1966: AÑO DE LOS CÓNDORES (Segunda parte)


La imagen de Dardo Cabo nos acompaña ene ste reencuentro con un acontecimiento que puso a los fueguinos en el centro de la información. Un operativo guerrillero que no pudo ser dimencioado en su proyección futura. Una rituación reivindicativa en tiempos de inercia nacionalista.

El miércoles 28 de septiembre de 1966, pasada la medianoche, el Douglas DC-4, LV-AGG Teniente Matienzo de Aerolíneas Argentinas, un cuatrimotor de hélices fabricado alrededor de 1945, despegó de Aeroparque con destino a Río Gallegos y Ushuaia al mando del comandante Ernesto Fernández García secundado por el copiloto Silvio Sosa Laprida. Fue un vuelo normal entre nubes. Superando Trelew, mientras el comandante dormía Dardo Cabo y Alejandro Giovenco ingresaron a la cabina de pilotaje con armas y ordenaron a la tripulación desviarse hacia las Malvinas.

Así comienza a narrar Pablo Luciano Potenze la referencia al primer secuestro de un avión de pasajeros en nuestro país, nota publicada en Todo es Historia 381 bajo el título Secuestro de avión y política – El riesgo de volar en la Argentina de los años setenta; en la cual la acción de los Cóndores es el antecedente inesperado
.

DE CÓMO COMENZARON LAS COSAS

El “Operativo Cóndor” nació a principios de 1966, cuando la periodista María Cristina Verrier, que además de hacer teatro escribía en el ámbito porteño, entrevistó al militante Dardo Manuel Cabo, por entonces de 25 años, activo dirigente nacionalista. Pero la cosa fue más allá de la noticia puesto que entre ambos floreció el amor.

Mar{ía Cristina pertenecía a una familia desarrolista, pero en su romántico le propuso a su novio la empresa de llevar un avión a Malvinas; el joven Cabo tomó la propuesta como una ordalía y con ello comenzó a estudiar la factibilidad de la quimera.

Se contactó con personas que conocían el archipiélago, diseñó mapas, reunió fotos, en tanto la novia realizó varios viajes a Río Gallegos para conocer la operatividad de la empresa, a su personal y el comportamiento del pasaje, la joven se hizo familiar para la gente del vuelo 648.

Nunca llegó a saberse fehacientemente cuales fueron los recursos materiales que posibilitaron inicialmente toda esta logística, aunque en parte los gastos se cubrían con conferencias sobre temas teatrales de vanguardia daba en la capital santacruceña.

Conversando y conversando en el transcurso de esos vuelos se fue enterando de los pormenores operativos de la nave, mientras que Dardo fue reuniendo un grupo juvenil –sus edades iban entre los 18 y 31 años- todos comprometidos con llevar adelante la misión de secuestrar el avión en coincidencia con una anunciada visita de la reina Isabel II a nuestro país, lo que ocurriría por el mes de octubre.

Todos sabían que en algún momento les esperaba la cárcel, esperaban para entonces haber generado solidaridades, y con ello poder sobrellevar una instancia que importaba poco en el derrotero idealista trazado por los organizadores de la asonada.


UN JOVEN ABOGADO EN LA DEFENSA DEL COMANDO

Se trató de José Salomón primer Ushuaiense en recibirse de abogado, el que muchos años después para el diario El Sureño hizo memoria sobre su participación profesional en aquellos días:

Ushuaia, 21 de septiembre de 1966. “Bajo una fuerte nevada (una de las más grandes de los últimos tiempos), parte de un DC4 de la Armada Argentina con destino a Buenos Aires. En él viajan mi esposa, con un embarazo de varios meses y luego del cuál nacería mi segunda hija María Cecilia, mi hija mayor María Eugenia, y entre otros, el Sr. Gobernador del Territorio Contraalmirante (RE) Dn. José María Guzmán”.

