José Llancalahuén 3: "Nosotros íbamos haciéndolos, cortando la madera en el monte, labrándolo y trayéndolo y a hacer las cantarillas"



En su condición de carpintero de ribera Don José del Carmen construyó varias chalupas, el oficio parecía enraizarlo al sur fueguino, pero de pronto encontró su norte.

Nuestro entrevistado hizo camino. De la Ushuaia que lo conoció primero pasó a Río Grande. Y en otro momento, el sin casa comenzó a construir casas para el personal que trabajaba para Vialidad.

Las aspereza de esas huellas esta en la impronta de la vida de Llancalahuén.

- Vamos a recordar que tiene 68 años. ¿Cuándo cumple años?
- El 16 de julio.
- En pleno invierno…esta como para festejarlo acá, ¿no?...Porque Usted. está acá invierno y verano, ¿no?
- Invierno y verano. Antes no, porque tenía allí unas casillas, en Río Grande, pero era de uno que se fue a Jujuy, me dijo en este sitio yo no pude hacer casa, hacete una casilla o alguna cosa, y después verás si te lo puedo dar. Yo le dije que no, soltero no le dan terreno a nadie, dijo no, pero puede ser. Y justo fue, estuve 5 años ahí, no pude conseguir el terreno. Después construí la casilla…
- Y eso le pasa por ser soltero…
- Claro… Y así que, no, me dijeron, el terreno se lo dimos a otro. Así que el que llegó se quedó con la casilla y la mitad del sitio si quedó cerrado, yo he cerrado poco y nada, ese muchacho que trabaja en Prefectura, de padre chileno es… Baeza es, que el hijo de Baeza es el que atiende el box cuando hay pelea y todo eso.
-Si, sí, lo conozco…Julián Baeza.
- Julián, ese es… Y el hijo también es Julián, pero ese es Segundo.
- Si, sí, Julián Segundo, si somos medio vecinos, vivimos en la misma manzana.
- Ah, si?
- Si, sí, él vive por Bilbao y yo vivo por Obligado.
- Por Obligado, entonces Usted. es vecino de mi patrón, compraba todas las cosas ahí, porque en esa cuadra estaba yo…
- ¿No se acuerda quién era?
- No…no, la señora Elena…
- ¿Gallardo?
- No, la que tiene el negocio ahí…
- ¿El kiosco Susy?
-…de Berbel.
- Ah, doña María Elena Smolcic de Berbel.
- Claro.
- Ahora se ha mudado doña Elena, está frente a la radio, frente a la plaza.
- ¿Ah, para arriba está?
- Si, si, si, se mudó para ahí. Y siempre nos escucha los domingos, así que se va a llevar la sorpresa de este saludo.
- El otro día baje yo y dije vuá pasar a ver, porque yo se que el negocio que tenía antes lo alquiló, yo digo a lo mejor se volvió a quedar otra vez con el negocio, porque a ella le gustaba mucho trabajar con el negocio. Yo en esa misma cuadra vivía.
- Claro.
-O sea, donde está Baeza, donde está Julián
- Si, sí, en la misma manzana.
- Claro…dentro tengo y ahí estuve en las piezas como 7, 8 años oye.
- Dígame don José: ¿Usted llegó el año 49, el año del temblor, no?
- Claro, el 49.
-¿Cómo fue eso allá?
- Por Ushuaia andaba en esa época.
- ¿Cuándo el temblor?
- Si. No, no, esta…no, no, yo vine después…El 49 llegué a Ushuaia yo, el 19 de marzo.
- Día de san José, día de su santo.
- Sí, si…el 49, el 19 de marzo, y el temblor fue…
- En diciembre.
- Sí, casi el año era como fue. Porque allí adentro donde estaba, el dueño de ese me dio un inmenso galpón, y había, después había otros muchachos que al otro día comienzan a trabajar en la empresa Borsari, entonces le dije, bueno, unos galpones grandes que hay. Le digo si, si, al dueño y el dueño me dijo está bien, si no tienen pieza, si se arreglan en el suelo, así te puedo ayudar en algo, una cosa, así cuando se fue el temblor, el galpón viejo se viene abajo, no se levantaba ninguno yo si me levanté y ahí, que ahí llegué, cierro las puertas, digo el galpón, este cae, que el galpón ese tendría el tiempo que se hizo Río Grande, pero no cayó eh. Era de pura madrea.
- Bueno, pero dicen que las construcciones de madera son las que mejor resisten el temblor, ¿No?
