En el único número que se publicara de la revista Mirador Fueguino, se publicaba esta relación
periodística vinculada a un barrio “privado” de la ciudad. Allá al poniente el
Barrio Danés, nacido de la compra de terrenos a los vecinos DAnilo Havelka y NEStor Monti. La
situación, así como se contaba no era mejor por ser privado de lo que sería en
otros lugares de la ciudad donde la misma crecía ganando tierras a espacios
fiscales.
Estuvimos charlando con algunos habitantes del Barrio Danés
de nuestra ciudad. Ellos nos contaban un poco la historia del lugar y las
dificultades que tuvieron y tiene actualmente. Este es el resumen de lo
dialogado.
El barrio nació allá por 1986,, cuando comenzaron a venderse
los lotes. En ese entonces esto no era más que campo abierto, con la casilla de
los chicos que se encargaban de mantener la señalización, casilla que más de
una vez se dio vuelta debido al viento. Poco a poco fueron llegando los
primeros habitantes, a los que podríamos definir como verdaderos héroes, dadas las condiciones en que se
arriesgaba a instalarse aquí.
Todavía no se sabe por qué, pero lo cierto es que las obras
de agua, cloacas y gas prometidas para fines del ‘86 o enero/febrero del ‘87
recién se comenzaron a ver, en el caso de agua y cloacas, en abril/mayo ’87 y
las de gas, si se quiere las más necesarias, recién se habilitaron en
enero/febrero del ’88. Esto es importante destacarlo, ya que aquí se trata de
un barrio particular, existiendo en los contratos de compra-venta una cláusula
con el compromiso de entrega de los servicios. En cuanto a la luz, por suerte
existían tableros de obra, y en ese sentido la Cooperativa fue rápida, ya que
pronto se pudo contar con las primeras bajadas particulares.
Los inviernos del ’87 y del ’88 fueron muy duros. Sólo
aquellos que lo vivieron pueden saber lo que es pasar un invierno, o dos, sin
gas, dependiendo de un cilindro de 45 Kg., que a veces se terminaba en un
sábado o domingo, obligando a estar hasta el lunes sin ellos, gastando fortunas
en electricidad y a pesar de todo ver como se formaba una capa de hielo del
lado de adentro de los vidrios.
Por suerte, estas cosas hoy fueron superadas. Pero dejan un
recuerdo difícil de olvidar en aquellos que lo vivieron: sobre todo por el
hecho de haberse sentido muchas veces estafados, toda vez que meditaban acerca
de las promesas a corto plazo de quienes comercializaban los lotes, y se caía
en la cuenta que no se cumplían.
El barrio necesita alumbrado público, de ser posible antes
del próximo invierno.
Esto es un pedido para aquellos que tienen poder para decidir
a qué barrio atender con prioridad y a cuáles dejar para después: que el Danés
sea tratado en igualdad de condiciones con todos los otros barrios de nuestra
ciudad. El hecho de haber podido adquirir los lotes no quiere decir que los que
allí habitan sean de condiciones económicas desahogadas. Muy por el contrario,
la mayoría accedió a ellos con grandes sacrificios, privándose de un montón de
cosas para poder pagar las cuotas, empujados muchas veces por las perspectivas
de crecimiento rápido que planteaban quienes vendían y, por sobre todo,
creyendo en Tierra del Fuego, detalle no tan necesario a la hora de recibir un
terreno fiscal de regalo, pero si importante cuando se trata de invertir lo que
bien se podía haber utilizado en la compra de un auto, o algunas comodidades
fáciles de trasladar en caso de verse “apurados” porque “la isla se hunde”.
También se hace un llamado por este medio para aquellos que
sean propietarios de terrenos desocupados (más del 50% a tres años de su
inicio), para que se hagan cargo de ponerlos en condiciones, por ejemplo
procediendo a su relleno y cercado, para terminar así con las lagunas internas
del barrio. Recuerden que esos lugares se constituyen en peligros latentes para
los niños que juegan en las cercanías, a la vez que afean la imagen de lo que
con el tiempo pretenden que sea un “barrio”.
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