Buenos Aires (Aeroparque), 28 de septiembre de 1966 (00,34 hs). “Parte de dicho lugar un avión Douglas DC 4 de Aerolíneas Argentinas, con matrícula LV-AGG, con destino a Río Gallegos, siendo su comandante Ernesto Fernández García. Viajaban como pasajeros, entre otros, el Sr. Gobernador del territorio Contraalmirante Guzmán, el Sr. Luciano Preto con su hijo menor Dany, la Sra. De Brandani, etc. Formaban parte del pasaje además, los siguientes jóvenes: Dardo Manuel CABO; Fernando José AGUIRRE; Norberto E. KARASIEWICZ; Andrés R. CASTILLO; Luis F. CAPRARA; Víctor CHAZARRETTA; Ricardo A. AHE; Juan C. BOVO; Edelmiro R. J. NAVARRO; Ramón A. SANCHEZ; Pedro TURSI; Juan C. RODRIGUEZ; Pedro BERNARDINI; Alejandro A. GIOVENCO ROMERO; Fernando LISARDO; Edgardo J. SALCEDO; Aldo O. RAMIREZ y María Cristina VERRIER”
Aproximadamente a las 00:06, y ya sobrevolando la ciudad de Santa Cruz, el grupo de jóvenes ya antes mencionado, toma el avión y hace que el mismo, previas conversaciones con el Comandante, quien alegaba la carencia de combustible, se desvíe y tome rumbo 105 con destino a las ISLAS MALVINAS. A los pasajeros se les comunica, para no atemorizarlos, que se regresaba a Comodoro Rivadavia.


EL TESTIGO PRIVILEGIADO

No era otro que Héctor Ricardo García, del cual tomamos sus memorias para avanzar junto con los restantes narradores de esta historia hasta el momento en que el avión toma su rumbo crítico.

Fui a casa, y me cambié de ropa, mudando la clásica indumentaria de ciudad por una más adecuada para el clima del Sur. Un cuarto de hora antes de las 12, mi gran amigo Enrique Capotongo pasó a buscarme para llevarme hasta el Aeroparque, desde donde iniciaría una aventura periodística jamás soñada.
Llegamos tres minutos antes de la medianoche. Tras estacionar sin problemas entramos por la puerta más próxima al mostrador de “Aerolíneas Argentinas”. Allí estaba Dardo Cabo, mirando hacia fuera, como si me esperara. Me saludó con extraña frialdad entregándome un pase de material plástico: el equivalente a un asiento en el vuelo número 648 que partiría a las 0.30 rumbo hacia Río Gallegos y Ushuaia. Diez minutos después de la 0 hora, por los parlantes, comenzaron a llamar a los pasajeros. Todos se agolparon por la puerta número 1; yo me quedé mezclado entre los últimos buscando a Cabo, a quien había perdido de vista.
Poco a poco fuimos avanzando hasta el avión. Ya en la escalerilla saludé con la mano a mi amigo Capotongo y penetré en la máquina. Cabo estaba sentado en el sector derecho, junto a un hombre joven y a una señora. Me acerqué a él y le pregunté donde debía ubicarme.
-En cualquier lugar- me contestó. Su respuesta no me agradó: siendo su invitado, lo menos que esperaba era que permaneciera cerca. Me dirigí hacia los asientos delanteros y ocupé uno de los tres primeros del sector derecho. Me puse a leer mientras esperaba la voz de la azafata con el habitual saludo “Aerolíneas Argentina les desea un feliz viaje” y el encendido de los carteles “Prohibido fumar” y “Abrocharse los cinturones”, prenuncios del despegue.
A las 0.31, levantamos vuelo. Entre sueño y lectura, sin moverme de mi sitio, permanecí hasta las 6 de la mañana. En ese momento empezó la última parte de esta sensacional aventura.
A esa hora la azafata comenzó a ofrecer café y bebidas sin alcohol, clásico desayuno de los vuelos de cabotaje.
Y entonces desperté mi humanidad. Segundos después fui hacia el fondo del avión en busca de un “toilette”. Encontré, a mi paso, dos jóvenes con camperas grises que, apostados como dos granaderos, custodiaban la salida y, no lo puedo asegurar, a “alguien”. Retorné a mi asiento y comencé a presenciar, inocentemente, una de las primeras partes del que, luego sabría, era el “Operativo Cóndor”.
Cabo me informó, después, que fue denominado así en homenaje al cóndor, que simboliza la soberanía. El emblema es usado permanentemente por nacionalistas y tomó notoriedad medio siglo atrás al ser difundido por la desaparecida “Alianza Libertadora Nacionalista”.
En ese momento de manera sorpresiva y sorprendente, otros jóvenes, con el mismo atuendo que los que había visto en el fondo de la cabina, estaban forzando la tapa de una de las bodegas de la máquina, ubicada bajo dos asientos delanteros, separada del resto por una cortina de tela floreada. Hasta momentos antes, sobre los mismos, reposaba una esbelta joven que era la representante de “Aerolíneas” en la localidad chilena de Punta Arenas, la que fue obligada a desalojar el lugar. Acto similar realizaron los dos jóvenes conmigo y con dos señores ubicados en los asientos del sector izquierdo.
Pocos minutos después, por los parlantes, se anunciaba que el vuelo continuaría hacia Comodoro Rivadavia, ya que en Río Gallegos, primera etapa del viaje, “reinaba mal tiempo”. El llamado “Operativo Cóndor” había comenzado.