- Sí, si se zarandea igual que un acordeón, pero caerse no se cae…caer no se va a caer.
- ¿Hubo mucha rotura de edificios en Ushuaia en aquel momento?
- Sí, la iglesia, y otra, por el lado del cementerio había una construcción, no sé si estará de los italianos, ahí tenían el taller ellos. Toda clase de…ese también se rompió, pero no cayó, eh, se trizó nomás por todos lados. De material se trizaron varios. Y la iglesia se había abierto bastante, pero no cayó.
- ¿Y en Chile nunca lo había sorprendido un terremoto así?
-No, de esos grandes no, chicos nomás, pero…ya estaba acostumbrado.
- Estábamos recordando otras de sus experiencias, Usted al pasar nos dijo que había estado trabajando en Vialidad. ¿Cómo pasó del mar al camino?
- Bueno, yo cuando vine de Ushuaia, vine de este lado, porque Milo Fernández me trajo acá, me dijo que me haga una lancha.
- ¿Don Milin?
- Exacto. Dijo hace una lancha tal como la que hiciste a los italianos. Esa, la mejor que le hiciste a Sobral, y quede hacer una como esa y dice, me voy a dedicar a los turistas. Y cuando llego a este lado, ya dijo no, vua hacer mi casa primero. Al final no hicimos casa, ni lancha ni una cosa. Así que yo me vine a la fábrica de Finoccheto después, porque el se fue y trajo ahí gente.
- ¿En la zona del lago?
- En la zona del lago, adonde vive. Y yo de, de esos montes de andar a caballo no me gustaba mucho, prefería seguir trabajando Rivara y navegar con lancha, nada más. Así que en esos me vine pal pueblo y, y vino justo el ingeniero, o sea aquel que iba a hacer Héctor Rouco, el que vino a hacer los cortes de roca, todo eso, la picada si estaba hecha, que eso lo había hecho Garibaldi y el finado Finocchio, bueno, los dos son finados, el finado Garibaldi y el finado Finocchio. Pero, el desmonte nomás, y por ahí se pasaba de a caballo, con haciendas y vacunos.
- ¿En la zona del paso?
- Claro. Paso Garibaldi. Así que yo vine a pedir trabajo. Estaba Garibaldi, el finado, me dijo Usted a trabajado acá, en Vialidad, porque acá ha trabajado mucha gente chilena de muchos años. Y no le dije, yo por Vialidad no he trabajado nunca. Ah, dijo, entonces no, no vamos a poder darle trabajo. Y yo le dije esta bien, y después al segundo día encuentro un muchacho que me dice, el que quedó de jefe nuevo que dice que va a hacer el paso de que viene para explotar los cerros, hacer todos los cortes, y estaba buscando carpinteros. Yo le dije, bueno, viá echar una vuelta, llegué y le dije si necesitaba carpintero, había ahí un apuntador y le fue a preguntar al jefe, sí, dijo necesito carpintero, pero que tenga documento argentino. Y yo justo traigo documentación de la Gobernación, que tuve trabajo allá, cuando hicimos la embarcación y, la Policía, tengo cédula argentina. Del año 50…así que fue como el 54. Así que dijo-“Dígale que pase”. Pasé y le di la cédula. Claro, ahí decía igual carpintería ribera y que se yo, todo eso. Dijo:-“Bueno, Usted es el hombre que quiero yo”.
- ¿Y para qué se necesitaba un carpintero en la construcción de un camino?
-(Risas) Las casas de la población. Así que bueno, ahí llevaban como 100 y tantos, y en puras carpas no podían entrar tanta, y entonces le hicieron casas grandes para gamela, techado con ondalit, y los tirantes se partían ahí, con madera, que había tanta madera. Y ellos ya tenían como 5 ó 6 hacheros labrándolas, troceándolos palos esos livianos cuadrados pa’ hacerlos pasar por un aserradero a pulso. Pero siempre con la misma medida de tirante. Así que me dio un papel enseguida, que vea al doctor, y el doctor lo hallé enseguida, así que al otro día, a la cordillera. Llegue allá, hablé con el capataz que había, dijo que había otro, ya no me pertenece dice, si viene él mañana, sí, yo le dije viene mañana, ese es obra, dijo, y toda la gente del taller es obra, y yo soy, este, tipo de, de esos