: el correo, el
bote para cruzar al frigorífico, el
puente sobre el Río Grande –construido por Menéndez, tan lejos- la atención
médica que falta en un principio llevando a que los chicos nacieran en otra
parte, por ejemplo en Chile o Río Gallegos.
En 1942 llegaron los militares, fue una
dotación del ejército que estuvo por un tiempo alojada en lo que hoy es el
edificio parroquial de Perito Moreno 393. Al tiempo –con la Revolución del 43-
vendría la Marina dado que toda la isla, en el sector argentino, paso a ser
Gobernación Marítima.
Fue un tiempo de mucho trabajo: Obra Pública.
Los primeros edificios de cemento comenzaron
en aquella época: la Delegación de Gobierno –hoy Casino de Oficiales-, el Hotel
Villa, el Hospital, el Correo, Obras Sanitarias de la Nación –hoy Concejo
Deliberante-, el nuevo edificio de la Escuela 2, que antes ocupaba el recinto
de la actual Intendencia.
Ya teníamos agua y antes por iniciativa de dos
particulares –Pinola y Martínez- vino la electricidad; pero para
calefaccionarnos había que hacer un gran acopio de leña, por fin en 1958 llegó
el gas, venía de la zona norte donde en el invierno de 1949 se había dado la
primer surgencia de hidrocarburos: el TF-1,
Ya todo fue más fácil.
2 comentarios:
me gusta justo hoy el dia de los ñoquis, gracias a Dios no existian en esa epoca...buen recuero Mingo un abrazo
gracias por la lección Mingo, un abrazo
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