EL COMANDO DE ENLACE SE CONFIESA

La revista ASI traerá inmediata referencia al apoyo y gestación de la acción de los Cóndores, el que será conocido ni bien los detalles de la operación tomaran estado público, cuando ya los ingleses habían rodeado la nave y los secuestradores rechazado una intimación dada por un sacerdote:

¿Por que realizaron la operación Cóndor?
Como argentinos consideramos que era indispensable reafirmar con nuestra actitud la soberanía nacional sobre las Islas Malvinas aunque sabedores que el sentimiento de nacionalidad es permanente en nuestra en nuestra juventud, era necesario avivar la llama a través de una prensa dirigida y de gobiernos antipatria que nuestra generación debió soportar pareció ya extinguida. Entonces surgió la idea de realizar el Operativo Cóndor a fin de concretar estos anhelos de la juventud argentina.

¿Cuándo surgió la idea?
La idea surgió en noviembre del año anterior.

¿Cómo surgió la idea?
La idea surge a raíz de una conversación realizada entre un grupo de gente joven entre quienes se encontraba Dardo Cabo. La conversación giraba en torno a la lamentable situación de nuestros gobernantes con respecto a la soberanía y la independencia del país. Como consecuencia de la ineptitud de la política diplomática a través de nuestra historia en muchas oportunidades nuestro territorio se vio cercenado y pisoteado por países extranjeros. Podríamos hablar largamente de la pérdida de territorios en el norte y en el sur de la patria. La admirable actitud de Miguel Fitzgerald con relación a las Malvinas, así como también la enérgica acción que como civiles admiramos del general Julio Alzogaray en lo que hace la disputa limítrofe con Chile nos sirvieron como ejemplo y nos dieron la pauta de que debíamos dar una continuidad a los hechos en esta posición irreductible a favor de la reafirmación de lo que nos pertenece. Ese es el ideal de todo argentino bien nacido y que conciente de que la patria merece cualquier sacrificio, aunque ello signifique dar la propia vida.

¿Quiénes realizan el Operativo Cóndor?
Son jóvenes argentinos que asumen la responsabilidad histórica con el coraje y visión propia de la herencia que recibimos , de quienes supieron forjar nuestro ser nacional.

¿Estos jóvenes pertenecen a algún grupo o corriente política identificable?
Son nacionalistas peronistas, que aunque individualmente pertenezcan a alguna agrupación, se encuentran identificados y mancomunados por el ideal de patria. Queremos dejar bien aclarado que nuestra acción no responde a ningún plan político, hecho demostrado por el tiempo transcurrido entre que se ideó la operación hasta la realización .

¿Por que le llaman Operación Cóndor?
La razón del nombre impuesto a esto operativo, que para nosotros tiene un significado muy sentido, lo queremos revelar cuando se encuentren nuestros compañeros de regreso , tras haber concretado exitosamente el objetivo que los llevó a Malvinas.

¿Cuáles son concretamente estos objetivos?
Primero, reivindicar la soberanía argentina sobre el territorio de las Islas Malvinas, segundo despertar el sentimiento nacional un tanto adormecido en nuestra juventud, tercero demostrar que argentina esta dispuesta a jugarse por los objetivos de su patria, cuarto dar un ejemplo para la movilización del pueblo en el logro de sus objetivos nacionales.

(Este dossier continuará)

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