que están de planta de muchos años. Le dije acá tú eres el capataz, si, pero movimiento de tierra y puentes y esas cosas, de las casas que se van a hacer, de eso no sé nada. Y yo le digo: Mira, porque yo traigo varios planos también del asunto, de las casas que se van a hacer. Yo le dije acá hay un motor, si, me dijo. Y después le dije donde está la madera labrada, me dijo está ahí. ¿Y el tractorista? Es un tractorista. Así que el otro día ya yo le dije esto es lo que tenemos que hacer, y empezamos a sacar la madera tirada con el tractorcito, y para esos, tipo triciclo, que de última igual andaba en todos lados, la tierra, una circular redonda. Tenía como un metro 50, 70, así que, tenia buena fuerza el motor. Así que él se fue. Y ahí empezamos a pasar tirantes y con eso hicimos todas las casas pa’ la gente.
- ¿Eso en que zona es?
- Eso es ahí donde está Petrel. Ahí en ese cuadradito donde termina Laguna Escondida, claro ahí.
- ¿Ahí estaba su obra?
- Ahí estaba la obra. Y bueno, después el motor ya no anduvo muy bien así que, y la gente que llega, llegaron mas gente después,, se fueron mas arriba, al paso Garibaldi, y había que hacer cantarillas ya de madera para que puedan pasar las máquinas, porque la gente que iba al pasto, jadeando y tirando y haciendo cortes, al lado de la tierra, turba lo que sea, pero donde había rocas no, y adonde había chorrillo había que pasarlos, o sea ya cantarillas. Así que como ellos iban haciendo ahí, eran como 40 y tantos, cuadrillas de a diez, y carpas había afuera, de esas carpas grandes que usan los militares, donde entran veinticinco y tantos. Así que me fui allá, y me dice él, Héctor, que es finado igual, me dice ellos los muchachos que son carpinteros, preguntale si son buenos para la bruta hacha, porque arriba hay que hacer todos los tablones a hacha. Y al mismo tiempo dice, hay otro que esta con las tropillas y animales cinchadores, porque toda la madera esa que, los tablones donde labran van a ser sacados con caballos. Y hay dos ahí en eso. Así que le pregunté y me dijeron si no otros sabemos laborar con hacha. Yo le dije con hilo o así nomás, yo le dije no, mejor va a ser con hilo. Así que me fui en la misma cuadrilla con otros, porque una cuadrilla ahí, habían dos cuadrillas de 20 cada cuadrilla. Y nosotros llevamos una carpa chica y comíamos en una gamela con los otros. Así que empezamos a labrar tablón y donde había que hacer cantarillas, eso si que la misma que la máquina haciendo los paleros esos iban haciendo, donde había que hacer una cantarilla, ellos mismos ya han hecho la zanja, Era llegar y sin talar nomás, pero había que llevar toda la madera. Nosotros íbamos haciéndolos, cortando la madera en el monte, labrándolo y trayéndolo y hacer las cantarillas. Pero 5 con eso, con eso y dos gauchos, 7, bueno, ellos eran los que cinchaban la madera, porque ellos eran los que trabajaban con los caballos.
- ¿Se acuerda el nombre de alguna de esa gente que lo acompañó?
-Este, un muchacho era Aguilar, de esos de a caballo. Y de los carpinteros no me acuerdo. Esos vinieron, trabajaron la temporada nomás y se fueron.
- ¿Y Usted siguió trabajando con Vialidad?
- Si.
- ¿En muchos lugares?
- Si, porque yo, después cuando termino la temporada ya, cuando vino la nevazón, la lluvia,,, bajamos al pueblo, y el jefe que vino, Héctor Rouco, no me quiso…De 120 que vinimos, quedamos 4 nada más. Los otros que trabajaban la temporada nomás y después ya se iban, le daban la baja y después les recibían en septiembre de vuelta. En invierno, de vialidad no quedaba nadie. Quedaba la pura gente de planta que le llamaban, nada más. Pero esos, los que estaban efectivos. Pero gente nueva así, no. Me quedé yo, un maquinista, no, dos maquinistas y dos topadorcistas, ¡ah!, y un mecánico, que eran de Punta Arenas.

No hay comentarios: